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De la isla ‘pa’l’ mundo: Rels B enciende Palma con la noche más especial de su carrera

Reels B, en un momento de su actuación

Alberto Lliteras

Mallorca —
30 de junio de 2025 13:37 h

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Por un instante, Son Moix dejó de ser el sábado un estadio de fútbol. Las gradas se convirtieron en acantilados de fuego, las luces en luciérnagas desveladas, y los 20.000 asistentes a su concierto en una especie de tribu lunar que no aplaudía: rugía. Ese día, Rels B volvió a casa. No volvió solo; volvió con su isla; con su gente. Con su voz al desnudo y dos outfits, todo al blanco y todo al negro, con la mejor agua a sus pies, como reza una de sus canciones, hubo devoción vestida de miles de camisetas con la cara del cantante y otras de color rojo del RCD Mallorca, las que llevaba la marea humana que venera a @skinnyflakk, y un escenario deslumbrante con cortinas de humo blanco y chorros de fuego.

En una era de autotune y sonidos enlatados, el Flakk hizo lo que pocos se atreven a hacer: llevar una banda real, cantar en directo, vibrar sin red. A su tierra natal, el hijo pródigo no solo volvió, sino que la reescribió. Y lo hizo escudado por tres pantallas gigantes, que emitían el cartel de promo de su gira A New Star World Tour 2025, con letras negras sobre fondo blanco que evocaron en mí la imagen de un rótulo de sala de cine clásica, con el alma de quien ya no canta por cantar, sino de quien lo hace por sobrevivir a un público que lo adora; por estar ce-le-bran-do en mayúsculas ya que, literalmente, lo está, petando a decibelios, y por prometer y cumplir muchos sueños.

El rapero, en otro instante de su actuación en Son Moix
Rels B, en uno de los momentos álgidos de su actuación

“La noche más especial de mi carrera. Es un puto sueño cumplido”, gritaba el flaco el sábado. Y era verdad. El oriundo de Son Gotleu no dio un concierto, sino que vivió una coronación sobre un escenario con una lona de unos diez metros de alto con la bandera de las Islas Baleares. El mallorquín no fue uno más del trap, sino el abanderado de toda una tierra. Lo dijo el alcalde, Jaime Martínez, que lo nombró embajador de la ciudad y de la candidatura de Palma como Capital Europea de la Cultura 2031 y cuyo honor quedó en el concierto simbolizado con la entrega de una escultura sellada con el nombre de la ciudad. Y lo gritó el cantante: “De la isla pa’l mundo”.

Guiño a Bad Gyal y su Duro de verdad

Con todo, la velada arrancó horas antes del concierto fuera del estadio con un gran ambiente y barriles de cerveza que se ingerían a velocidad relámpago. A las 22 horas, la música se inició con un guiño a Bad Gyal y su Duro de verdad, un tema que parecía poseído por los miles de encubiertos dimonions del estadio, por tantísimos asistentes deseosos de reguetón y de ver al flaco.

Otro de los momentos de la actuación
Una seguidora durante el concierto, con la bandera balear

Tal vez fue un augurio: lo que vendría sería una misa pagana, una eucaristía de beats, una rave emocional. Vestido de blanco impoluto, Rels B lanzó un conjuro: “Sin público no hay show”. Y lo repitió con varios etcéteras. Porque estuvo, y está, hermanado con sus seguidores. Y allí estábamos todos. Yo con mi libreta, mi tote bag y Pedro Ferrer, mi cámara de referencia, en el foso, en la pista y bajo la bandera de Baleares ondeando como si fuese un corazón latiendo al ritmo de trap, soul, afrobeat y del último hijo musical de Rels B: la bachata. Realmente, por su fuerza, postura y vestimenta, el también compositor y productor musical me trasladó al Wembley de 1985, donde todos recordamos a un Freddie Mercury pletórico.

Rels B destapa una cápsula del tiempo

En pleno clímax del concierto, @skinnyflakk destapó una sorpresa: la nueva camiseta del Real Mallorca 2025/26, en la que pudimos leer la palabra Flakk y el número 93. Más que una prenda, una cápsula del tiempo que revivía la mítica temporada 2001/02, cuando el equipo de fútbol tocó la Champions con las yemas de los dedos. El rojo volvió a encender la piel, atravesado por una franja negra que rinde homenaje a una isla que nunca olvida sus hazañas.

Otro momento estelar fue compartido: Nely y sus compañeros de coro pusieron alma de gospel y de calle, en una mezcla digna de un tríptico entre el cante jondo, el soul y las raíces afroamericanas. Su Dilemma hizo levitar a la multitud.

Y de pronto, como sacado de una canción de amor con loop eterno, ocurrió algo: un chico con camiseta rosa le pidió matrimonio a su pareja. En pleno concierto, sí. Entre las luces, el humo, las miradas… No lo llegué a ver in situ, pero me lo enseñó minutos más tarde en vídeo Tomeu González, un buen amigo y devoto del cantante. Lo que generó el flaco…

Reels B, con la camiseta del RCD Mallorca

Rels B hizo temblar los asientos del estadio con Un rodeoooo. Dos amigos, Marc Vidal y Abraham Figueroba, que vivieron la experiencia en carne y alma, coincidieron exultantes: “Lo que genera Rels B es indescriptible”. Figueroba, primerizo en conciertos flakkeños y cuyo padre —dato glorioso— es el doble de Fito Cabrales, me confesó: “Es muy difícil expresar qué siento con lo que crea ya que es muchísimo”. Arancha Llabrés, por su parte, se aferró a a new star, la canción que cerró el show como una bengala emocional. “Cuando suena, siento muchas emociones buenas a la vez”, comentó, con los ojos brillantes.

Cómo romper escenografías, esquemas y decibelios

La emoción subía y bajaba como una ola imprevisible y con el objetivo de romper escenografías, esquemas y decibelios pasados. Con faz de emoción, Jaume Mas escuchó Lejos de ti, acaso conmovido al pensar en la bonita relación que parecía tener ahora con una joven del público y cuyo nombre mantendremos en el anonimato. Mientras, en Cómo dormiste, todo el público bailó con ese vaivén dulce, de cama deshecha y cuerpo aún presente.

Y cuando apareció Tienes el don, tras el vídeo de la Serra de Tramuntana—“que es nuestra”, reclamó el poeta del trap con voz firme—, supimos que esa canción no era solo un tema antiguo, sino la confianza que pone el artista a todo y a todos en su vida; una declaración de amor a su abuela, la misma que por primera vez lo escuchaba cantar en directo, aquí en Mallorca, su tierra natal. La misma a la que le dedicó durante la especial noche un “iaia, t’estim molt”, declaración que se quedó suspendida en el aire, como una lágrima que no se atreve a caer.

Fans expectantes frente al escenario

Y qué decir del momento en que Rels B se pasó al outfit negro. Oscuro, elegante, dueño de una escena. El de Palma estuvo acompañado de Lía Kali, RVFV, Dellafuente y del alma del estadio. Sonó Buenos genes, luego Love it y se apaga // me apago, precedida de una confesión que partió corazones: “De todo se sale. Los problemas que guardas, se deben poder soltar”. También se escuchó Un verano en Mallorca y más.

Carlota Chillarón, que sigue al músico desde 2017, resumió todo en una sola frase: “No es solo música. Es el buen rollo que siempre te transmite su música”. Y Luis Morey, que lo ve como el “Sabina de barrio”, por la simbiosis de portento musical y origen, me comentó: “Lo que ocurrió no se olvida”.

Entre bambalinas, Nicole Betancur, esposa de Rels B, miraba a su rapero favorito con cara de emoción y admiración. En mayo la pareja se dio el sí quiero en la finca de Son Marroig, en una ceremonia preciosa orquestada por otra buena amiga y exquisita wedding planner Elena del Valle. Así, el sábado Nicole no era la espectadora, sino la musa.

Seguidores que estuvieron presentes en el concierto

Lo que vino después fue un estallido, literal, de fuegos artificiales que reventó el cielo mallorquín. Y es que el rapero, su eco, lo dejó claro con su explosivo Te regalo, que me llevó a pensar en la importancia de las palabras del bueno de Tomeu González: “Me encantan los detalles de la vida”. Unos detalles que, en el césped de Son Moix, fueron promesas, pactos y besos sin miedo.

La música terminó con a new star y la certeza de que no asistimos a un concierto, sino a una epifanía.

En palabras del propio Rels B en Instagram: “Lo hicimos y fue inolvidable. Lo recordaré hermoso toda mi vida y lo contaré con orgullo sea cuando sea que me pregunten”.

Y nosotros también. Porque la estrella no solo brilló, sino que la isla entera se iluminó con ella.

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