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La inclusión laboral aporta valor añadido

Isaac Altable

El emprendimiento social está en plena plataforma de lanzamiento hacia un nuevo nivel. Por este espacio están apareciendo proyectos empresariales cada vez más diversos y más ambiciosos. Desde la ecología a la agricultura pasando por la arquitectura, la construcción y otras ideas aún más creativas. Las empresas que hacen de su dimensión social un motor de avance son cada vez más y cada vez copan más parcelas. Incluso las instituciones europeas y nacionales giran su atención hacia este sector como palanca de progreso.

Pero, tampoco es necesario para resaltar el buen momento que el emprendimiento comienza a atisbar, olvidar proyectos que fueron colocando los primeros ladrillos. O los ladrillos intermedios que el calendario tampoco es tan importante. En 1992, un centro de trabajo se puso a emplear en Barcelona a personas con trastorno mental severo en un sector delicado: medicamentos. DAU lo hizo. Y cuenta con la autorización como laboratorio farmacétucio fabricante. Anna, Marcos e Isabel son el equipo que lidera hoy en día el qué hacer de la empresa. DAU coloca en el proceso final de la producción de medicamentos u otros productos de cosmética o nutrición a personas que, de otra manera, estarían abonados a la tan temida exclusión social. Dan una aportación especial al tiempo que, según recuentan ellos mismos, consiguen un “precio muy ajustado en un mercado de lo más competitivo”. Lenguaje puramente empresarial con el fondo social palpable.

Así, el centro de trabajo es, ni más ni menos, que una factoría como la que se pudiera encontrar en otra localidad europea dedicada a este sector y con una plantilla de trabajadores capacitados, operativos y eficientes. Resultado: beneficio empresarial en una actividad necesaria para la sociedad. Beneficio social al integrar a componente de la sociedad con dificultades como iguales de esa misa comunidad.

DAU (potenciado por Momentum Project de BBVA y Esade) emplea a 38 personas con discapacidad encargadas de manipular los productos y hacer control de calidad. La empresa, además, hace con estas personas un servicio adicional: un programa de adaptación PRE laboral que “facilita la incorporación en la vida laboral, ayudándoles a recuperar la confianza”. Al fin y al cabo, el trastorno mental tiene una losa adherida que ancla en muchsa ocasiones a estas personas. Y, en efecto acumulado, las acaba convirtiendo en gente que se considera a sí mismas inútiles para realizar una labor productiva. . DAU “les vuelve a conectar con el mundo laboral y les conduce en ese tránsito tanto dentro del proyecto como en otras empresas”.

El año recién pasado, en el vigésimo aniversario de la empresa, se ha conseguido que las instalaciones fueran autorizadas y certificadas por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios para seguir avanzando en un proyecto que va poniendo adoquines en su camino. Anna Cohí insiste en la necesidad de crecer pero siempre con una perspectiva clara: plan de negocios que haga sostenible cualquier paso adelante. “Queremos iniciar la actividad de envasado ahora que ya tenemos todo lo necesario a punto: permisos, instalaciones, maquinaria, personal formado”, aseguran. Y desde ahí, y una vez afianzados, poder tomar más terreno y lanzarse a la propia producción a partir de materia prima de los cosméticos e incluso los medicamentos. Para poder conseguirlo, “antes llegaremos a la excelencia en el envasado”, aseguran. Una empresa que pinesa en el futuro.

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