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'Misiones pedagógicas' en Brasil para concienciar sobre el coronavirus ante la inacción de Bolsonaro

Periodistas, comunicadores y activistas combaten la desinformación en Salvador de Bahía, Brasil

Agência Pública

José Cícero da Silva —

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En los suburbios, favelas, cerros y zonas pobres de Brasil, donde viven casi 14 millones de personas, las instrucciones de prevención del Ministerio de Salud no son fáciles de cumplir. En estos territorios clasificados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística como “aglomeraciones irregulares”, los denominados comunicadores populares son esenciales.

Ante la ausencia de medidas del Gobierno Federal dirigidas hacia las favelas, y mientras el presidente Bolsonaro ha respondido con un “¿y qué? ¿qué quieren que haga?” al alarmante repunte de muertes, hablamos con “comunicadores populares” en cinco capitales del país: Belém, Salvador, Pernambuco, São Paulo y Río de Janeiro, que se organizan para luchar contra la pandemia.

Un podcast en las zonas pobres de São Paulo

“La comunicación en los suburbios de Brasil es un tema muy complejo”, señala Ronaldo Mattos, comunicador y miembro del proyecto Desenrola e Não Me Enrola, que reúne a comunicadores de los suburbios de São Paulo, la ciudad que es el epicentro de la Covid-19 en el país. “Si pensamos en los habitantes de São Paulo, pensamos en grupos poblaciones, distritos, aglomeraciones. Cuando hablamos de las favelas de Río, se trata de otro grupo demográfico. Si hablamos del noreste, es un lugar aún más distinto. Los comunicadores, nos enfrentamos a las complejidades de los territorios al organizarnos nacionalmente”.

Para combatir las noticias falsas, dar consejos de prevención y actualizar las medidas gubernamentales, Mattos se unió a la periodista Gisele Brito y al comunicador Tony Marlon de los proyectos Periferia em Movimento y Alma Preta. Juntos, comenzaron a producir el podcast Pandemia Sem Neurose (pandemia sin neurosis).

“Pensamos en un podcast corto, de 2 a 3 minutos, al que las personas no tuvieran que dedicar mucho tiempo, que se cargara rápido en el teléfono, no ocupara espacio en la memoria del dispositivo y se pudiera reproducir a mayor escala”, explica Ronaldo. “Ha tenido mucho éxito. Hemos recibido comentarios de personas mayores, de personas que viven en regiones completamente diferentes. Desde la zona sur hasta el extremo norte”, asegura.

Hablar a los suburbios y no sobre los suburbios representa para Ronaldo un “problema de estructuración”.  “De no ser así, informar en las aglomeraciones irregulares se convierte en un producto puramente periodístico”, afirma. “Independientemente de si vives en una zona popular o no, vas a producir contenido sobre esos territorios y es algo que tiene un gran valor. Pero, si esa información no termina en manos de quienes la necesitan, ¿cuál es el valor público de ese reportaje? ¿De ese contenido periodístico? ”, se pregunta.

“La información debe poder usarse para que debatan los ancianos,  los jóvenes que van a fiestas porque todavía no entienden la gravedad del virus y las posibilidades de contagio. Entonces, la gente prestará atención a todo esto”, explica.

En São Paulo, se están llevando a cabo otras acciones en las dos favelas más grandes del estado. En Heliópolis, União de Núcleos y Asociaciones de Residentes (UNAS) han estado promoviendo campañas para recolectar alimentos y productos de higiene. También se hizo recientemente una encuesta on-line sin precedentes sobre el impacto del coronavirus en las favelas. De los 653 formularios respondidos, sobresalen los datos relativos a la situación económica: “el 68 % de las familias de Heliópolis ya han experimentado pérdidas en sus ingresos mensuales desde que se adoptaron las medidas de aislamiento, y dentro de estas el 19 % dice no tener más ingresos”.

En Paraisópolis, União dos Moradores creó comités con líderes vecinales. Según el presidente de la asociación, Gilson Rodrigues, “identificamos 420 líderes que se ofrecieron como voluntarios y supervisarán una media 50 hogares. La idea es cubrir 21.000 hogares y llegar a la población de 100.000 habitantes que viven en las favelas”, explica.

Desmontando noticias falsas en los suburbios de Belém

“Se tomó la decisión de cerrar las calles para reclamar el derecho al agua. ¿Por qué no está llegando agua? Cuando llega el agua, es muy amarilla”, dice un residente del barrio Terra Firme, en las afueras de Belém, Pará, que cuenta con 60.000 habitantes.

Una estudiante, Izabela Chaves, de 25 años, residente local y comunicadora popular graba la escena. El brote de coronavirus fue el desencadenante de una protesta el 18 de marzo, en la que se cerró una avenida con barracones hechos con palos, muebles muebles y neumáticos. “Les preocupaba ir a trabajar, bañarse y hacer lo básico”, dice Izabela. La joven estudiante de cine y audiovisuales forma parte del colectivo Tela Firme, que se centra en la producción audiovisual y la formación de jóvenes de las afueras de Belém.

El colectivo se unió al Laboratorio de Jóvenes Comunicadores de la periferia de Belém, que se formó a contrarreloj el 22 de marzo, con el objetivo de supervisar los contenidos oficiales y  mostrar pautas y denuncias de los suburbios durante pandemia. Principalmente, desmienten las noticias falsas e informan sobre la realidad local.

La profesora Lilia Melo, coordinadora del proyecto Cine Clube TF (parte de la coalición), destaca la importancia quienes informan en los suburbios durante la pandemia. “Con el tema del coronavirus, aprovechamos nuestra red para poder brindar orientación sobre cómo prevenir y combatir el virus utilizando un lenguaje para el público joven. Nos dimos cuenta de que aquí en el barrio, hay algunos jóvenes que todavía no están conscientes de la gravedad del asunto. Dentro de su realidad y las dificultades que enfrentan, terminan ridiculizando algunas recomendaciones del gobierno federal y estatal, ya que no se ajustan a la realidad de los suburbios”, señala Lilia.

Adecuar el lenguaje también es clave para la cineasta de los suburbios Yane Mendes, quien decidió adaptar la información proporcionada por el Ministerio de Salud y dirigirla a los aproximadamente 2.500 residentes del barrio marginal de Totó, en Recife, Pernambuco. Ella misma fue a buscar los carteles que informaban de las medidas para prevenir el coronavirus, molesta con la dejadez de los organismos municipales.

Sin embargo, en vista de que su contenido era técnico, institucional y protocolario, Yane redactó su propio comunicado y comenzó a pegarlo junto a los carteles creados por el Departamento de Salud, haciendo una especie de traducción del mensaje institucional. “La idea es transmitir el mensaje de forma directa, con pocas palabras, incluso de manera sencilla”, explica.

Yane afirma que la acción de pegar los carteles valió la pena, ya que algunos residentes que no la conocían comenzaron a buscarla para conocer las próximas intervenciones. También contactó con personas de otras comunidades para solicitar el material, enfatizando la importancia de usar un lenguaje directo para la población. Yane incluso ha creado un grupo de Whatsapp  personas interesadas en construir formas de comunicarse adcuadas al contexto donde viven.

En la periferia de Salvador se combate contra el pánico

La difusión de noticias falsas sobre el coronavirus también preocupa a Jefferson Borges, publicista, activista y fundador del portal NORDESTeuSOU. Borges vive en las afueras de Salvador de Bahía, en el barrio noreste de Amaralina. Las noticias falsas crean miedo entre los residentes, que no saben qué creer. “Hay muchas cadenas con mensajes y, a veces, informan de muertes Así que tenemos que verificar para no asustar a la comunidad”, relata.

En un intento por mitigar los impactos de estas noticias, el colectivo ha adoptado estrategias informativas para que los residentes conozcan la situación real.  Los miembros del proyecto comenzaron a distribuir folletos en algunos puntos muy transitados. El contenido, centrado en medidas preventivas, también se distribuye por mensajería instantánea y SMS. Además, un vehículo con altavoz circula proporcionando información durante 5 horas al día.

Informar sobre el coronavirus en Ciudad de Dios

Una comunidad en la que los comunicadores no tuvieron tiempo de combatir las noticias falsas fue Ciudad de Dios, una de las favelas más grandes del oeste de Río de Janeiro. El 22 de marzo, el Departamento de Salud Municipal confirmó el primer caso de contagio local. Para Ricardo Fernandes, actor y residente, “después del primer caso confirmado, la gente se dio cuenta de que realmente se trataba de algo grave, y lo que había en Europa, también estaba aquí. Y se evidenció un cambio en el comportamiento de los residentes”.

Ricardo forma parte de Frente CCD, una iniciativa de que une residentes, activistas, profesionales de la salud, colectivos e individuos y que surgió de la necesidad de reducir los efectos del coronavirus en la comunidad. “Ya había dos colectivos del CDD haciendo una campaña de donación de alimentos. Y luego creamos el Frente para expandir la campaña, para ir más allá de la donación y crear conciencia entre los residentes”, explica.

“Pero el objetivo final del Frente es reducir el impacto general del coronavirus. Ya no solo tenemos los problemas diarios comunes por ser un barrio marginal en Río de Janeiro: violencia, falta de saneamiento básico, falta de clases, falta de agua. Todos estos problemas siempre han estado en nuestra vida diaria. Con el coronavirus, todos ellos se han potencializado”, denuncia el comunicador y activista.

En otra comunidad, en el Complexo do Alemão, los comunicadores se organizaron para llevar a cabo su propia campaña de sensibilización. Crearon pancartas y boletines que pegaron en los postes, distribuyeron panfletos y tuvieron conversaciones frente a frente en las calles, llamando la atención sobre la importancia de tratar de evitar el coronavirus.

Sus acciones están teniendo impacto. El 26 de marzo, la Fundación Oswaldo Cruz, una institución pública y estratégica vinculada al Ministerio de Salud de Brasil, convocó una conferencia de prensa a través de YouTube solo para comunicadores populares de las favelas de Río de Janeiro. Sin embargo, otros estados estuvieron representados. Más de 100 personas participaron en la conferencia enviando preguntas.

Traducido por Mary Gómez

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