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El dictador de Turkmenistán hace de DJ en una fiesta de Nochevieja

El dictador de Turkmenistán, Gurbangulí Berdimujamédov, hace de DJ en una fiesta de Nochevieja

Álvaro García Hernández

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El dictador de Turkmenistán, Gurbangulí Berdimujamédov, ha celebrado el fin de año mostrando sus dotes como DJ en una fiesta de Nochevieja el pasado 30 de diciembre en el país asiático.

En un vídeo difundido por el el canal de YouTube Mukam, se puede ver como el dictador pincha varias canciones al mismo tiempo que va explicando cómo funciona la mesa de mezclas, cómo combinar canciones y añadir efectos, según recoge la agencia de noticias Akipress. En la sala, el líder turkmeno está rodeado por decenas de personas que bailan felizmente y aplauden sin complejos cualquier acción del dictador.

Pero esta no es la primera vez que se pudo ver a Berdimujamédov al frente de otra sesión musical. El pasado abril, cantó un rap para conmemorar el Día del Caballo. Según la web The Calvert Journal, la canción enumera los muchos atributos del potro del dictador, Rovach (que significa prosperidad en turcomano). El caballo, nacido el 1 de enero de 2019 supuso, un regalo de Año Nuevo para el país y un supuesto presagio de buena fortuna. El líder turcomano calificó el 2019 como “el año de Turkmenistán: tierra de prosperidad”.

En la actuación se puede ver como el dictador toca la guitarra, rapea y mezcla la música en el hipódromo de Ashgabat, la capital del país, rodeado por dignatarios turkmenos. La melodía proviene de un poema que escribió el propio Berdimujamédov, publicado en todos los medios del país dirigido a su potrillo Rovach.

Entre otras muchas actuaciones, en el verano de 2017, compuso una canción durante sus vacaciones en la ciudad de Awaza, en el mar Caspio. El dictador decidió presentar la canción acompañado de sus nietos. La canción, titulada Yashydda (lo recuerdo), no es solamente una canción veraniega del dictador, sino que, según recogieron los medios en su momento, fue el himno del equipo turkmeno para los Juegos Asiáticos de 2018.

Pero mientras Berdimujamédov asiste a carreras de caballos, canta y compone, o asiste al gimnasio, el país está sometido a un régimen de hermetismo y represión. Turkmenistán es una de las dictaduras más herméticas del mundo, y desde 2018 ocupa el primer puesto en el ránking de falta libertad de prensa -todos los periódicos utilizan portadas casi idénticas- y en la persecución de periodistas y opositores, amenazados y atacados incluso en el extranjero, superando incluso al régimen de Kim Jong-Un.

Pero la represión va más allá de la libertad de prensa, hay un férreo control a la población, semimilitarizada y viviendo en una situación, al filo de la pobreza. Turkmenistán posee el 10% de las reservas mundiales de gas, es el noveno productor mundial de algodón y extrae petróleo más que suficiente para su autoconsumo. Sin embargo, la caótica y caprichosa gestión sus dirigentes está conduciendo el país hacia el precipicio.

Frente a esta situación, la comunidad internacional se ha posicionado de perfil frente al régimen de Gurbangulí Berdimujamédov. Aunque los principales socios económicos son países de nulo, escaso o dudoso bagaje democrático, como China, Emiratos Árabes, Turquía y Rusia, Reino Unido mantiene desde hace siete años un foro permanente de cooperación económica o la UE tiene una sede diplomática en la capital turkmena.

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