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El coronavirus supera a Ecuador: cadáveres abandonados a 30 grados de temperatura en el epicentro del brote

Guayaquil: Cadáveres abandonados, alarma social y escasez de paracetamol

Tom Phillips / Blanca Moncada

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Hace tres días que Reynaldo Barrezueta murió en su casa de Guayaquil, la segunda ciudad más grande de Ecuador, pero su cuerpo sigue en la sala de estar, en un ataúd sobre el suelo. “Las autoridades nos están dejando morir”, dice su hijo, Eduardo Barrezueta, que lleva 72 horas suplicando a las autoridades que retiren el cadáver de su padre.

El de Eduardo Barrezueta no es el único caso. En los últimos días, el coronavirus ha entrado en Guayaquil con una fuerza arrasadora sobrecargando a las autoridades locales, a las funerarias y a los hospitales; y dejando en el camino a familias como la de Barrezueta frente a horrores impensables.

Las fotografías y los vídeos que se publican de esta ciudad costera en crisis parecen tomadas durante las secuelas de un desastre natural: cuerpos envueltos en sábanas fuera de las casas o tirados al borde de la carretera y familias desesperadas que piden ayuda después de haberse visto obligadas durante días a mantener a sus seres queridos en casa y con temperaturas superiores a los 30 grados.

“Los dejan en las calles, en las veredas, abandonados en sus casas”, escribió en Twitter Cynthia Viteri, la alcaldesa de la ciudad ahora en cuarentena tras dar positivo en las pruebas de Covid-19. “¿Qué está pasando en Guayaquil?”.

Trabajador ocasional de 33 años en el sur de Guayaquil y padre de dos hijos, Berrezueta está asistiendo en primera fila a una distopía que muchos temen sea el futuro próximo de otras ciudades latinoamericanas, a medida que el coronavirus acelera su paso por la región.

Su padre, de 57 años, cayó enfermo el 18 de marzo, a tres semanas del primer caso confirmado en el país y una semana después de que el presidente, Lenín Moreno, declarara la emergencia nacional.

Reynaldo Barrezueta sufrió dolores corporales y de cabeza durante cinco días. Luego pareció mejorar pero el jueves su estado empeoró, con una tos feroz por la que lo llevaron al hospital Monte Sinaí de Guayaquil, donde una radiografía de tórax mostró las señales de una neumonía causada por el Covid-19.

Barrezueta cuenta que los sanitarios les dijeron que no había espacio, que debían llevar a su padre de vuelta a casa y darle paracetamol. Alrededor de las 6 de la mañana del lunes se despertó con dolores en el pecho y dificultades para respirar antes de morir, delante de su familia, de lo que parece haber sido un ataque al corazón.

El jueves a la hora de almorzar han pasado más de tres días y su cuerpo sigue allí. Una bolsa negra de basura cubre el ataúd en un intento inútil de aislar el creciente hedor de la descomposición.

En un último intento por atraer la atención de las autoridades, el hijo de la víctima publicó un vídeo en redes sociales donde se lo ve con una mascarilla amarilla arrodillado junto al ataúd y rogando: “Por favor, estoy de rodillas pidiendo que vengan a ayudarme”.

Nadie lo ha hecho hasta ahora, con la morgue de Guayaquil supuestamente repleta y las personas encargadas de recoger los cadáveres incapaces de dar abasto debido a la gran cantidad de muertos.

El dueño de una funeraria local, Fernando Jiménez, dice haber cerrado su negocio por la imposibilidad de conseguir lugares para el entierro en el cementerio. “Había tanta demanda de emergencia que no llegábamos”, explica. “La situación está de verdad fuera de control”.

“La situación va a empeorar aún más”, según un reportaje publicado por el periódico local Expreso el jueves, cuando el gobierno de Ecuador anunció que se esperan 3.500 muertes en Guayaquil durante los próximos meses.

Hasta ahora, pocos países latinoamericanos han resultado más afectados por el coronavirus que Ecuador. Y dentro del país, ningún lugar ha sido más afectado que Guayaquil, donde se registran casi la mitad de los 3.163 casos confirmados de la nación.

Una de las explicaciones, dicen los expertos, es la intensidad del tráfico aéreo entre Ecuador y España, donde después de Italia hay más muertes por coronavirus y donde viven más de 400.000 emigrantes ecuatorianos.

El primer caso de Covid-19 registrado en Ecuador fue el de una mujer de 71 años que voló a Guayaquil desde Madrid a mediados de febrero y murió allí el 13 de marzo.

Aunque el gobierno rechaza la acusación, también existe la sospecha de que no impuso y aplicó medidas eficaces de cuarentena lo suficientemente rápido.

La difícil situación que atraviesa la ciudad ecuatoriana ha conmocionado a una región en la que muchos sistemas de salud, ya frágiles, están preparándose para oleadas similares de pacientes y muertes.

“No es hora de dormir, es hora de prepararnos”, tuiteó esta semana el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, poniendo como ejemplo las calamidades que está sufriendo Guayaquil. “Dijeron que la pandemia no sería tan mala en América Latina porque estamos acostumbrados a la enfermedad, porque hace calor, porque nuestra población es joven”, dijo también Bukele, cuyas medidas anti coronavirus están entre las más rápidas y estrictas de la región. “Pero miren lo que está pasando en Ecuador”.

El sitio mexicano de noticias Pie de Página advirtió: “Para el resto del mundo, Guayaquil es una pesadilla que puede pasar”. Para Barrezueta y su esposa de 30 años, Katiuska Castro, el coronavirus es un calvario por el que aún están pasando. Sentado este jueves con el cadáver de su padre en casa, Barrezueta dice que el duelo tendrá que esperar.

“Por supuesto, es una gran pérdida, es mi padre, nos sentimos muy mal, pero ahora mismo somos nosotros los que nos estamos enfermando. Tenemos todos los síntomas... diarrea, fiebre... dolores musculares. Y no podemos ir al hospital porque si vas al hospital te contagias más y de todos modos no te curan”.

“Lleva tres días aquí en la sala y mi familia se está contagiando”, se queja Barrezueta, que mandó a sus hijos de dos y cuatro años a casa de unos familiares para alejarlos del peligro.

En Ecuador, el número oficial de muertes por coronavirus asciende a 120, de las que 82 se han producido en la provincia del Guayas, cuya capital es Guayaquil.

Barrezueta, como muchos en la zona, sospecha que la cifra real es mucho peor. “Estamos pasando por una situación muy difícil en este momento”, dice. “El presidente no aparece, se está escondiendo, no sabemos dónde está. No tenemos alcalde ni gobernador. No tenemos nada”.

“Esto es un caos. Nadie nos ayuda. Tenemos miedo”, añade Barrezueta más tarde en un mensaje de WhatsApp. “Por favor. Necesitamos ayuda. Nos estamos muriendo y nadie está haciendo nada”.

Traducción: Francisco de Zárate.

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