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Milei entierra su promesa de combatir a la 'casta' argentina colocando a exministros de Macri en puestos clave

El presidente electo de Argentina, Javier Milei, a su llegada al cementerio judío de Montefiore en Springfield Gardens en Queens, Nueva York, este lunes.

Sebastián Lacunza

Buenos Aires —

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El tránsito hacia la presidencia argentina de Javier Milei, desde su victoria en la segunda vuelta del 19 de noviembre, ha estado marcado por la falta de coordinación y una evidente improvisación que han llevado al ultraderechista a archivar prematuramente algunas de sus banderas de campaña.

A poco más de una semana del 10 de diciembre, día del comienzo del mandato, el baile de nombres para integrar el gabinete no se detiene. Media docena de personas que habían sido oficialmente designadas en puestos clave dejaron de estarlo en cuestión de horas. Distanciamientos han salido a la superficie de manera anticipada, como con la vicepresidenta negacionista Victoria Villarruel, lo que refuerza el ensimismamiento de Milei sobre el núcleo básico en el que reina su hermana, la extarotista Karina Milei.

Ideas de todo tipo son lanzadas al vuelo, algunas de las cuales implican cambios estructurales que supondrían una fuerza legislativa sólida de la que carece La Libertad Avanza, el partido de Milei. Los esbozos, como una ley “ómnibus” para una reestructuración total del Estado y la derogación de cientos de regulaciones que sería presentada el 11 de diciembre, necesitarían de una ingeniería legal compleja; otros solo serían posibles con un cambio de la Constitución. Milei ni siquiera nombró a la persona encargada de la secretaría legal y técnica de la Presidencia, quien debería ser de su máxima confianza porque redacta los decretos, reglamentaciones, proyectos de ley y leyes que firma el jefe de Estado.

Sin dolarización, pero con “casta”

Milei construyó su proyecto presidencial sobre dos pilares: la dolarización, como receta para dejar atrás la inflación, y el combate contra “la casta”, en referencia a los dirigentes políticos, sindicales y sociales tradicionales. Ambos pilares parecen haber quedado en el olvido.

La eliminación del peso como moneda nacional y su reemplazo por el dólar, un extremo controvertido que alarma al mundo empresarial y financiero, era “innegociable”, dijo Milei en numerosas oportunidades. Comenzaría de inmediato con el levantamiento de las restricciones para acceder al tipo de cambio oficial, aun a costa de una maxidevaluación descontrolada. “Cuanto más alto esté el dólar, más fácil es dolarizar”, llegó a decir el ultra en octubre pasado, lo que no hizo más que disparar los precios.

El proyecto de dolarización fue postergado hasta nuevo aviso. Cuatro días después de la segunda vuelta, Milei despidió a la alma mater de esa aventura, Emilio Ocampo. Este economista ultraliberal, autor del libro Dolarización: una solución para la Argentina, había sido anunciado como el último presidente del Banco Central, porque luego lo cerraría o, en términos de Milei, le “prendería fuego”.

La salida de Ocampo coincidió con la llegada al Hotel Libertador –en el que se aloja Milei– de Luis “Toto” Caputo, el “Messi de las finanzas”, un título que le otorgó el Gobierno de Mauricio Macri años atrás. Este egresado de la Universidad de Buenos Aires y experto en trading financiero será, casi con seguridad, el ministro de Economía. La jefatura del Banco Central, el puesto que dejó libre Ocampo, tuvo un sustituto que renunció por Twitter a las 48 horas de surgido el rumor desde las filas de La Libertad Avanza. Por ahora, el 'pirómano' del Banco Central es una incógnita.

Caputo fue secretario y ministro de Finanzas del Gobierno de Macri desde diciembre de 2015 a mediados de 2018. Como tal, fue el artífice del endeudamiento con bonistas extranjeros y, finalmente, con el FMI. Fue una montaña rusa de toma de deuda externa de la que no había antecedentes en la historia argentina. El préstamo por 44.500 millones de dólares es hasta la fecha el más voluminoso otorgado por el organismo multilateral a un país y un lastre del que la economía argentina no se puede desprender. En cierta medida, la incapacidad del Gobierno de Alberto Fernández de pasar la página de la deuda de Macri explica la derrota del peronismo en las elecciones presidenciales que ganó Milei.

El currículum de Caputo

Antes de su paso por la función pública, Caputo había trabajado en los bancos JP Morgan y Deutsche Bank. También creó su propio fondo de inversión, Axis. La filtración global de los Papeles del Paraíso trajo a la superficie su participación accionarial en la sociedad offshore Noctua, con sede en Miami y Delaware.

Caputo fue uno de los muchos que dieron el salto desde el mundo privado a una silla estatal durante el período del conservador Macri. Ese paso le valió varios frentes judiciales que siguen abiertos, por la sociedad offshore no declarada, inversiones del fondo estatal de pensiones en beneficio de su propia empresa Axis y el préstamo del FMI denunciado como fraudulento. Como todas las causas que involucran a Macri o sus exfuncionarios, los expedientes están paralizados en juzgados federales.  

Desde 2019, muchos de los miembros del Gobierno de Macri volvieron a sus negocios y Caputo fue uno de ellos. Su apellido, sin embargo, no abandonó los titulares, tanto por el peso omnipresente de la deuda como por el hecho de que su hermana Rossana Caputo surgió como presunta financiadora de uno de los jóvenes ultraderechistas que irrumpieron en los últimos años con amenazas de asesinar a kirchneristas y manifestaciones violentas. Uno de ellos apretó dos veces el gatillo de un arma a centímetros del rostro de Cristina Fernández de Kirchner el 30 de septiembre de 2022.

En el plano programático, la llegada de Caputo significa que Milei optará por la toma de deuda externa, una hipótesis que el presidente electo había descartado cuando era candidato y le había llevado a cuestionar al economista con sus improperios habituales. Ahora, todo son rosas para su presunto ministro.

La excusa para una nueva aventura de deuda en dólares con jurisdicción en Nueva York es desarmar la montaña de letras de liquidación (LELIQ) del Banco Central, instrumentos en pesos que respaldan los depósitos bancarios de empresas y ahorradores argentinos. Como sobran los pesos y éstos acumulan intereses, el Banco Central emite estas letras –instrumentos intransferibles de deuda– a una tasa mayor que la que reciben los depositantes, con el fin de respaldar a los bancos. Esos instrumentos suman hoy 23,8 billones de pesos (65.000 millones de dólares).

Economistas de diversas procedencias, incluidos ultraliberales, como el también desplazado jefe de asesores de Milei, Carlos Rodríguez, califican como innecesaria y hasta fraudulenta la toma de deuda en dólares para cubrir pesos de las LELIQ que se licuarían por sí solos si se instrumenta un plan de ajuste y estabilización que logre contener la inflación. No obstante, las opiniones al respecto son variadas.

Al futuro ministro, varios de sus colegas lo desmerecen por un supuesto vuelo bajo porque, según dicen, apenas es un trader de las finanzas, sin bagaje para afrontar un programa macroeconómico serio. Para reforzar ese aspecto, Milei designó como segundo en Economía a Joaquín Cottani, un economista con más quilates que fue funcionario del peronista conservador Carlos Menem en la década de 1990.

El 'dream team' de Milei

Caputo remite a Macri. La alianza de este expresidente con Milei es uno de los factores que arrastraron al ultraderechista a un pantano en las designaciones.

Macri reclama plazas para los suyos, pero su coalición, Juntos por el Cambio, quedó en estado asambleario luego de que su candidata presidencial, Patricia Bullrich, quedara tercera en la primera vuelta del 22 de octubre. Bullrich, radicalizada a la derecha, encabezó con Macri el desembarco en filas de Milei, maniobra que contribuyó a la victoria del extremista en la segunda vuelta. Pero esa sintonía también se rompió y el expresidente y su exministra ahora se enfrentan. Bullrich obtuvo premio al repetir como ministra de Seguridad –ya lo fue con Macri–, un puesto en el que podrá respaldar a policías y gendarmes que cometen ejecuciones de “gatillo fácil”, como ha hecho previamente –como ministra y candidata presidencial–.

El presidente electo se apoya sobre exejecutivos y contratistas de la empresa en la que trabajó 13 años, Corporación América, con intereses en aeropuertos, petróleo y construcciones. De ese mundo proceden los pocos nombramientos firmes en sus puestos, como el futuro jefe de gabinete, Nicolás Pose; el ministro del Interior, Guillermo Francos; el de Infraestructura, Guillermo Ferraro; y el de Justicia, Mariano Cuneo Libarona.

El autodenominado “padre” de cuatro perros y el espíritu de un quinto también se recostó sobre los empresarios Werthein (telecomunicaciones, agro, medios), a uno de los cuales designó como embajador en Estados Unidos tras haber viajado en su avión personal a Nueva York y Washington a comienzos de esta semana.

Otro de los efectos colaterales de las pujas en Juntos por el Cambio y la falta de personal en las filas de Milei es que están vacantes la presidencia alterna del Senado y la jefatura de la Cámara de Diputados, que siguen en la sucesión institucional al presidente y la vicepresidenta. Los bloques peronistas tendrían la potestad de designar a dos de los suyos, porque son la primera minoría en ambas cámaras, pero concederán el nombramiento a La Libertad Avanza, que solo tiene siete senadores sobre 72 y 38 diputados sobre 257.

El presidente electo explora variantes entre peronistas de derechas, Macri tiene sus preferidos, las facciones de Juntos por el Cambio maniobran por su lado y los nóveles legisladores de La Libertad Avanza reclaman no ser ninguneados. La versión más firme indica que el elegido para Diputados sería Martín Menem, sobrino del expresidente derechista. El peronismo, todavía en estado de estupor por la derrota, observa.

El dream team de Milei suma nombres que despiertan preocupación en organismos de derechos humanos. María Eleonora Urrutia fue nombrada para la transición en temas de Educación. Está casada con Hernán Büchi, ministro de Economía de Chile bajo la dictadura de Augusto Pinochet y candidato a presidente en ese último año. Es admiradora tanto de Pinochet como del dictador argentino Jorge Rafael Videla.

Para la procuración del Tesoro (jefatura de los abogados del Estado), el presidente ultra apeló a Rodolfo Barra. Se trata de un exministro de Justicia y exjuez de la Corte Suprema designado por Menem. Barra tiene en su haber el hecho de haber sido nazi en su juventud, pero después se arrepintió.

Milei se da baños de realidad y los ejecuta a su modo. Por ahora transcurre un idilio con los canales televisivos de La Nación, América 24 y TN (del Grupo Clarín), lo que también determina el fin de su efímera ofensiva contra los medios tradicionales, a los que acusaba de “ensobrados” (con sobornos) en algún momento tenso de la campaña.

Algunos casilleros de puestos inferiores fueron cedidos por Milei a influencers, expertos en finanzas y periodistas que lo acompañaron en su etapa antisistema. El resto, lo importante, quedó para “la casta”.

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