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El polvorín después de la guerra: la derrota de ISIS aumenta las tensiones en frontera entre Turquía y los kurdos

Soldados del YPG celebran la victoria sobre ISIS en un acto organizado este jueves en Qamishly, ciudad fronteriza con Turquía. De fondo, una pancarta con la cara de Abdullah Ocalan, fundador del PKK.

Javier Biosca Azcoiti

Turquía comparte con Siria unos 800 kilómetros de frontera. Más de 400 de ellos controlados por las Fuerzas Democráticas de Siria (SDF, por sus siglas en inglés) una coalición apoyada por EEUU y dominada por lo que Turquía considera un grupo terrorista con el que lleva en guerra 40 años. Ahora, esa coalición acaba de derrotar a ISIS y el tenso equilibrio de fuerzas que ha sobrevivido los últimos años de guerra corre el riesgo de desmoronarse.

Con ISIS derrotado, EEUU, que actúa de intermediario entre las fuerzas kurdas y Turquía para evitar un enfrentamiento entre sus dos aliados (su socio más importante en Siria y la segunda potencia militar de la OTAN respectivamente), ha anunciado una retirada progresiva de Siria, aunque dejará sobre el terreno “un pequeño contingente” de los 2.000 soldados que tenía desplegados.

Al mismo tiempo, Turquía no quiere que las fuerzas kurdas consoliden su posición en la frontera y teme que la zona se convierta en un posible bastión terrorista. Por el contrario, las SDF tienen dos prioridades principales: que se respete su administración autónoma dentro de Siria y que sean ellos los encargados de la seguridad al este del río Éufrates.

Turquía lleva tiempo amenazando con una intervención militar contra las SDF, coalición dominada por las Unidades de Protección Popular (YPG) –cercanas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) turco, considerado organización terrorista por la UE, EEUU y Turquía–. Además, Turquía está en campaña electoral, lo que hace que se intensifique la retórica beligerante del Gobierno desde las tarimas de sus mitines.

“Nuestras preparaciones para Manbij y el este del Éufrates están listas. Tomaremos los pasos necesarios cuando llegue el momento de cumplir las órdenes de nuestro presidente”, afirmó en uno de esos mítines el ministro de Defensa, Hulusi Akar, el mes pasado. “Destrozaremos la estructura terrorista al este del río Éufrates”, afirmó Erdogan meses antes.

El comandante en jefe de las SDF, Mazlum Kobane, ha respondido a estas amenazas en una entrevista con Al-Monitor: “Una intervención de este tipo desencadenaría una gran guerra. De hecho, desencadenaría la segunda gran guerra en Siria. Eso es lo que decimos y lo que creemos. Y estamos preparados para ella”. Kobane, cuyo nombre real es Ferhat Abdi Sahin, es un antiguo combatiente del PKK, seguidor de Abdullah Ocalan (líder de esta formación y condenado a cadena perpetua en Turquía) y está incluido en la lista de terroristas más buscados de Turquía. Es decir, el comandante en jefe del principal aliado de EEUU en Siria es un antiguo combatiente de lo que EEUU, Europa y Turquía consideran una organización terrorista. Ese es el frágil equilibrio que, con ISIS derrotado, puede romperse.

Ilhan Ahmed, copresidenta del Consejo Democrático de Siria –brazo político de las SDF– cuenta a eldiario.es que su problema con Turquía no es un asunto de miedo, sino que se trata de “un Estado que tiene un odio histórico hacia el pueblo kurdo”. “Es un problema estructural en el sistema político turco y hemos tenido experiencias dolorosas y terribles durante décadas, incluso siglos, con los diferentes regímenes en Turquía y su brutalidad”, señala Ahmed. Cuando se le pregunta sobre sus vínculos con el PKK, Ahmed responde: “En lugar de preguntar sobre los vínculos con el PKK, tenemos que saber y abordar las causas del nacimiento del PKK”.

En la mente de todos ellos está Afrin. Turquía lanzó una operación militar sobre esta ciudad controlada por fuerzas kurdas en enero de 2018. Desde entonces se ha acusado a Turquía y a sus aliados de violaciones de derechos humanos y de intentar forzar un cambio en la composición étnica de la ciudad. De acuerdo con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, “con el final de la operación turca Rama de Olivo, las detenciones arbitrarias y el pillaje se generalizaron”. El informe, fechado el 31 de enero de 2019, habla de “apropiación de propiedades” y denuncia la ausencia del “Estado de derecho” y la presencia de diferentes grupos armados.

Las fuerzas kurdas creen que la presencia de soldados estadounidenses en la zona puede disuadir a Turquía de llevar a cabo una intervención militar y por eso aplauden su decisión de dejar algunos militares sobre el terreno. Aunque no han especificado el número, algunas informaciones mencionan una cifra de 400 soldados. “La experiencia de Afrin y las prácticas inhumanas han aclarado a los estadounidenses y al resto del mundo que un ataque turco en la zona al este del río Éufrates sería un gran desastre humanitario del que todo el mundo sufriría”, señala Ahmed.

La ausencia más notable del proceso político

La guerra en Siria está acabando y los actores con influencia en el terreno miran ya al proceso político de posguerra en el cual hay una ausencia notable: las SDF, que es el segundo actor que más territorio controla en Siria después del gobierno de Asad.

En este contexto, los intentos de EEUU de tranquilizar a Turquía inquietan a los kurdos y viceversa. El comandante en jefe de las SDF denuncia que EEUU no se está comprometiendo políticamente con ellos. “Debido al veto de Turquía, se nos está excluyendo de todas las conversaciones. Esto está mal y Estados Unidos tiene una responsabilidad con nosotros a este respecto. Si EEUU realmente quisiese, podría presionar para incluirnos en las negociaciones”, afirmó en la entrevista el comandante en jefe de las SDF.

Esta semana, el representante especial de EEUU para Siria, James Jeffrey, ha anunciado sus intenciones respecto a la tensión entre las SDF y Turquía. “Respecto a los kurdos, en lo que estamos trabajando con Turquía es en tener una zona segura de alguna extensión junto a la frontera turca donde no habría fuerzas del YPG porque a Turquía le inquieta el YPG y sus vínculos con el PKK. Lo entendemos, pero queremos que nadie trate mal a nuestros socios de las SDF, algunos de los cuales son kurdos”. Sin embargo, Erdogan afirmó en febrero que todavía no había recibido un “plan satisfactorio” de EEUU respecto a esta zona segura y añadió: “Nuestra paciencia no es ilimitada”.

El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, ha reconocido que las SDF, aunque son el segundo actor que más territorio controla de Siria después del Gobierno, “hasta ahora no son parte del proceso político”. “Creo que esto podría convertirse en un desafío en el futuro, así que es importante que abordemos este tema de forma adecuada”, añadió.

“Somos parte de Siria y no nos queremos separar de Siria. Si queremos que haya una solución duradera para esta región, tiene que ser con Damasco. Las negociaciones con el régimen son inevitables”, indicó el comandante en jefe de las SDF.

“Nos hemos esforzado para lograr una solución política. Hemos sufrido de las políticas arbitrarias del régimen, pero hemos optado por los métodos pacíficos y el diálogo para resolver todos los asuntos espinosos. Estamos abiertos a cualquier diálogo” señala Ahmed.

Los kurdos han luchado su propia guerra en Siria. Con el apoyo de EEUU han derrotado a ISIS y se han hecho con el control de buena parte del país. Ahora quieren que su victoria militar se traduzca en progreso político (mantener su gobierno en un país descentralizado), pero Turquía, también aliado de EEUU –o más bien 'frenemy' (amigo-enemigo)– está dispuesto a impedirlo si no se cumplen sus exigencias. Mientras tanto, las fuerzas kurdas lo tienen claro: no aceptarán haber luchado para nada.

“Estamos defendiendo nuestra seguridad y la seguridad del mundo para evitar la llegada del terrorismo y lo estamos pagando con la sangre de nuestros hijos”, concluye Ahmed.

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