La presidenta de la Eurocámara logra colocar a su jefe de gabinete al frente de los 8.000 funcionarios de la institución
La presidenta del Parlamento Europeo, Roberto Metsola, ha conseguido colocar a su número dos como secretario general del Parlamento Europeo. Alessandro Chiocchetti, de Forza Italia, ex asesor de Silvio Berlusconi y Antonio Tajani –ex presidente del Parlamento Europeo y su hombre en Bruselas–, se pondrá al frente del puesto más poderoso de la administración, con más de 8.000 funcionarios a su cargo. Entre otros méritos de Chiocchetti se encuentra haber sido asistente del senador Marcello Dell'Utri, cofundador de Forza Italia, condenado a 7 años de prisión por sus vínculos con la mafia siciliana.
Chiocchetti ha ganado en la votación final a Jaume Duch, director general de Comunicaciones y portavoz del Parlamento Europeo –y el favorito de los socialistas españoles–; Leena Linnus –directora general de Infraestructuras–; y Agnieszka Walter-Drop, directora general de Logística e Interpretación. La victoria de Metsola se ha producido tras un pacto a puerta cerrada por el que populares, ultraconservadores y liberales han votado a favor junto, con dos de los cinco vicepresidentes socialistas. Mientras, La Izquierda y tres de los vicepresidentes socialistas se han abstenido. Sólo ha votado en contra la representante de los Verdes, la finlandesa Heidi Hautala.
El nombramiento, que supone rebajar el escalafón funcionarial necesario para acceder a ese cargo, se produce a dos semanas de las elecciones italianas en las que Forza Italia aspira a hacer primera ministra a la candidata de extrema derecha Giorgia Meloni, y con la oposición de única de verdes.
La presidenta de los socialistas europeos en la Eurocámara, Iratxe García, ha dicho: “Nuestro grupo no está de acuerdo con este procedimiento para nombrar al nuevo secretario general tal como se ha decidido en la reunión de la Mesa. Se trata de un procedimiento acelerado injustificado que daña gravemente la imagen de la institución, a pesar de que hay tiempo suficiente para reemplazar al actual secretario general hasta finales de año. Lamento profundamente que se haya rechazado nuestra propuesta de aplazamiento de esta decisión. El procedimiento acelerado no ha permitido organizar las audiencias adecuadas y garantizar la total transparencia con respecto al puesto más relevante de nuestra administración. Este Parlamento debería estar a la altura de sus resoluciones en lo que se refiere a la transparencia en las instituciones de la UE. En este sentido, me preocupa el daño que esta decisión puede causar a la imagen de la institución, la democracia interna y la credibilidad de esta casa hacia los ciudadanos”.
Metsola lleva meses maniobrando para coronar a su jefe de gabinete. Klaus Welle (CDU), secretario general saliente, llevaba siendo el demiurgo de la casa desde 2009. Tanto él como su segundo entonces, Freddy Drexler, saltaron fugazmente a la fama de la burbuja bruselense en 2011, cuando una trabajadora de la institución envió un mail a todas las cuentas de correo electrónico del Parlamento Europeo, más de 8.000, dirigido al “secretario general y a Freddy”.
En el mensaje, enviado el 1 de agosto de 2011, se denunciaba que se estaban produciendo ascensos a cambio de favores sexuales y les señalaba duramente tanto a Welle como a Drexler.
El escándalo fue doble en aquellos días. Primero, por el mensaje, que llegó a todos los buzones electrónicos del dominio del Parlamento. Y, segundo, porque los servicios informáticos se encargaron de borrarlo de todas las bandejas de entrada de la noche a la mañana.
A raíz de aquello, Drexler fue recolocado por Welle como jefe de los servicios jurídicos durante un breve periodo de tiempo –2012-2013–, hasta que posteriormente es enviado al puesto de jurisconsulto. Desde este puesto, firmó en mayo de 2019 el informe que negaba la posibilidad de que Carles Puigdemont pudiera ser eurodiputado, puesto que terminó ocupando tras la sentencia del TJUE de diciembre de ese año.
Welle, que ha tenido poder para colocar y recolocar, ascender y aparcar personal durante más de una década, también ha sido responsable en todos estos años de la construcción de un gran edificio para la sede del Parlamento Europeo en Luxemburgo, donde no se hace ninguna actividad parlamentaria, con un coste de más de 400 millones de euros. También, según fuentes parlamentarias, proyectó una reformar de un edificio de Bruselas, con una inversión semejante, al margen de que las fuentes también señalan un acuerdo entre el Gobierno francés y la presidencia del Parlamento Europeo para comprar otro edificio en Estrasburgo.
Metsola llegó hace nueve meses a la presidencia del Parlamento Europeo después del acuerdo entre populares, socialistas y liberales que revalidaba el de 2019 por el que se hizo presidente de la Eurocámara David Sassoli (PD/S&D), recientemente fallecido. Y después, también, de la postrera retirada del ultraconservador polaco Kosma Złotowski (ECR, el grupo de Vox, que confirma haber votado a la candidata del PPE), lo cual le garantizaba una mayoría amplia de votos que, además, dibujó el siguiente reparto de las 14 vicepresidencias con minoría progresista, que son las que ahora han nombrado a Chiocchetti: tres para el PPE –que se queda con la presidencia–; cinco para los socialdemócratas; tres para Renew (liberales, el grupo de Ciudadanos); uno para ECR (el grupo de Vox); uno para los Verdes y uno para La Izquierda (el grupo de UP).
El pacto, sin embargo, no cuestionaba al poderoso secretario general en un contexto de retroceso electoral del PP en toda Europa.
Pero ahora el contexto es todavía más intrincado, cuando quedan 13 días para unas elecciones italianas que pueden suponer –según las encuestas– la coronación de Giorgia Meloni, líder de la extrema derecha italiana, justo 100 años después de la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini, gracias a su alianza electoral con la Lega de Matteo Salvini y la Forza Italia de Berlusconi, Tajani y el propio Chiocchetti.
Por eso se ha celebrado la elección este lunes 12 de septiembre, cuando la marcha de Welle no se produce hasta final de año, porque Metsola quería evitar la foto de propulsar a quien hace primera ministra de Italia a Meloni. Y para eso ha conseguido el apoyo de su grupo, el EPP y el de los ultraconservadores de ECR (el grupo de VOX), que por primera vez tiene un puesto en la Mesa del Parlamento Europeo –bureau– gracias al acuerdo con populares y liberales para hacer presidenta del Parlamento Europeo a Metsola. Pero también de los liberales, que en enero pasado lograron tres vicepresidencias y a los que se les ha prometido una vicesecretaría general de nueva creación.
Los socialistas, por su parte, se han dividido. Tres de los cinco representantes en la Mesa han votado abstención, en la línea del grupo, mientras que dos han votado a favor, la italiana Pina Picierno y la griega Eva Kaili.
Otra pata de la votación era el representante de La Izquierda, cuyo vicepresidente en la Mesa, el griego Dimitrios Papadimoulis (Syriza), se abstuvo, después de que se acordara crear una dirección general nueva, la de Asociaciones Parlamentarias para la Democracia, para la que parece muy bien colocada la secretaria general de La Izquierda, Sanna Lepola.
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