Rashida Tlaib, congresista palestina de EEUU: “Trump no tiene ningún plan para el pueblo estadounidense aparte de sembrar odio”
Rashida Tlaib (Detroit, 1976) es una abogada con raíces palestinas. Su madre nació en Beit Ur El Foka, cerca de Ramalá, en la Cisjordania ocupada, y su padre nació en Beit Hanina, un barrio de Jerusalén Este. Tlaib, además, se convirtió en 2019 en la primera persona de origen palestino en ocupar un escaño –por Michigan– en la Cámara de Representantes de EEUU. Junto con Ilhan Omar, son las dos únicas representantes musulmanas, de entre 435.
Miembro del DSA –Socialistas Democráticos de América–, la organización política participante del ecosistema del Partido Demócrata de la que también forman parte Zohran Mamdani y Alexandria Ocasio Cortez, por ejemplo, representa una de las voces más significativas del movimiento progresista de EEUU, sobre todo en la denuncia del genocidio israelí cometido en Gaza tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023.
Tlaib, además, está desempeñando un papel activo en el Congreso de EEUU para intentar frenar la escalada de Trump sobre Venezuela y un posible ataque militar directo.
Ante la situación que vive EEUU, la congresista por Michigan afirma: “Inshallah [ojalá, en árabe] tengamos una huelga general en EEUU, estoy a favor”.
En los últimos días, estamos viendo una escalada de la Presidencia de EEUU contra Venezuela y el Gobierno de Nicolás Maduro, y en estos días se va a votar en la Cámara de Representantes una resolución para evitar un ataque. ¿Qué cree que puede ocurrir?
Sí, hay un voto en el pleno de la Cámara porque el 70% de los estadounidenses se oponen a una acción militar en Venezuela. Estamos viendo cómo republicanos y demócratas están recibiendo presión de sus circunscripciones para que lo rechacen. Los estadounidenses están abrumadoramente hartos de las guerras, están hartos de guerras infinitas que consumen miles de millones de dólares y que causan muerte y destrucción en todo el mundo, mientras nunca hay dinero para sanidad, educación y todo lo demás.
Por eso soy cofirmante de la resolución de poderes de guerra que se va a votar esta semana para pedir el fin de cualquier hostilidad de EEUU contra Venezuela, así como de la campaña sin base legal de asesinatos de civiles en embarcaciones en el Caribe.
¿Cree que lo que hay detrás de toda esta presión es el derrocamiento del Gobierno venezolano?
Los estadounidenses no quieren una guerra de cambio de régimen en Venezuela. Es evidente, no sólo en mi distrito, sino también en los de mis colegas porque hay una gran mayoría de ciudadanos que se oponen. Nunca ves encuestas en las que se muestre tanta unidad de los estadounidenses en torno a una posición, diciendo: no queremos esto, queremos que se pare. Y por eso se vota esta resolución.
¿Echa de menos más reacción a los asesinatos extrajudiciales, el bloqueo a petroleros, el cierre del espacio aéreo, la presión añadida a Colombia?
El pueblo americano no es tonto. La gente sabe que las amenazas a Colombia son un claro intento de castigar a Gustavo Petro por plantarse ante EEUU. Lo saben. Además, Colombia ha hecho un trabajo importante de liderazgo en el grupo de La Haya en relación con el genocidio en Gaza.
Por todo ello, estamos haciendo todo lo que podemos para rechazar todos los intentos de la Administración Trump de acosar a los Gobiernos latinoamericanos para someterlos, como ocurre con los aranceles y Brasil por llevar a la justicia a [el expresidente Jair] Bolsonaro por un intento golpe de Estado.
Hay elecciones el próximo año y aquí, en el Congreso, puedes encontrar tanto a demócratas como a republicanos que te dirán que esto es tremendamente impopular en EEUU. No quieren que Trump haga algo tan increíblemente impopular en EEUU. Así que, a la gente que lea esto, les digo, por favor, el pueblo estadounidense no está con este presidente en este asunto, y este es uno de los pocos casos en los que podemos ver a los dos partidos juntos diciendo: no puedes escamotear al Congreso. Y estamos viendo presiones del presidente para no apoyar la resolución de poderes de guerra.
Pero creo que la presión en sus comunidades es fuerte. Y, de nuevo, el pueblo estadounidense está tomando conciencia sobre estos temas y se opone firmemente a que haya soldados estadounidenses sobre el terreno o a que se utilicen nuestros recursos o dinero para aumentar las hostilidades e ir a la guerra en Venezuela o en cualquier otro lugar.
Ha mencionado el genocidio en Gaza. Usted tiene raíces palestinas. ¿Cómo ve la aplicación del llamado alto el fuego en Gaza?
No hay alto el fuego.
Hay unos 400 palestinos muertos desde el anuncio.
El genocidio de Israel en Gaza no ha terminado. El Ejército israelí ha continuado matando palestinos casi cada día con total impunidad y financiado por EEUU.
¿Y qué opina del plan de Trump para Gaza, que incluso consiguió el respaldo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas?
No hablaron con los palestinos, con lo que para mí no es un plan. No sé quién lo redactó, pero definitivamente no había palestinos presentes.
¿Cree que aún es viable un Estado palestino o la solución de dos Estados?
Sé que crecí en la ciudad más hermosa y con mayor población negra del país, en Detroit. Y la segregación, la idea de separados pero iguales, no funcionó; no funcionó permitir el apartheid, permitir que un grupo de personas, basándose en su etnia y religión, tuviera derechos completamente diferentes a los de otras personas de diferentes religiones.
La etnia no es la forma de promover la paz ni la coexistencia. Por eso, quiero que la gente viva junta, como en los tiempos de mis abuelos, cuando nacieron, cuando cosechaban sus aceitunas junto a sus vecinos cristianos o judíos. Y no había diferencias. Todos eran un solo pueblo. Y muchos de mis colegas no comprenden del todo este concepto, que existe una comunidad originaria y personas que vivían allí.
No se trata de desarraigar a otras personas que han seguido considerando ese lugar su hogar, que han considerado el país su hogar durante más de 70 años, sino de la idea de que aquí, en nuestro país, la segregación y la separación de personas por el color de su piel, su religión o su etnia es algo que sigue provocando violencia. Y nadie está seguro en ese tipo de estructuras. Así que soy una persona que cree que todos deberíamos apoyar la coexistencia y la unión de las personas, sin basarnos en la religión o la etnia de nadie.
Ha hablado de segregación. Y recientemente hemos escuchado a Trump criticando a la comunidad somalí y a la representante Ilhan Omar. Y hemos visto cómo, durante el proceso electoral de Nueva York, Zohran Mamdani denunció la islamofobia en EEUU.
No sé cómo mi hermana Ilhan Omar ha sobrevivido a este tipo de ataques. Este es solo uno de tantos que he presenciado, dirigidos contra una refugiada africana, musulmana que usa hiyab y que solo quiere conseguir almuerzos gratuitos para los niños de su distrito.
Ella nos recuerda constantemente lo fuerte que es. Pero sé que debe doler y ser muy difícil que la persona más poderosa del mundo la mencione por su nombre y luego se refiera a su origen étnico y nacionalidad, como somalí-estadounidense. Imagino lo que debe sentir. Es una persona que siempre pregunta: '¿Cómo puedo ayudar? ¿Qué puedo hacer?'. Y me ha dicho: 'Rashida, sobreviví a la guerra de niña. Puedo sobrevivir a esto'.
El pueblo somalí es fuerte y hermoso. Y esta no es la primera vez que son atacados. Sí, fue por el presidente de Estados Unidos, pero han sufrido políticas racistas y discriminación en sus barrios y comunidades durante años. Si algo sé, es que se están uniendo y construyendo un frente mucho más fuerte y unido para resistir y superar el odio.
Y todo esto en un momento en el que el presidente de EEUU, una de las personas más poderosas del mundo, tiene como prioridad ir tras los migrantes, uno de los segmentos más vulnerables del país.
El presidente Trump no tiene ningún plan para el pueblo estadounidense, aparte de sembrar odio. Es decir, se postuló con la promesa de que iba a reducir los precios, que iba a solucionar todos estos problemas, y que Biden hizo esto y Biden hizo aquello. Dejemos eso de lado.
La verdad es que Trump no ha hecho nada de eso. ¿Qué tiene que ver criticar a Ilhan Omar o al pueblo somalí con que el pan, los huevos y la leche sean asequibles para mis vecinos mañana? Nada, porque no tiene ningún plan para reducir los precios ni para mejorar la vida de los estadounidenses.
Vivimos en el país más rico del mundo y la gente se está muriendo porque no puede pagar la atención médica. Y él quiere atacar a las personas negras y latinas. Quiere publicar las fotos de mis vecinos migrantes en la página de Instagram de la Casa Blanca, una por una, mostrando imágenes tras imágenes para criminalizar a todo un pueblo. Esa es su estrategia: dividirnos. Si acaso, está logrando que más estadounidenses que no comparten la fe de Ilhan Omar o que tienen diferentes orígenes étnicos se unan a las manifestaciones y protestas que veo en las calles.
No creo que a nivel nacional se le preste atención, no se ven en los medios de comunicación tradicionales, no lo cubren, pero está sucediendo semanalmente. Tengo otra manifestación este sábado, donde la gente sale de sus casas con un frío gélido para protestar contra Trump, no solo por lo que dijo sobre el pueblo somalí, sino por lo que realmente está haciendo a nuestros vecinos inmigrantes, lo que está haciendo a nuestra democracia, el hecho de que la gente tenga que llevar sus pasaportes en EEUU porque ahora es legal, según el Tribunal Supremo, que los agentes apliquen el perfil racial.
¿Qué lecciones creen que debe aprender el movimiento progresista en Estados Unidos de la victoria de Zohran Mamdani en Nueva York?
No hace falta ser musulmán ni socialista democrático para inspirarse con la victoria de Mamdani. Ha inspirado a toda la nación. El hecho de que un joven, que no pertenece a la religión mayoritaria [Mamdani es musulmán] de nuestro país, que además es migrante, haya logrado una participación récord en una ciudad que no había visto una afluencia de votantes similar... La gente debería detenerse un momento a reflexionar sobre lo espectacular que es esto, especialmente en un momento de oscuridad en nuestro país.
Demostró que personas como nosotras todavía podemos postularnos para cargos públicos, participar y hablar abiertamente sobre enfrentarnos a la clase multimillonaria, a quienes apoyan el genocidio, a quienes quieren mantener el statu quo para seguir enriqueciéndose, mientras que la gente ni siquiera puede pagar un billete de autobús en la ciudad de Nueva York.
Así que, lo que podemos aprender es que la gente realmente ve quién eres como persona cuando defiendes lo que es correcto. Y eso es algo inspirador.
Mis dos hijos, musulmanes, pudieron ver la campaña de Mamdani, no solo a través de las redes sociales, sino también su victoria y que la mayoría del pueblo estadounidense no apoya a Trump ni a sus grandes donantes que intentan impedir que Ilham [Omar], yo y muchos otros ganemos, y que podemos seguir ganando.
El pueblo estadounidense está con nosotros y no importa quiénes seamos ni cuál sea nuestra fe o etnia. Lo que importa es que defendamos lo que es correcto y que los elijamos a ellos por encima de los multimillonarios y los belicistas.
Ha pasado casi un año desde que Trump ganó las elecciones. Casi un año desde que Trump asumió el cargo. ¿Qué destaca de este primer año del segundo mandato?
La mayor amenaza que he visto es cómo ha desatado la violencia del ICE [agentes antimigración] en nuestros barrios. La violencia, la agresión, el hecho de que tengamos que acompañar a los niños a la escuela, el hecho de que haya padres que nos piden que les compremos la comida porque tienen demasiado miedo de salir, incluso si están legalmente en el país.
Ha paralizado barrios enteros utilizando a agentes de ICE sin control, desatando este tipo de violencia. Y lo vemos en todo el país, en Oregón, Los Ángeles y Chicago. Y lo vimos con varios de nuestros estudiantes de secundaria en Detroit. Es increíblemente alarmante. La gente va al tribunal de inmigración, haciendo lo correcto, y al salir, los esposan y se los llevan. A kilómetros de distancia de su familia y su comunidad. Y se trata de personas que han vivido entre nosotros durante mucho tiempo. Y solo intentaban hacer lo correcto. Pero debido a nuestro sistema de inmigración roto e inhumano, no pueden hacerlo.
Esa actuación descontrolada de ICE, que simplemente aparece de repente, y hemos oído hablar de ciudadanos estadounidenses también, como uno que sirvió a nuestro país en el Ejército, un veterano de combate o una joven que simplemente caminaba por el centro de su comunidad... Sabemos de 170 ciudadanos estadounidenses que han sido secuestrados, detenidos, arrestados por el color de su piel. Y esto es algo increíblemente alarmante para los estadounidenses, porque sabemos que, por supuesto, irán primero tras un grupo de personas, pero eso siempre significa que luego irán tras el siguiente grupo.
Y a esto se suma el hecho de que vamos a ver recortes en la asistencia alimentaria. Vamos a ver recortes en Medicaid. Medicaid es una solución temporal en nuestro país. La gente no se da cuenta de lo caras que son las residencias de ancianos. Si tienes una madre, un padre o un abuelo que necesita cuidados a largo plazo, la principal forma de financiarlos es a través de Medicaid. Y Trump ha dificultado que la gente muera con dignidad.
La gente piensa: 'Medicaid solo beneficia a los distritos demócratas'. Pero no es así. En mi distrito, el 38% de la población recibe Medicaid. Muchos de mis colegas republicanos tienen distritos con cerca del 40%, 50%, 60%, incluso más del 60% de personas que reciben Medicaid, lo que significa que estar enfermo no tiene afiliación política. No hay distinción de partidos. Y nunca había visto a tanta gente llamar a mi oficina llorando, preguntando: '¿Qué voy a hacer? No voy a poder recibir asistencia alimentaria. ¿Qué voy a hacer? ¿Debería cancelar mis citas con el médico?'.
Y les respondo: 'Se aplicará después de las elecciones [noviembre de 2026]'. Y es que así lo hicieron: se aseguraron de fijar la fecha de implementación para después de las elecciones, pensando que eso los salvaría.
Ha mencionado que se producen protestas en el país. Pero, ¿cree que esta protesta está a la altura de lo que está en juego? Le pregunto también con la perspectiva de un europeo que viene de un continente donde es frecuente ver huelgas, por ejemplo, si bien EEUU es un país distinto.
Inshallah [ojalá, en árabe] en EEUU tengamos una huelga general, estoy a favor.
Estamos experimentando un cambio transformador en nuestro país. Cuando hacemos boicots, cuando hacemos huelga, logramos un cambio transformador en nuestro país. Y quizás esté por venir. Pero el peligro es real. La gente lo está sintiendo. Lo está viendo. Están viendo lo corrupto que es el Tribunal Supremo, revocando un caso tras otro de los tribunales inferiores.
Y todos sabemos, de nuevo, cuántos de ellos están muy corrompidos y tienen conflictos de intereses. Y muchos de los donantes y partidarios de Trump son personas que también les hacen regalos y les dan dinero. Así que, las comunidades se están organizando, se están uniendo. Están aprovechando las oportunidades para ver cómo luchar contra el fascismo.
Están viendo lo que la gente está haciendo en Europa y en otros lugares, cómo lucharon contra esta aproximación violenta y autoritaria en la implementación de diversas políticas. Y, de nuevo, todo esto es para distraer la atención del hecho de que hace solo unos meses se produjo la mayor transferencia de riqueza en la historia de nuestro país, con la Ley de Traición Presupuestaria, que él [Trump] llama Big Beautiful Bill.
Los ricos se han hecho más ricos, mientras que la gente sigue ganando salarios de miseria en nuestro país. Incluso nuestros maestros se están convirtiendo en conductores de Lyft y Uber porque no pueden pagar su atención médica ni sus alimentos.
Así que creo que la gente se va a rebelar. Cuanto más se vean afectados, más gente necesita saber que no va solo de elecciones. Hay que presionar continuamente tanto a republicanos como a demócratas sobre estos temas, porque algunos de ellos están financiados por las mismas personas que financian a Trump.
Ese es un enfoque de campaña que resulta relativamente novedoso en EEUU.
Creo que esto lleva tiempo existiendo. Quiero decir, soy socialista democrática. He estado siguiendo a Bernie [Sanders] y a muchos otros que han estado hablando de esto. Y, bueno, quizás no seamos tan ruidosos ni formemos parte del sistema. Tampoco nos invitan a CNN ni a otros medios de comunicación tradicionales.
Pero somos respetados, queridos y elegidos en nuestras comunidades porque hablamos y actuamos de una manera que demuestra que es posible gravar a los ricos, redistribuir esa riqueza. Y, si la gente quiere atacarme porque quiero que coma mi vecino que pasa hambre, que lo haga. Pero la mayoría de los estadounidenses está de acuerdo: nuestros vecinos que pasan hambre tienen que poder comer.
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