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The Guardian en español

François Hollande hace frente al terror de toda una nación mientras se tambalea su presidencia

El presidente francés, François Hollande y Manuel Valls, durante un desfile militar celebrado con motivo del Día de la Bastilla en los Campos Elíseos de París

Angelique Chrisafis

París —
  • El presidente pretendía no renovar el estado de emergencia una vez que terminase el Tour de Francia. Hollande cambió de opinión después del ataque de Niza

El presidente francés, François Hollande, ha reaccionado al ataque de Niza reiterando la postura belicista que adoptó después de los ataques que ISIS perpetró matando a 130 personas en París el pasado mes de noviembre. Pero el hecho de que Francia haya sido atacada otra vez –dejando al menos 84 muertos– solo ocho meses después de aquellos devastadores ataques en el estadio de París, en sus bares y en una sala de conciertos, aviva la crisis de la presidencia de Hollande.

“Toda Francia está bajo la amenaza del terrorismo islamista”, dijo Hollande con rostro pálido en un discurso televisado desde el palacio presidencial poco antes de las 04:00 horas de la madrugada del viernes. Unas horas antes, un conductor se había abierto paso con un camión a gran velocidad contra una multitud reunida en el paseo marítimo de Niza para ver los fuegos artificiales del Día de la Bastilla.

“Nada nos hará ceder en nuestra lucha contra el terrorismo. Vamos a reforzar nuestras acciones en Irak y en Siria”, dijo refiriéndose a los ataques aéreos actuales sobre ISIS. “Seguiremos golpeando a aquellos que nos atacan en nuestro propio país”. “Francia siempre será más fuerte, os lo prometo, que los fanáticos que quieren golpearle”.

Desde Niza, el ministro de Interior, Bernard Cazeneuve añadió: “Estamos en guerra contra los terroristas que quieren atacarnos a cualquier coste. Terroristas que son extremadamente violentos”.

Además, Nicolas Sarkozy, expresidente francés que ha anunciado su intención de volver a presentarse a los comicios de 2017 aseguró que: “Estamos en una guerra persistente, con una amenaza que se renueva constantemente”.

El socialista Hollande, que ya había endurecido drásticamente su línea de seguridad nacional después de los ataques de noviembre, anunció que incrementaría la seguridad en las fronteras y fortalecería las medidas que ya existen en el país.

El estado de emergencia introducido en noviembre –que permite a la policía llevar a cabo registros de domicilios e inspecciones sin una orden judicial o sin supervisión y que también da poderes extra a los oficiales para poder poner a la gente bajo arresto domiciliario– se extenderá tres meses, anunció Hollande. También habrá un nuevo impulso en la operación militar, conocida como Operation Sentinelle, en la que 10.000 soldados hacen guardia a lo largo del país, y los reservistas estarán preparados para ayudar a las fuerzas de seguridad.

Hollande, frente al pánico de una nación

Pero Hollande tendrá que abordar el horror y el pánico de una nación que ya ha sido golpeada por tres grandes ataques en 18 meses, y varios asesinatos de menor escala.

En 2015, fueron asesinadas 147 personas –desde el tiroteo en enero en la redacción de Charlie Hebdo y la tienda de comestibles kósher (de tradición judía) hasta el ataque coordinado con armas de fuego y bombas que se produjo en París el 13 de noviembre. Niza añadirá en esta lista, al menos, 84 muertos más. El hecho de que muchos niños estuvieran entre los muertos y heridos grave en Niza ha ahondado en el dolor y en la angustia en Francia.

El ambiente no puede ser más crítico para Hollande. Después del periodo de duelo nacional, habrá probablemente un intenso debate político sobre la inteligencia y la política de seguridad. Faltan nueve meses para las elecciones presidenciales de 2017 y la seguridad ya es una de las principales preocupaciones de los votantes.

Este mes, Hollande ha alcanzado su peor índice de popularidad. Marine Le Pen, la líder de extrema derecha del Frente Nacional, ha estado al alza en las encuestas. Recientes sondeos muestran que se espera que llegue a la segunda y definitiva vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebrarán en los meses de abril y mayo, aunque las encuestas predicen que no ganará. El partido conservador de Sarkozy está ahora inmerso en un proceso de primarias para elegir a su candidato.

Los últimos meses, los servicios de inteligencia ya veían al país como el más amenazado por parte del terrorismo yihadista. El gobierno había dicho que las autoridades habían frustrado ataques durante el año pasado. La cuestión de la prevención de este tipo de ataques será ahora una de las claves del debate político que se producirá en los próximos meses.

El ataque de Niza llega días después del final de la Eurocopa de Francia, donde se ha desplegado una cifra récord de 90.000 agentes de seguridad. El país había estado celebrando que el torneo transcurrió de manera totalmente pacífica.

Un país en estado de emergencia desde hace meses

Horas antes del ataque de Niza, Hollande –que parece dispuesto a competir por la reelección aunque no se espera que presente su candidatura hasta finales de este año– aprovechó su entrevista televisiva por el Día de la Bastilla para reiterar su nuevo eslogan: “Las cosas están mejorando”. También había dicho en esa misma entrevista que el estado de emergencia no sería renovado más allá del 26 de julio, después del término de otro evento deportivo, el Tour de Francia. Hollande se ha visto obligado a revisar esta decisión después del ataque que ha azotado a Niza.

La amenaza terrorista y las dudas sobre cómo Francia lo ha manejado han estado circulando estos días. La semana pasada, un investigación parlamentaria francesa sobre los ataques de París identificaron múltiples fallos por parte de las agencias de inteligencia.

La comisión parlamentaria –configurada para valorar los fallos para prevenir la serie de ataques del año pasado– subrayó el “fallo global” de la inteligencia francesa y recomendó una revisión total de los servicios de inteligencia y la creación de una agencia única contra el terrorismo , al estilo de la estadounidense. “Nuestro país no estaba preparado, ahora tenemos que prepararnos”, afirmó Georges Fenech, director de la comisión.

Francia tiene seis unidades de inteligencia que dan respuesta de diferente manera al Ministerio de Interior, al de Defensa y al de Economía.

Fenech dijo que el estratificado y engorroso servicio de inteligencia era como un ejército formado por soldados con botas de plomo. Aseguró que sin las múltiples deficiencias de los servicios de inteligencia, el ataque en la sala Bataclan de París, que se saldó con 90 muertos, podría haber sido prevenido.

El ministro de Interior Cezaneuve había rechazado esta semana la idea de una revisión total de los servicios de inteligencia. Dijo que algunas de las otras recomendaciones de la investigación ya se estaban poniendo en marcha.

También esta semana, un abogado de las víctimas de los ataques de noviembre dijo que las familias planearon demandar al Estado francés por fallar a la hora de prevenir los ataques perpetrados por asaltantes conocidos por los servicios de seguridad.

En un caso separado, un tribunal dictó que el Estado francés había tenido parte de culpa por el asesinato de un soldado francés en 2012 a manos de Mohamed Merah, un radical cuyas actividades habían sido perseguidas durante algún tiempo por la policía y los servicios de seguridad. Merah primero asesinó a tres soldados, sin ser detenido por la policía, antes de matar unos días después a tres niños y un profesor a las puertas de una escuela judía en Toulouse. Finalmente fue abatido en su propio piso durante un asedio policial.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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