Elecciones en Irlanda: el Sinn Féin aparca la reunificación y amenaza con romper un siglo de bipartidismo
Mary Lou McDonald lleva toda una vida soportando que la saluden con la canción del cantante estadounidense Ricky Nelson titulada 'Hello Mary Lou'. Es una alegre declaración de amor que ya se le hace muy pesada.
Hello, Mary Lou,
Goodbye heart.
Sweet Mary Lou,
I’m so in love with you
Más vale que se vaya preparando. Es probable que pasadas las elecciones generales que se celebran este sábado, la lideresa del Sinn Féin se vea acorralada por su partido y por los medios tras esos versos, catapultados en titulares, coreados en público. A fin de cuentas, gran parte de Irlanda ha sucumbido ante ella. Una encuesta de esta misma semana muestra el vertiginoso incremento de su popularidad y señala al Sinn Féin como partido más popular de la república.
Su impacto está siendo fuerte, pero no va a convertirse en jefa de Gobierno. Los resultados del Sinn Féin suelen ser menores que los que le dan las encuestas. El partido logró 42 escaños de los 160 que hay en el Dáil Éireann, la Cámara Baja del legislativo irlandés. El apoyo no se traduce directamente en escaños. Los analistas esperan que el Fianna Fáil gane de 50 a 55 escaños, Fine Gael unos 35 y el Sinn Féin, entre 26 y 30. Los dos partidos tradicionales han descartado un Gobierno de coalición con el Sinn Féin, pero eso no significa que no tenga la llave del futuro Gobierno.
Los columnistas creen que se trata de algo histórico, un hito en la evolución del movimiento republicano, que estaría a punto de provocar que tras un siglo de bipartidismo centrista –Fianna Fáil y Fine Gael– el panorama político irlandés cambie totalmente.
El lema del IRA era “tiocfaidh ár lá” (llegará nuestro día). Pero ni su brazo político durante el conflicto 'The Troubles' –el eufemismo con el que algunos hablan de la lucha armada y otros de una época marcada por el terrorismo y la violencia política– pensaba que ese día podría llegar.
Hoy pareciera que ese lema ha captado la voluntad de cambio y ha pillado con el ritmo cambiado a Leo Varadkar, el taoiseach (jefe del Gobierno irlandés) y líder del Fine Gael, y a Micheál Martin, líder del Fianna Fáil. El motivo es McDonald, de 50 años, dublinesa, de trato afable y sucesora de Gerry Adams como líder de un Sinn Féin que liderado por ella podría convertirse en partido de Gobierno. Alguien lo comentó así en una carta al Irish Times: “¿Leo y Michéal han conocido ya a su Mary Lou?”.
En Cabra, una zona de clase obrera de la circunscripción de Dublín, muchos apoyan a McDonald en espera de que su resultado se lea como un remezón a la clase política, aún fosilizada en el bipartidismo mucho después de vencer su fecha de caducidad.
Ann Smith, de 75 años, es una abuela que pasea su perro por las calles del barrio y no duda. “Es mejor que cualquiera de los candidatos hombres. Ella pelea. Adoro cómo habla con la gente, sobre todo con los hombres. Sabe cómo hacerlo”. Para un movimiento que se remonta al Alzamiento de Pascua de 1916 no se trata de una evolución simple. La líder actual tiene dos hijos y está licenciada en literatura inglesa por el Trinity College de Dublín.
Deaglán de Bréadún, autor de Power Play: The Rise of Modern Sinn Féin, un libro no publicado en español sobre la transformación del partido en una fuerza de Gobierno moderna, opina que la candidata es “brillante, articulada, confía en sí misma y debate bien” y que “el Sinn Féin aún no se cree la suerte que ha tenido con que esta candidata se les uniese. Funciona tan bien en radio y televisión… es buena hasta por su acento. No tiene acento del norte y eso es bueno para los votantes del sur. En general es difícil para sus oponentes encontrar el hueco en su imagen por el que entrarle”.
El apoyo popular no siempre se traduce en escaños
Theresa Reidy, politóloga y experta electoral de la Universidad de Cork cree que no se trata de una revolución, sino de una evolución. “Para el Sinn Féin supone la consolidación”. Aún así, McDonald va a tener un resultado muy bueno. Un partido que muchos votantes veían como radioactivo por esa mezcla relacionada con la violencia política y el acento del norte se ha llevado por delante a sus rivales en la izquierda y se ha consolidado como la voz de quienes creen que Fianna Fáil y Fine Gael son lo mismo.
McDonald creció en Rathgar, un barrio de clase media de Dublín y estudió en una escuela católica, Notre Dame des Missions, antes de centrarse en Sylvia Plath y la poesía metafísica en el Trinity, que entonces era un bastión protestante. Trabajó como investigadora en el Instituto de Asuntos Europeos e Internacionales antes de afiliarse al partido de sus padres, el Fianna Fáil, y de ahí pasó al Sinn Féinn en 1999, un año después del acuerdo de Viernes Santo.
Una de las versiones que circulan sobre su salida del Fianna Fáil es que allí no había posibilidades de ascenso. La versión de McDonald es que buscaba un lugar que se adaptase mejor a sus principios de justicia social y unidad irlandesa. De Bréadún dice que “no le falta ambición política, pero además se ha implicado totalmente en la ideología del Sinn Féin. No triunfas en ese partido si no aceptas su esquema mental republicano”.
El partido permitió que McDonald trepara: eurodiputada en 2004, diputada en Dublín en 2011, sucesora de Gerry Adams en 2018. A él se referiría como su “mentor político” en un discurso que cerró con el “tiocfaidh ár lá”. McDonald puede ser “confusa” con algunos detalles, pero habla con una pasión que diferencia al Sinn Féin de otros partidos, en opinión del profesor Reidy.
Los votantes al principio no parecieron afectados. Retiraron su confianza en el Sinn Féin en las presidenciales de 2018 y las europeas y locales de 2019. Como esperaban malos resultados en las generales no inscribieron demasiados candidatos. Pero de repente las encuestas comenzaron a mejorar y mejorar y mejorar.
La economía va bien. El empleo va bien. Pero el electorado está cansado del Gobierno del Fine Gael con apoyo del Fianna Fáil. El sistema sanitario muestra problemas. Los alquileres también. McDonald, con el apoyo de colegas del partido como Pearse Doherty y Eoin Ó Broin han convertido al partido en un vehículo del cambio.
El partido que se ha mostrado históricamente tan favorable a la unificación se ha beneficiado, paradójicamente, de la indiferencia hacia Irlanda del Norte. Apenas una frase de campaña. Secundaria. Sinn Féin ha preferido centrarse en cuestiones más prioritarias para los votantes. Eso ha cambiado esta semana cuando un asesinato de 2007 ha regresado a los titulares para perseguir al partido y ha forzado a McDonald a revisar los vínculos del Sinn Féin con el IRA.
Algunos votantes han dudado. Michelle Walsh, de 51 años, que vota en Dublín y no piensa por McDonald, dice que “hay demasiadas preguntas sin respuesta”. Claire Beatty, de 45 años cree que la historia se ha filtrado en ahora pero que el Sinn Féin sigue representando el cambio. “El pasado sigue ahí, pero no hay muchas alternativas para el votante”.
Traducido por Alberto Arce
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