Desde Luezas a Argentina: un árbol genealógico que se va dibujando
Todo comenzó por un mensaje que decía 'Hola' a la bandeja de entrada de Facebook de la Asociación de Luezas de Cameros. Pese a que era la madrugada de un 23 de agosto, la asociación respondió inmediatamente al saludo, que llegaba, con diferencia horaria desde Argentina. Era Mabel, nieta, como aseguraba, de Pablo Herrero, que emigró desde Luezas al otro lado del charco, y sentía curiosidad por sus raíces. Un mensaje que ha acabado siendo una historia de reencuentros y emociones.
La historia de Pablo Herrero -uno de los apellidos más comunes en el municipio- es la de un hombre que, ante la necesidad, abandonó la Sierra de los Cameros el 2 de enero de 1925 y puso rumbo a América en busca de una vida mejor. Allí encontró el amor y se casó con Eleuteria Cabrera y tuvo cuatro hijos. Si bien, falleció temprano, debido a una enfermedad, el 27 de septiembre de 1944. Margarita Teodora, la hija mayor, tenía 8 años, mientras que el más pequeño, Eleuterio, tan solo dos cuando tuvo lugar el trágico suceso.
La incógnita y la curiosidad sobre la vida de su abuelo en Luezas hicieron que la conversación virtual de Mabel con la Asociación de Luezas se fuera agrandando con fotografías y textos en los que se describía el lugar. Hasta que un vecino del pueblo, José Miguel Terroba Terroba, ante la emoción de su destinatario, se propuso el reto de localizar la descendencia de Pablo Herrero en la zona camerana. Una labor que como explica no fue nada sencilla. “Herrero, Lázaro, Terroba y Sáenz son los apellidos aquí más comunes”, contextualiza. Pero no desistió en el intento y, durante los próximos meses, fue compartiendo sus investigaciones con la familia argentina e intentando dibujar este árbol genealógico.
Fue el 3 de octubre cuando Terroba dio con el primer familiar, que como cuenta, curiosamente, también se llamaba Pablo Herrero, este, a su vez tenía unas primas, también conectadas con esta familia al otro lado del charco. La emoción y el agradecimiento ante este primer hallazgo fue inmenso, como narra este vecino. “Los padres de este Pablo también los estuvieron buscando”, añade. “Tenían información de que había marchado a Chile, no a Argentina”. Y es que, como después resolvieron, aquel 2 de enero de 1925 puso rumbo a Chile, para después desplazarse a este segundo país.
Un viaje a sus raíces
Terroba incide en el agradecimiento infinito que mostraban a través de la pantalla cuando compartía lo que iba averiguando o fotografías y costumbres del lugar. Hasta que, este mismo mes, Eleuterio, el hijo menor de Pablo Herrero, con 80 años, viajó acompañado por su hija María del Rosario, Mabel y Yolanda para conocer en persona Luezas, reencontrarse con estos nuevos familiares y desvirtualizar a este vecino que tanto les ha ayudado a conocer su historia y a Víctor, su primer contacto, a través de redes, con sus raíces.
“Llegaron a Madrid, les mandé una ruta de Google y les aconsejé que alquilaran un coche para llegar hasta Luezas”, recuerda José Miguel Terroba, incidiendo en una pequeña dificultad con sus teléfonos que hizo que no pudieran llamarse, directamente, y tenerse que conformar con escribir. Llegaron a Logroño y, de ahí, a Viana. Por su lado, José Miguel se reunía con su 'descubierto' Pablo Herrero y sus primas para sorprender a los recién llegados. El punto de quedada fue Sotogalo.
Mabel, Eleuterio y compañía cumplieron su sueño y pisaron Luezas. “Una de ellas casi saltó del coche al ver el cartel de entrada al pueblo”, ríe. Un día que recuerda como lleno de emociones, abrazos y lágrimas, “a mí también se me escapó alguna”, reconoce José Miguel Terroba, entre risas. Además, se les regaló un árbol genealógico. Allí, les guió en una visita por las instalaciones para la elevación del agua potable, el frontón, el cementerio -donde estaba enterrado uno de los hermanos de su antecesor, Pablo Herrero- e incluso la casa dónde vivió este. Este solidario vecino agradece “la suerte” de que la casa no estuviera derruída y fue sorprendido por un gesto de una de sus invitadas: “sacó algo parecido a la funda de un carrete de fotografía y la rellenó con tierra de ahí, decía 'esto me lo guardo'”, cuenta.
La familia también tuvo la oportunidad de recorrer la Ruta del Mirador, mientras Terroba les contaba curiosidades sobre la trashumancia. Además, en ese paisaje almorzaron, por primera vez, embutido y, para finalizar la jornada degustaron patatas a la riojana. Víctor, el encargado de las redes de la Asociación de Luezas, les regaló una botella de vino y un plato de barro con la inscripción 'Luezas 2001', año en el que la aldea fue anfitriona del XIII Día del Camero Viejo. “Cualquier cosa que fuera de Luezas les cambiaba la mirada”, narra Terroba.
“Todo esto lo hago por mi pueblo”, cuenta ante este trabajo de investigación que ha tenido un feliz final. No es el único reencuentro intergeneracional que, desde la Asociación han conseguido, también recuerda el caso de una chica que, buscaba regalar a su suegra un vídeo con todas las zonas rurales en las que había ejercido como maestra, por su 95 cumpleaños. “Su primer destino fue Luezas y dimos con una antigua alumna que salió en el vídeo, la reconoció”.
En cuanto al hijo de Pablo Herrero, Eleuterio, y su familia, completan su aventura al otro lado del charco con estancias en Madrid, Barcelona, Francia e Italia. La conversación que comenzó como un 'hola' en un mensaje a través de la pantalla, ahora se ha convertido en palabras de agradecimiento por la hospitalidad y deseos y promesas de volver a reencontrarse.
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