El acusado del Caso Entrena insiste en que Ovejas está vivo y un testigo señala a su novia
El acusado de la desaparición de Javier Ovejas en julio de 2021 en Entrena ha señalado que “si no ha aparecido y no están las monedas, es que él está vivo”. Así lo ha señalado durante su declaración en el primer día de juicio por jurado popular, en el que está acusado de un delito de asesinato y un delito de tenencia ilícita de armas.
Ha mantenido un tono elevado durante toda la primera parte de la declaración y ha insistido en esta idea cuando se le ha vuelto a preguntar por el cadáver: “¿Me lo puede responder usted a mí? ¿O por qué no le han buscado en vida, están diciendo que lo han matado cuando donde están las monedas está él mismo también”.
Las monedas a las que se refiere en varias ocasiones son las que sospecha que el desaparecido y su pareja le había robado de su colección.
El acusado ha relatado que esa noche llamó a la víctima para pedirle que le devolviera algo de los cien euros que le debía, pero que no llegó a entrar en su domicilio. Lo vio “a treinta metros” de su casa y J.O le dijo que se le había estropeado el coche. Estaba “con otras dos o tres personas”. Ha explicado que cuando su novia le preguntó por él no le llamó porque dejó el coche junto a su casa y dio por hecho que volvería.
“Lo tengo más que claro”, ha defendido el acusado que Javier Ovejas está vivo. Y ha insistido en que “donde están las monedas está él”. Así, ha señalado que antes de entrar en prisión “me dijeron que lo habían visto por Calahorra o en el extranjero”.
El fiscal pide 23 años de cárcel
El fiscal considera a O.P, con antecedentes por robo con fuerza y maltrato animal, culpable de un delito de asesinato, con alevosía, y otro de tenencia ilícita de armas.
Le acusa de matarle con dos disparos y le pide, por los dos delitos, 23 años de cárcel (22 de ellos por el asesinato). La acusación particular eleva la petición de pena a 28 años (25 por el asesinato y tres por la tenencia de armas).
La defensa niega los hechos, centrada en que no ha aparecido el cuerpo a pesar de la investigación de la Guardia Civil, y pide la libre absolución.
Juicio sin cadáver
El fiscal ha reconocido la “peculiaridad” de que no se haya encontrado el cuerpo de la víctima, pero ha señalado que ha habido otros casos y, en este sentido, ha citado el caso de Marta del Castillo. “Creemos”, ha dicho, “que tenemos pruebas para formular esta acusación”.
Son, ha relatado, el móvil (su enfado porque le robó unas monedas); el escenario; y la actitud del acusado, sus coartadas. “Esto va construyendo los indicios de prueba”, ha explicado. También ha constatado que fue la última persona que le vio con vida y le convocó para que fuera a su casa.
El acusado, ha dicho el fiscal, hizo “cosas singulares” después de lo ocurrido, encaminadas, ha entendido, a hacer ver que estaba “ocupado en otras cosas” mientras se dedicaba a deshacerse del cadáver. Mientras, recibía la visita de la novia para preguntarle dónde estaba la víctima pero nunca le llamó.
Por último, ha señalado, “hay sangre, hay ADN en el lugar donde se oyeron los gritos de socorro”, dentro de la casa del acusado, lo que ha calificado “la prueba del nueve que cierra el círculo”.
La acusación contratada por el padre de la víctima ha puesto el acento en la “particular crueldad” del hecho de que el cuerpo “permanece ocultado”, con lo que hay un daño aún mayor. En cuanto al abogado de la novia de la víctima, ha constatado cómo “la rapidez de la denuncia” de ella permitió que no se perdieran todas las pruebas.nPara este abogado, es el “caso Marta del Castillo de La Rioja” al no haber cuerpo.
La defensa, por su parte, se ha referido al 'Crimen de Cuenca', en 1910, y a la desaparición de Rocío Wanninkhof, condenada por un jurado popular y luego se descubrió que era inocente. “Mi demandante es inocente hasta que no se demuestre lo contrario”, ha dicho al tiempo que ha apuntado que es “víctima de una trama para desaparecer con las monedas y fingir su muerte”.
La búsqueda de J.O comenzó al día siguiente de haber estado en casa del causado, a instancia de su novia, con la que convivía, pero el cuerpo no ha sido encontrado. Diversos testimonios y pruebas periciales deberán dilucidar, en un juicio por jurado popular que durará, previsiblemente, desde hoy, 19 de junio, y hasta el día 27 de este mes qué ocurrió ese 29 de julio.
Un testigo culpa a la novia de la desaparición
Un testigo que tenía relación con el acusado del 'Caso Entrena' ha apuntado que el acusado sabía que J.O le había robado pero no estaba muy enfadado, de hecho, ha dicho que le habían robado más veces y no había hecho nunca nada.
El testigo, además de comprar marihuana en alguna ocasión al acusado, le había pedido prestada su cámara de vídeo. Alrededor de quince días antes de la desaparición de J.O quedó con O.P para devolvérsela y le ofreció darle unos cajones, pero O.P se los quiso pagar porque él siempre se portaba “de puta madre”.
O.P “no ocultaba que tenía monedas de oro y billetes” y le pidió que le devolviera la cámara porque J.O y su novia le habían robado.
En este punto, ha apuntado que, según su opinión, es la novia la culpable de la desaparición de J.O, y en el pueblo le llaman 'la viuda negra'.
En la sesión de hoy también ha comparecido la persona a la que J.O, y su novia, cambiaron billetes que habían robado a O.P por droga mientras “se reían de la gracia que habían hecho de robar” a O.P.
En cuanto a O.P, le contó que le habían robado y estaba “enfadado”. “Es un hombre muy bueno, y que te roben sienta mal”, ha dicho. Al tiempo, ha calificado de “violento” a J.O. “Puede ser que se haya escapado, porque si no aparecen las monedas”, ha dicho.
En la sesión de hoy, además, un agente de la Guardia Civil ha relatado cómo un vecino del acusado contó que su hermana había oído gritos de auxilio y había visto una furgoneta con las puertas del conductor abierta. Cuando volvió a asomarse la furgoneta ya no estaba.
Otro agente ha contado cómo tras denunciar, la novia de J.O, su desaparición en el puesto de la Guardia Civil de Villamediana, los agentes llamaron a O.P para que acudiera a declarar. Lo hizo “nervioso y con las manos manchadas”, diciendo que venía de Logroño de arreglar el coche, ha contado un agente.
Les dijo que había estado con él, “que había estado en su domicilio pero habian estado poco rato”, que abandonó el lugar y escuchó a alguna persona más, pero que no sabía nada más.
Ha comparecido, también, un guardia civil al que el acusado llamó muy afectado, llorando, dos días después y al agente le dio la sensación de que “se iba a suicidar”. Había “connotaciones de que había algo más”.
Tras hablar con él, dejó una nota en un paquete de tabaco en el convento de Las Clarisas y el agente llegó a movilizar a los compañeros al creer que podría ser una nota de suicidio. En ella hablaba de que le habían quitado monedas y estaba muy mal. Según el criterio del agente, era para desviar la atención.
La novia de la víctima se enfrenta al acusado
La novia de J.O, ha espetado al acusado, mirándole directamente a la cara: “No eres nadie para que gaste un minuto de mi vida en joderte a ti”. Fue la persona que denunció la desaparición de J.O la noche que, presuntamente, le asesinó O.P y, hoy, en un desgarrador testimonio, ha llegado a mirar varias veces a la cara al presunto asesino en la primera sesión del juicio, por jurado popular.
Tras negar rotundamente que le robasen monedas a O.P ha aseverado mirando al acusado a la cara: “Es imposible que a mi me encuentren ni tus monedas, ni armas”. Ha negado, también, que obtuviera droga con las monedas, y billetes, de O.P (aunque el vendedor así lo ha contado). Ha asegurado que fue, después de desaparecido su novio, cuando supo que O.P creía que le habían robado.
Ella y J.O llevaban cinco meses de pareja, vivían juntos y, el 29 de julio del 2021, ella presenció los mensajes de WhatsApp, algunos de audio, en los que O.P le pedía que le pagara el dinero que le debía. J.O le dijo que sacaría al perro y aprovecharía para darle el dinero “y en diez minutos volvía”. Cogió el coche porque acostumbraba a sacar al perro en un descampado.
A la media hora ella empezó a impacientarse, así que le llamó, pero el teléfono estaba apagado; algo que le sorprendió porque había estado cargándolo toda la tarde. Intranquila, fue a casa del acusado y, cuando llegó, vio el coche de su novio y, lo que más le sorprendió, que el perro estaba dentro atado con la correa y sin collar; algo que él, ha insistido, nunca habría hecho, porque incluso tenía la costumbre de pasearlo suelto y ella se lo recriminaba.
Llamó a O.P y éste le dijo: “No, no si no ha venido. Espera que bajo”. Abrió la puerta “en calzoncillos, sudado”, diciendo que no había llegado a entrar“. ”Qué me estás contando“, le dijo ella. Comenzó una noche de llamadas y mensaje de WhatsApp, el último que ha leído el fiscal a las siete de la mañana en el que ella le imploraba a O.P: ”Ayúdame, que no le ha hecho nada mal a nadie“.
Al día siguiente llamó a un conocido (que hoy ha testificado hablando del robo de las monedas por parte de la pareja) y fue en esa llamada, ha asegurado ella, cuando se enteró de las sospechas de robo.
“Sabes que no he robada nada a nadie, y si sabias que pensaba eso por qué no me has llamado”, ha asegurado que le dijo. Él ya había contado que la conversación sucedió con insultos.
A los tres días, un vecino le contó que su hermana, vecina del acusado, había oído gritos de auxilio esa noche. Entonces, volvió a llamar a la Guardia Civil y se fue a llamar a la puerta de la vecina.
Cuando llegaron los agentes salía de su casa el ahora acusado y, mientras ella clamaba que no lo dejaran ir, los agentes le explicaban que no lo podían retener. Tuvo que venir una ambulancia a atenderla.
“Me volví loca, llamaba a la Guardia Civil y a los seis días lo detuvieron; el sufrimiento no me lo va a quitar nadie, no hay derecho” ha clamado al tiempo que ha señalado: “Le ha quitado la vida a una persona que tenian 31 años”.
“Llevo dos años callada, yo tenía una vida y él estaba empezando una vida conmigo; era feliz, el único error fue relacionarme con este señor”, ha aseverado insistiendo en no tener relación con el robo de monedas o armas.
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