El Nobel Gao Xingjian en La Rioja

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No todos los días La Rioja puede disfrutar de un hombre como él. Gao Xingjian, pintor y Premio Nobel de Literatura 2000, ha compartido con sus lectores un encuentro literario en el Espacio Fundación Caja Rioja-Santos Ochoa de Logroño. Además durate estos días podemos disfrutar de su faceta pictórica en el museo Würth.

En persona parece un hombre cercano con una sonrisa eterna, ávido de expresar al mundo lo que siente. Vestido de riguroso negro se ha presentado a los asistentes con un “buenas noches, conozco bien España”, describiendo como incrédulo ante, la siempre generosa acogida española que se siente como “casi un artista, escritor español”, ganándonos a todos con su amigable rostro.

Todo empezó cuando, el que años más tarde sería Nobel, contaba con 10 de existencia. Como un niño débil que era, se refugió en la lectura, de ahí pasó a escribir él mismo en su cuaderno, acompañando sus pensamientos con ilustraciones. Lo que empezó siendo un entretenimiento se convirtió en una necesidad. Necesidad que el resto del mundo agradece, al conocer sus múltiples obras. Como todo Premio Nobel, el revuelo estaba garantizado. Minutos antes del encuentro con sus lectores, Gao Xingjian, ha compartido con una periodista de la revista Vogue en España diferentes impresiones.

El Nobel de Literatura ha destacado el papel que los artístas tienen en el mundo. “Los artistas no pueden cambiar el mundo, pero sí despertar la conciencia humana”. Con ésta filosofía, Gao ha proyectado en sus obras, expuestas en el Museo Würth, la angustia que produce el recalentamiento de la Tierra, para gritar al mundo que reaccione.

Sobre La Rioja, ha dejado caer una importante primicia , y es que, después de recorrer los parajes de San Millán y recogerlos como buen cineasta, en la memoria de su cámara, plasmará en su próxima obra imágenes de nuestra tierra.

EL PERSONAJE

Gao Xingjian (Ganzhou, 1940), escritor chino, ha destacado como novelista, dramaturgo, director teatral, traductor, crítico y artista plástico. Debido a su actitud crítica, las autoridades chinas tildaron su obra de “contaminación espiritual”, y cuando condenó la matanza de la plaza de Tian’anmen (1989), le cerraron las puertas de su país. Se trasladó a Francia, donde prosiguió su creación artística.

Entre su extensa bibliografía hay que destacar las novelas La Montaña del Alma y El Libro de un hombre solo (ambas publicadas en Ediciones del Bronce), el conjunto de relatos Una caña de pescar para el abuelo (Bronce), los ensayos En torno a la literatura, Por otra estética seguido de Reflexiones sobre la pintura, Contra los ismos (publicados en ElCobre Ediciones) y diversas obras de teatro, alunas de las cuales se recogen en este volumen. La sostenida calidad de su obra fue reconocida en el año 2000 con el premio Nobel de literatura. Además, entre otros honores, fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en 1992 y recibió el premio de la Comunidad Francesa de Bélgica en 1994 y el premio del Nuevo Año chino en 1997.

PREMIO NOBEL DE LITERATURA AÑO 2000

La selección de textos publicada en esta edición presenta una cara de Gao que no es la menor, ya que una importante parte de su labor se concentra en el escenario. Hemos aquí pues sus obras de teatro escritas en lengua francesa: Al borde de la vida, El hombre en busca de la muerte, Cuatro cuartetos para un fin de semana, El sonámbulo y Balada nocturna (libreto para un espectáculo de danza). A estos textos se añaden una ópera, La nieve en agosto, y la obra La otra orilla, escritas originalmente en lengua china, el poema El deambular del pájaro, escrito para el guión de su película La silueta cuando no la sombra, y otros dos textos: los ensayos A propósito de La silueta cuando no la sombra y El potencial del teatro.

“El presente volumen tiene el enorme mérito de destacar el carácter polivalente de la obra de Gao, que es la de un artista completo: pintor, novelista, poeta, hombre de teatro, cineasta… Su concepción del arte abarca sus distintos componentes fusionándolos sin cesar y generando a su vez un arte nuevo que se entrega como lo que Adorno llama un enigma: ‘Todas las obras de arte, y el arte en general, son enigmas’. […] La obra dramática de Gao Xingjian pareciera contestar con la más genuina naturalidad a todos aquellos que vaticinan o vaticinaron un día la muerte del teatro, dándoles la réplica: ‘¿El arte ha muerto? ¡Pues que viva el arte!’”

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