Las mujeres, más susceptibles al alcohol
Asimismo, se estima que alrededor del 5% de la población ingiere una cantidad de alcohol que entraña riesgo de padecer múltiples consecuencias adversas (físicas, psíquicas o sociales); complicaciones que ya están presentes en el 25% de los adultos que ingresan en un hospital.
Así, se han descrito más de 60 enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol, que afectan a órganos y sistemas como son el hígado, páncreas, sistemas cardiovascular y nervioso, además de alteraciones de la respuesta inmune del organismo.
Sin embargo, todavía sigue siendo insuficiente la sensibilización de los profesionales sanitarios en cuanto al riesgo y los problemas vinculados al consumo de bebidas alcohólicas.
Por ello, con el objetivo de presentar las últimas líneas de investigación en este área, actualizar conocimientos y sensibilizar sobre esta problemática, se celebra en Salamanca la I Jornada sobre Alcohol y Alcoholismo, organizada por el Grupo de Trabajo de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Según explica Javier Laso, coordinador del Grupo de Trabajo de Alcohol y Alcoholismo de la SEMI, para esta primera Jornada del grupo se han elegido como temas principales la patología infecciosa y riesgo cardiovascular, “porque, a diferencia de las repercusiones que produce el alcohol sobre el hígado, las múltiples repercusiones orgánicas que conlleva el consumo de esta sustancia en los problemas infecciosos y en las patologías cardiovasculares son aspectos menos conocidos”.
“En este sentido –apunta este experto- se debería considerar, por ejemplo, la vacunación antineumocócica y probablemente también la antigripal en pacientes alcohólicos. Asimismo, conviene subrayar que el alcohol interviene en el desarrollo de lesiones arteriales, en la hipertensión arterial o en el fracaso de la bomba cardiaca”.
El consumo de cantidades importantes de alcohol en un breve espacio de tiempo (el llamado “consumo en atracones”), como es el caso del botellón, tiene como principal consecuencia cardiovascular el denominado “holiday heart” o “corazón de vacaciones, o de fiesta”, que son trastornos del ritmo cardiaco. A este efecto arritmógeno del alcohol se le puede asociar eventualmente el de otras drogas ilegales, como el éxtasis, con la aparición de arritmias especialmente graves.
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