Las voces por la prevención del suicidio vuelven al Parlamento de La Rioja siete años después
El Parlamento de La Rioja ha acogido el acto de lectura de manifiesto del Teléfono de la Esperanza en La Rioja para la prevención del suicidio reivindicando como “urgente y necesario” la creación de “un Plan Nacional” de Prevención. Además, desde el Teléfono de la Esperanza, en voz de su presidenta, Magdalena Pérez, defienden “la unidad” porque “el suicidio se puede prevenir rompiendo el silencio, eliminando estigmas, y desarrollando empatía, comprensión y cercanía”.
En un hemiciclo lleno de representantes institucionales, vecinos y colaboradores de diferentes entidades, el acto ha comenzado con unas palabras del presidente del Parlamento riojano, Jesús María García, quien ha querido recordar que este sábado, 10 de septiembre, se celebra el Día Mundial de la Prevención del Suicidio y desde la Cámara riojana “tras siete años en los que no se celebraba, hoy volvemos llenos de alegría porque queremos ser el altavoz de las causas de la sociedad que a veces quedan soterradas”.
Tras conocer la celebración del acto, el presidente del Parlamento ha reconocido que “hace unos días, en el apartado de presidencia contamos con un correo electrónico al que los ciudadanos se pueden dirigir para hacernos propuestas, sugerencias o quejas. Hace unos días, recibimos una carta de un padre que nos agradecía celebrar este acto aquí a la vez que hablaba de que este problema era considerado un estigma. Lo cierto es que hay 11 personas al día que quieren quitarse la vida, parece que hay cosas de las que no nos gusta hablar pero hay que hablar porque salva vidas y ayuda”.
Como ha reconocido García, nuestra comunidad autónoma cuenta desde 2019 con un Plan de Prevención del Suicidio “pero no existe a nivel del estado y es un buen día para impulsarlo y pedir que se ponga en marcha”.
Por su parte, la presidenta del Teléfono de la Esperanza, Magdalena Pérez, ha explicado que la prevención del suicidio hay que abordarlo “de manera conjunta”.
“Ya no vale lo que se ha hecho hasta ahora, hay que hacer más, y debe hacerse de forma corresponsable para ayudar, prevenir e intervenir a las personas que se quieren suicidar, a sus familias y a los profesionales. No es que haya llegado la hora, es que vamos tarde”, ha dicho.
Con respecto al Plan regional de Prevención, Pérez ha explicado que “va lento”. “Somos muchos los profesionales y las personas que queremos trabajar en este plan y lo necesitamos para poder apoyarnos. Tenemos voluntad y necesidad pero en ciertos aspectos nos hemos quedado parados”.
En este sentido, ha continuado, “no queremos un plan en papeles ni en buenas intenciones. Queremos un plan en la consulta del médico y de la enfermera, en el psicólogo y el psiquiatra, en el colegio, instituto y universidad. En los equipos de emergencias, en los centros sociales, en las farmacias, en las asociaciones, en las calles... todo para romper el silencio, eliminar el estigma y desarrollar empatía, comprensión y cercanía”.
Un plan “que no entienda de ideologías políticas ni de colores sino que tenga como objetivo unánime salvar vidas. Hay un trabajo hecho pero hay que seguir trabajando” y avanzando, sobre todo, en un plan nacional que, como ha defendido, ya existen en otros países.
Un clamor como sociedad
Tras las palabras de Magdalena Pérez, representantes de diferentes entidades han sido los encargados de leer el manifiesto conjunto explicando que “hay muchas personas que no encuentran las ganas de vivir y no encuentran salida” y, junto a ellos, “familiares y personas que están a su lado que observan impotentes el dolor y el vacío vital de sus seres queridos”.
“No se pueden determinar las cifras exactas pero si sabemos que cada pérdida de vida es un impacto vital para muchas personas”.
Como han reconocido en el manifiesto, “cualquiera de nosotros somos vulnerables y sensibles al sufrimiento, en ciertos momentos, la indefensión, el miedo, la tristeza profunda pueden quitarnos el sentido y las ganas de vivir pero hay que ser capaces de aceptar y entender esa vulnerabilidad y ser capaces de pedir ayuda y dejarnos ayudar”.
“Dar apoyo real nos puede dar la oportunidad de salir de esta situación y para ello se necesita implicación y compromiso responsable”. Por ello reclaman “unidad en la comprensión de este serio problema y pedimos corresponsabilidad, rigor, ética y compromiso”.
Además defienden un Plan Nacional “que aborde todos los niveles y una respuesta sanitaria, social, educativa y laboral. Un plan que nos cuide a todos”.
También -han dicho- “necesitamos investigadores e investigaciones con información rigurosa y actualizada. Sensibilizar con campañas nacionales para eliminar el estigma social que genera la salud mental”.
Todo porque “cada suicidio nos toca a todos porque tienen causas y consecuencias sociales. Es un desafío al que hay que dar respuesta con recursos, programas y con las personas en el centro”.
Como han finalizado, “el suicidio es una crisis de desconexión del mundo y de la vida, se puede prevenir y las relaciones de apego -tanto interpersonales como grupales- son los mejores antídotos para prevenirlo”.
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