“Parecía que estábamos en un bote a la deriva en medio del mar”
El mundo entero nos despertamos con las estremecedores imágenes de una gigantesca lengua de agua arrastrando con virulencia todo lo que se encontraba a su paso en la costa Tohoku, en el noreste de Japón. En unos minutos las gigantescas olas engullían casas, barcos, coches y personas como si de unos muñecos en un escenario de cartón se tratara.
La catástrofe se debió en gran parte a que el fuerte movimiento sísmico de 8,9 grados, cuyo epicentro se localizó en el océano Pacífico a un centenar de kilómetros de la costa, desatando un tsunami con olas de hasta 10 metros que penetraron 5 kilómetros tierra adentro arrasando sin piedad todo aquello que se encontrara por delante en las provincias del noreste, literalmente engullidas por el mar. El temblor ocurrió a las 14.46 hora local del viernes (las 6.46, hora peninsular española) y alcanzó el máximo de magnitud 7 en la escala japonesa, que se centra en las zonas afectadas más que en la intensidad del temblor.
En unos minutos Japón se quedaba en silencio, la redacción de Rioja2 intentaba desde primera hora de la mañana ponerse en contacto con cualquier organismo español presente en el país, Embajada, Delegaciones comerciales o Sede del Instituto Cervantes...llamadas que resultaron infructuosas ya que la señal de telefonía fija y móvil se bloquearon.
Decidimos entonces a media mañana (las 12 horas en España, las 8 de la tarde en Japón), intentar encontrar alguna fuente o contacto en La Rioja, y localizamos a Steve Stockermans, canadiense casado con la riojana española Ana Muñoz. La pareja regenta la 'Casa Verde', en Islallana, una casa rural en la que viven con sus cinco hijos “soñamos con un lugar con el encanto de todos aquellos sitios donde solíamos alojarnos en nuestros numerosos viajes”, explica Steve. Antes de instalarse en La Rioja, esta familia nómada, vivió diez años en Nagano, ciudad rodeada de montañas a 200 kilómetros al noroeste de Tokio, donde nacieron sus dos hijos mayores, tuvieron una escuela de Inglés y participaron muy activamente en los Juegos Olímpicos de Invierno en 1998.
Steve nos comentaba entonces que habían intentado hablar con algunos amigos en Nagano y su
sobrino, Joey de 22 años y estudiante en Tokio, pero que era imposible “no creemos les haya afectado mucho, el problema no es tanto de los temblores, ya que las casas están preparadas, como del tsunami, que no ha llegado hasta Nagano, pero aún así estamos preocupados.” Trece horas después del primer seísmo en la costa oriental, las noticias que siguen llegando a todas redacciones del planeta informan hoy sábadode que se ha registrado un segundo temblor de magnitud 6.6 en las provincias de Nagano y Niigata, en la costa occidental de Japón, y eso que la zona está alejada del epicentro del primer terremoto que ha generado hasta el momento varias alertas de tsunami.
En cuanto a Joey (que también conoce La Rioja, ya que estudió en el instituto La Laboral durante casi un año) , Steve explicaba ayer por la mañana que “tan sólo contamos con un email donde relata que se encuentra bien y que está impactado por las imágenes dantescas que han asolado las costas a unos kilómetros de Tokio”. Ya por la tarde (a las 17 horas en España, la una de la noche en Japón), el canadiense nos confirma que había logrado localizar a su sobrino y hablar con él, así que la redacción de Rioja2 se puso en contacto con Joey Stockermans y su compañero de universidad Hide, un dominicano de origen nipón.
Ambos estudiantes explican que se encuentran bien y a refugio en su residencia universitaria en un campus al oeste de Tokio, la metrópoli más poblada del mundo y tras el seísmo colapsada. El temblor de tierra, donde el terremoto fue de 5 grados, comenzó a sentirse a las 14.46 hora local, momento en el que la mayoría de sus 23 millones de habitantes estaba en el trabajo, en el colegio o en la universidad.
“Ha sido muy impactante, en la ciudad a pesar de que está alejada de la costa, también hemos notado un fuerte temblor sobre las 3 de tarde, ahora estamos de vacaciones de primavera pero nos han dicho que algunas paredes de la universidad están agrietadas y algunas ventanas rotas”. El seísmo les sorprendió en el pabellón de deportes donde “el suelo temblaba con virulencia, parecía que estábamos en un bote a la deriva en medio de un mar”, relatan.
Junto a unos amigos y consternados por la tragedia que se cebaba con parte de la población nipona a tan sólo unos kilómetros, explican que se habían sucedido “varias réplicas tras el primer gran temblor”. Se ponían a salvo entonces en una de las habitaciones de la residencia de estudiantes donde seguían entrada la madrugada “las noticias hablan de más de 200 fallecidos y cientos de heridos, es increíble las imágenes de los edificios ardiendo y de las casas desperdigadas entre las aguas, la mayoría de la costa, hasta el sur está afectada”.
Hasta el momento Internet había sido su única red de contacto “todos hemos enviado emails a nuestras familias, también las redes sociales y los blogs han servido en esta catástrofe para expresar lo que estábamos viviendo”, comenta Hide. El metro y los trenes suspendieron también sus servicios“no hay comunicación vía ferroviaria y el aeropuerto está abnegado”, explican los jóvenes, “mucha gente se está alojando en hoteles o donde puede o se ha quedado tirada en los aeropuertos de Narita y Haneda”.
Los japoneses están acostumbrados a convivir con los terremotos, pero el del viernes les superó “el ambiente ahora en las calles de Tokio es más tranquilo de lo habitual, no vemos tantos coches”, explican, “la gente está con miedo refugiados en sus casas, no sabemos si la tierra volverá a temblar”. Por si la situación empeora, Joyce y Hide nos comentan que tienen una maleta preparada “con algo de ropa y comida por si tenemos que salir urgentemente” y, desde la universidad “nos han aconsejado que no salgamos de las habitaciones, ni vayamos a otros edificios como el polideportivo o la biblioteca”.
Con el susto todavía en el cuerpo Joey y Hide, permanecen a la espera y no tienen intención de abandonar el país por el momento “dentro de la situación de alerta nos encontramos relativamente tranquilos porque Tokio está alejado de la costa, pero tememos que se produzca un temblor más fuerte todavía como el de Kanto en 1923 o el de Kobe en 1995”.
Tras el último terremoto de este viernes, el goteo de noticias es incesante, el portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, ha expresado la voluntad del Gobierno de llevar ayuda a las zonas afectadas por el desastre, y ha apuntado a una reunión de urgencia del Ejecutivo este sábado. “Este es el terremoto más grande desde la era Meiji (los 45 años del reinado del emperador Meiji entre 1868 y 1912), y se cree que más de 1.000 personas han perdido la vida”.
0