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Lluvia fina es un blog del equipo de política de eldiario.es con análisis y opinión de lo que sucede en el día a día en los partidos políticos

¿Tendrá móvil Rajoy?

Évole vuelve a 'Salvados' con dos "miuras" cara a cara, Mas y Felipe González.

Manuel Sánchez

Del interesante debate político entre el president de la Generalitat, Artur Mas, y el expresidente del Gobierno Felipe González sobre la consulta en Cataluña –emitido en el programa 'Salvados' el pasado domingo–, me sorprendió que ambos confesaran que no tenían el móvil del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Es difícil entender que el presidente de la comunidad autónoma más importante de España no tenga línea directa con Rajoy. Ni tampoco el expresidente del Gobierno, aunque sea de un partido político distinto. Demuestra todo un talante del presidente, una forma de ser, que lleva a cuestionarse hasta si Mariano Rajoy tendrá móvil.

En esto, el contraste de Rajoy con su antecesor en el cargo, José Luis Rodríguez Zapatero, es absolutamente brutal. Zapatero era un presidente pegado a un móvil. Su teléfono lo tenía todo el mundo que quisiera tenerlo. Y sus llamadas a compañeros de partido, periodistas y hasta diputados del PP eran habituales. Aunque sólo fuera para comentar cómo había estado en un mitin o en un pleno del Congreso.

Pero Rajoy no debe de tener móvil. Y, si lo tiene, se me ocurre que su número lo guardan tres mujeres: su esposa, María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. Puede que hasta lo tenga el rey, o no.

Más allá del sarcasmo –Mas y González no tendrán problemas en contactar con Rajoy cuando quieran–, lo más preocupante es que el president de la Generalitat dijera que lleva más de seis meses sin hablar con el presidente del Gobierno. Y esto no es por no saberse el número.

Es más que inquietante que, ante el desafío más grande que ha habido en la historia democrática de este país –mucho mayor que el llamado plan Ibarretxe–, los dos principales protagonistas del conflicto que se avecina no hablen desde el mes de agosto.

Que lleven más de medio año sin dialogar el presidente del Gobierno y el presidente de la Generalitat es algo que debería asustar. Uno, moviendo sus peones; el otro, quieto. Pero así no se hacen las cosas en esta democracia. Este difícil país se ha movido desde el diálogo y desde el acuerdo durante los últimos 35 años, e ir a un choque de trenes –como ha dicho Susana Díaz–, cuando toque, no es la mejor solución.

No valdrá con rechazar la iniciativa catalana en el Congreso, porque eso ya se da por descontado, y los partidos catalanes tienen un plan B. No valdrá con mandar a la Guardia Civil a cerrar urnas electorales si se convoca la consulta. Ni tampoco servirá que el Gobierno catalán se salga con la suya y el referéndum se haga de aquella manera, aunque a ellos les valga.

La única solución es buscar salidas a este conflicto, que es más serio de lo que la sociedad española parece intuir. La salida es diálogo, acuerdos, pactos y un nuevo escenario. Por aportar, intentaré hacerme con el número del móvil de Rajoy... si es que tiene.

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