PARK(ing) Day 2014 reverdece Fuencarral y Barquillo
El pasado viernes, coincidiendo con la celebración en Madrid de la Semana Europea de la Movilidad, algunos puntos del barrio reverdecieron por unas horas gracias al PARK(ing) Day, una propuesta surgida en San Francisco (EE. UU.) en el año 2005 que ya ha prosperado en 35 países de todo el planeta y que pretende concienciar de la falta de espacios verdes en la ciudad y la importancia que tienen los jardines y las plantas para la vida de los urbanitas.
Organizado en España por La Comunidad Verde –foro de encuentro de las asociaciones de la jardinería y las áreas verdes y deportivas–, su propuesta es de lo más sencilla y gráfica: transformar durante toda una jornada una plaza de aparcamiento en la que habitualmente vemos coches en un jardín efímero.
Dos fueron los puntos de Chueca y Salesas que se sumaron a esta edición con sendas propuestas de lo más diferentes pero igualmente evocadoras. En el número 73 de la calle Fuencarral RojomentaRojomenta, creadoras de Rebrota Malasaña, desplegaban todo su arte para ofrecer a los peatones un oasis verde de lo más campestre y hipsterhipster.
Balas de paja, unas cuantas macetas con plantas que podríamos encontrar en un casual paseo por el campo, una regadera de metal, herramientas que habitualmente se usan en los pueblos españoles para cultivar la tierra a modo de adorno, una sencilla guirnalda multicolor en la que podía leerse «PARKING DAY» un par de sillas plegables y unas cajas de madera fueron los elementos elegidos para celebrar esta fiesta mundial.
En el otro lado de la balanza, el colectivo de paisajistas de la Asociación Española de Graduados en Paisajismo (AEGEP) Zoa Martínez Salamero, Charo Pino Pedraza, Mercedes de Rada Gutiérrez-Colomer, Rocío Rengifo Abbad y Teresa Vicente Franqueira, desplegaron en la calle Barquillo número 7 “The Garden Picnic Chic”, una instalación verde de lo más glamourosa en la que se recreaba un picnic al aire libre: dos maniquís elegantemente vestidas sentadas en sillas tomaban el te sobre 12 m² de césped natural y rodeadas de varios detalles ornamentales de lo más sofisticado.
El objetivo de este espacio era ofrecer a los viandantes “un rinconcito en el camino” donde pararse para compartir un tentempié al aire libre: un refresco, un sandwich, una ensalada, un helado... Un microjardín funcional, social y paisajístico del que pudieran disfrutar los madrileños por unas horas.
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