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Color: una exposición sobre ninguna persona, época ni lugar, pero que estimulará tu curiosidad y tu vista

El Mago de Oz fue probablemente la primera película que utiliza el color con intencionalidad narrativa

Luis de la Cruz

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Han estrenado en el Espacio Fundación Telefónica – calle de Fuencarral– una exposición sobre el color, con un título que incide en lo sugerente del título y aclara solo un poco: Color. El conocimiento de lo invisible. No es, pues, una muestra sobre un artista, un arquitecto, ni tan siquiera sobre un periodo histórico, lo que la convierte en una incógnita para el visitante medio. Lo que sí es, como suele ser en la institución que la acoge, es una exposición narrativa, aunque quizá en este caso es como un libro de relatos en vez de una novela y como un monográfico de Reader's Digest antes que un ensayo.

Nada más entrar a la exposición te encuentras con un grupo de investigadores que te explican por qué el estudio del color es una cosa muy importante y puntera en sus disciplinas. Te lo cuentan desde unas pantallas, claro, con un montaje bastante espectacular ¿Sabías que el rosa del Frigopie proviene de las betalainas de la remolacha? Esta anécdota da paso a que un catedrático de bioquímica y biología molecular te explique cómo estos pigmentos coloreados pueden usarse, por ejemplo, para detectar el ántrax en ataques químicos o para prevenir trombos en los astronautas.

La sensación del visitante es de un constante ir y venir del pasado al futuro, porque los preciosos círculos cromáticos de los siglos XVIII y XIX tienen su correlato en descomposiciones prismáticas actuales.

A partir de ese momento, la exposición se zambulle en las diferentes vertientes del color como hecho construido socialmente. El color es luz produciendo sensaciones cromáticas (que no son iguales para todos) sobre nuestros órganos visuales. Se podría decir que no existe y llegamos a consensos sociales, aproximaciones, sobre lo que percibimos. Y, de ahí en adelante, esas convenciones sociales sobre el color se expanden a las implicaciones de su presencia en nuestras sociedades. A qué emociones se asocia un color en una cultura, por ejemplo.

El Mago de Oz fue la primera película que utilizó el color con fines narrativos (el país de los sueños era en Tecnicolor, al contrario que la vida real, en blanco y negro). Luego vinieron Vértigo, Matrix y, desde luego, el mundo de la publicidad, que ha explotado intensamente la psicología del color.

Una de las cosas más interesantes de la muestra es la intención de hilar las derivadas sociales del color con la tecnología, que empieza con los primeros instrumentos fotográficos y llega hasta la tecnología guiada por inteligencia artificial y redes neuronales para colorear películas antiguas.

Mapas de color sobre fotos que expresan emociones que se corresponden con historias personales, portadas míticas de Bowie con colores alterados, vestidos de Sybilla, una experiencia inmersiva con música y una gran pantalla curva con colores proyectados…Color es, en definitiva, una exposición a la que llevarías a tus alumnos de cualquier nivel si fueras profesor y que tú tampoco debes perderte si eres una persona curiosa. Sugiere temas interesantes que luego, quizá, puedas transitar al salir de la sala. Probablemente su mayor limitación, como apuntábamos al principio de la crítica, es que cuenta cosas consecutivamente sobre el color, pero cuesta un poco encontrar un solo hilo más allá del evidente. Es, en todo caso, un recorrido temático estimulante que te hará mirar con más atención a tu alrededor.

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