El plan que rematará el urbanismo de Rivas: un arco verde para rodearla al norte y viviendas sobre las que hacer ciudad
Rivas tiene un plan para rematar la ciudad, urbanísticamente hablando. El Ayuntamiento presentó el pasado junio el avance de su nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que servirá para terminar de dar forma a un municipio que ya tenía casi agotadas sus posibilidades de expansión constructivas después de haberse extendido notablemente durante las últimas tres décadas.
El documento nace del proceso ‘Rivas párate a pensar' que tuvo lugar después de la pandemia, en el que los ciudadanos definieron junto a los técnicos municipales cuáles eran las preferencias de los ripenses en todos los niveles municipales y cuyos proyectos se concretaron en la Agenda Urbana 2030. El actual equipo de Gobierno ha trasladado todas estas propuestas y conclusiones también al documento de avance del PGOU, apostando por consolidar un anillo verde en torno a la ciudad y por asegurar espacio para los servicios públicos, así como facilitar un urbanismo más integrador en los barrios.
El Consistorio presentó sus líneas generales a principios de junio, con la idea de que Rivas se convierta en “la Casa de Campo del Sureste”, poniendo el foco en la apuesta por enlazar varias zonas verdes forestales y consolidar otras para formar un auténtico bosque -principalmente de pinos- alrededor de la ciudad.
“No se trata de crecer sin límites, se trata de crecer bien”, explicaba en una reciente entrevista en este medio sobre el avance del plan la propia alcaldesa, Aída Castillejo. “Esta ciudad va a crecer, porque queremos seguir garantizando el derecho a la vivienda. Pero va a crecer bien, respetando un modelo de ciudad, la defensa de los servicios públicos, el acceso a las zonas verdes y ese legado que es el Parque Regional del Sureste”, resumía.
La apuesta por lo verde no solo se refleja en las declaraciones sino también en términos numéricos, con más de un millón de metros cuadrados (en concreto 1.080.000 m2) destinados a zonas verdes y espacios públicos. Habrá además 282.000 m2 para dotaciones y equipamientos, 190.000 m2 para uso terciario -principalmente oficinas- y 124.100 m2 para levantar viviendas.
Aunque los números son importantes, los detalles de las zonas por donde se distribuirán resultan clave para entender por dónde va la apuesta del Ayuntamiento para el futuro de Rivas. Las tres zonas principales son la Puerta Norte -el Cristo de Rivas-, el Mirador Norte y el Mirador Sur. De todas ellas la primera y la última son las que concentrarán más novedades.
La Puerta Norte será el lugar por donde más crezca la ciudad en el futuro, con 100.000 m2 previstos para nuevas viviendas. Se concentrarán en la zona del barrio más consolidada mientras que la situada más al norte, por encima de la avenida de la Democracia, estará el suelo dedicado a actividad terciaria en lugar de la industrial prevista, con idea de que se concentre allí un parque empresarial que abarque los citados 190.000 m2. Un tipo de actividad económica con comunicación directa a la M-50, que servirá para fijar población al municipio y que servirá a los propios ripenses para acceder a más ofertas laborales cerca de sus casas.
La propuesta para el norte incluye unos 100.000 m2 de uso comercial y 160.000 m2 para equipamientos, además de completarse con la idea sobre la que gira el nuevo plan y es el cierre verde del entorno con una extensión de la arboleda situada en el extremo norte, que rodeará todo el entorno.
La misma abundancia de zonas verdes de carácter boscoso llegará con el avance del plan al Mirador Norte, donde 80.000 m2 serán reservados para la continuidad del pinar. En esta parte de la ciudad el remate incluye acabar con un fondo de saco generado en la calle José Isbert, que pasa a estar conectada con las urbanizaciones de Bernardo Atxaga más abajo.
En cuanto a las viviendas, el Ayuntamiento propone más edificios de vivienda colectiva (24.000 m2) con densidad baja-media, en lugar de los chalets antes dibujados para poder ganar las citadas zonas verdes y avanzar hacia un modelo de ciudad más compacta, con otros 27.000 m2 de equipamientos para dar servicio a estos entornos. El Ayuntamiento pone énfasis en la recuperación de los zócalos comerciales, esos entornos desaparecidos en urbanizaciones más cerradas y que son los que dotan de actividad a los barrios gracias a negocios de cercanía que dan servicio a los vecinos colindantes sin necesidad de coger el coche para acciones tan cotidianas como comprar el pan o la fruta.
Por último, la intervención en el Mirador Sur que prevé el avance del plan prescinde de la urbanización que se había planificado en esta zona llena de fuertes desniveles, planteando una desclasificación de parte del suelo de Urbanizable a No Urbanizable de Protección Paisajística. De esta forma, propone continuar con la trama del pinar consolidada en el resto de tramos, sin dedicar ni un metro cuadrado a chalets o pisos. Además, casi 95.000 m2 del mirador serán destinados a equipamientos. Estos se ubicarán en zonas más preferentes y accesibles, evitando las elevadas de mayor complejidad técnica y constructiva.
El arco verde descrito que rodea todo el norte tendrá continuidad con el Parque Regional del Sureste y, de forma interna, con parques de cercanía ya existentes y otros previstos, de menos carácter boscoso y un aspecto de zona verde urbana, con mejores conexiones peatonales.
El avance del plan general fue presentado el pasado mes de junio por el equipo de Gobierno junto al estudio Ezquiaga Arquitectura y sus líneas generales han ido recorriendo los barrios del municipio y el Consejo de Ciudad para recoger las impresiones vecinales, a través de diferentes presentaciones en las que los técnicos que se han encargado de la redacción iban explicando los objetivos a los ripenses. Además, toda la documentación aprobada ha sido publicada en la página web del consistorio, donde se ha encontrado en exposición pública hasta el 31 de agosto. En el pleno municipal de septiembre se informó del proceso de exposición, a través del que se han recibido 370 aportaciones.
Será el segundo paso dentro del largo proceso administrativo que supone cambiar un Plan General urbanístico. Tras el envió por parte el Ayuntamiento a la Comunidad de Madrid para que lo evalúe para la emisión del informe de Impacto Territorial, el equipo redactor tendrá que elaborar un nuevo documento refundido con todas las sugerencias recibidas y las observaciones técnicas del Gobierno Regional. Tras este proceso, el Avance se elevará a Pleno para su aprobación y cierre. Después vendrán las fases posteriores de la elaboración del PGOU y su aprobación definitiva.
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