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La monja de los movimientos sociales de Tetuán es reivindicada para dar nombre a la primera Casa de las familias frente a Eduardo Dato

Mercedes Loring en Tetuán. Fotograma de la película Huellas en el cielo

Luis de la Cruz

8 de julio de 2022 10:00 h

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Desde que se conoció la intención de llamar Eduardo Dato a la primera Casa de las familias de Madrid, que tendrá sede en Tetuán, comenzaron a producirse en el distrito conversaciones sobre la idoneidad del nombre. El político de la Restauración practicó un regeneracionismo social de corte conservador que podría aducirse como mérito para nombrar un servicio público que pretende unificar en un solo lugar los servicios municipales del Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social. Sin embargo, su única relación con Tetuán es polémica, pues estuvo al frente del gobierno que militarizó la respuesta contra la huelga general revolucionaria de 1917. En el transcurso del conflicto, se instalaron ametralladoras en Cuatro Caminos, cuyos disparos contra los vecinos en huelga ocasionaron varias bajas mortales.

Del entorno de la Asociación Vecinal Cuatro Caminos Tetuán ha salido la idea de impulsar la candidatura de la religiosa Mercedes Loring, una monja de la congregación de la Asunción implicada en la lucha contra la desigualdad en el distrito. A lo largo de muchos años, participó activamente en el tejido vecinal de Tetuán desde su condición de religiosa y, también, en otros foros de barrio. La propuesta ha sido hecha suya por el grupo municipal Más Madrid, que lo ha llevado en forma de enmienda al Pleno celebrado el día 7 de julio, en cuyo orden del día estaba la votación para bautizar a la Casa de Familias con el nombre de Eduardo Dato. Finalmente, solo el PSOE y Más Madrid han votado en contra de nombrar Eduardo Dato la Casa de las familias, mientras que PP, Ciudadanos, Vox y el Grupo Mixto lo han hecho a favor. Ahora, la Junta de Distrito de Tetuán tendrá que elevar la propuesta de nomenclatura al órgano competente.

El nombre de Mercedes Loring circuló mucho entre los círculos católicos en 2020 –cuando contaba ya con 95 años– por una petición para que el papa suprimiera las mitras de los obispos para dar testimonio de sencillez –“esos sombreros inútiles”, decía–. “Me pone de mal humor, cuando veo en una ceremonia religiosa, sobre todo la Eucaristía, al Obispo con la mitra, quita y pon. O cuando veo un grupo de obispos ¡todos con sus mitras! ”, dijo entonces en un llamamiento que concitó numerosas adhesiones en todo el mundo.

Ha sido la última causa de Mercedes por el momento. Después de toda una vida en los barrios y en las calles, fue incapaz de estarse quieta durante su estancia en la residencia para hermanas ancianas, que su congregación tiene en Navas de Riofrío (Segovia). Hemos hablado con Mercedes, que goza de buena salud. “He cumplido ya 97 años y el próximo 16, día del Carmen, haré 75 como religiosa”. Son sus bodas de diamante y ha compuesto para la ocasión un canto con el relato de su vida que ha prometido enviarnos, “para quien pueda interesarle”.

Mercedes, nos cuenta, tiene muy buenos recuerdos de Tetuán y cuando le informamos de que hay vecinos promoviendo su nombre para la nueva Casa de las familias, dice divertida que “es un honor más grande que yo…pero tampoco voy a oponerme”. Luego, explica que tendría que pasar por sus madres superioras, pues tiene voto de obediencia. Recordando su quehacer en Tetuán afirma con cierto orgullo que, “es verdad”, ella siempre estuvo mezclada con los pobres, “y yendo al Ayuntamiento o donde hiciera falta para tratar de solucionar los problemas”.

Mercedes proviene de una familia acomodada. Su padre, Jorge Loring Martínez, fue asesinado al principio de la guerra por un grupo de milicianos. Era inventor y una figura importante de la aviación comercial, que cuenta entre sus méritos el haber traído el zeppelin a España. Su historia fue objeto de la película documental Huellas en el cielo, donde podemos ver a la propia Mercedes hablando sobre su padre. La producción echó a andar, por cierto, cuando Susan Youdelman (codirectora) contactó con Loring y empezó a visitarla en Tetuán para conversar sobre su extraordinaria historia familiar. Su marido, el guionista Rafael Azcona, venía a buscarla después de sus encuentros.

A raíz del asesinato de Loring, la madre de Mercedes se vio sin ingresos y con una familia extensa de cinco hijas y tres hijos. Salvo una hermana, todos ingresaron en congregaciones religiosas. Mercedes entró en la Asunción con veinte años –dejando atrás su idea infantil de ser bailarina, muy pecaminosa para las religiosas de su época–. Su vocación la llevó a Ecuador, a trabajar entre gente humilde en Cuenca o Mapasingue, donde participó de una cooperativa. Su siguiente parada fue en Barcelona, donde montó una escuela para dar clases a las madres de un barrio obrero de Hospitalet.

Hacia el año 2000, ya con 75 años, llega a Tetuán, donde dejará una honda huella. Mercedes da clases de apoyo escolar en los salones de la parroquia de San Antonio de Bravo Murillo –donde aún andaba colaborando antes de la pandemia– y en otros espacios “propios de una monja”, como el local de Cáritas de la calle Berruguete, en el que impartía clases para adultos. También participó en la fundación de la Asociación Puente de Esperanza, que nació en 2005 por iniciativa de mujeres de distintas congregaciones religiosas para ayudar al colectivo migrante. En el canto que ha compuesto por sus bodas de diamante como religiosa lo explica en verso:

“Allí pasé veinte años / y otros veinte en Madrid / donde ayudé en la Parroquia / y me dí cuenta que allí / llegaban los inmigrantes / con necesidad de ayuda./ Yo les buscaba comida/mas no le gustaba al cura.

Y por eso nos juntamos / con otras Congregaciones / Empezamos a acoger / y venían a montones / así fue, como empezó / la obra “Puente de Esperanza” / Donde venían a miles / por apoyo y enseñanza.“

Pero también se convirtió en esa señora respetada en los distintos espacios vecinales del barrio. Una monja en el 15M, una monja en el Centro Social Okupado La Enredadera –donde dio clases de idiomas a vecinos migrantes–, una monja en Invisibles de Tetuán (colectivo vecinal que lucha contra la exclusión), una monja en el Frente Cívico de Tetuán…

Antonio Granero, presidente de la Asociación Vecinal Cuatro Caminos Tetuán, la recuerda en las reuniones del Frente Cívico, que se celebraban en el local de la asociación:

“Era muy crack, venía a las reuniones del Frente Cívico que teníamos los viernes en el local de la Aso de San Enrique y no intervenía hasta las ocho, que nos decía que se iba a la residencia de monjas donde vivía y hacía una Intervención resumen de lo que habíamos hablado, dando su opinión y siempre con respeto y mucho sentido común”. También la gente de Invisibles de Tetuán o Tetuán Resiste nos ha remitido recuerdos sentidos sobre Mercedes, a la que invariablemente recuerdan “con una sonrisa en la boca e intentando ayudar a todo el mundo”.

Curiosamente, el local de la asociación donde Mercedes se reunía, y que también fue sede del Banco de Alimentos 15M Tetuán, estaba entonces en el inmueble del Mercado de San Enrique donde se va a inaugurar la Casa de las familias que, según algunos vecinos, debería llevar su nombre.

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