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Sobre este blog

La Meseta es un nuevo blog en el que Castilla y León se abre a la red, sin cortapisas, sin presiones y con un único objetivo: informar, contar, relatar. Informar lo que ocurre esta Comunidad Autónoma sin que nadie imponga sus criterios. Contar lo que habitualmente no se encuentra ni en la Red ni en papel. Relatar opiniones de los que tengan algo de qué opinar. Todo ello pensado para una tierra mesetaria, en la que apenas hay sobresaltos, y con la pretensión de aportar un grano de arena para el avance intelectual y material de esta región.

La crisis económica en Salamanca

Vista de las dos catedrales de Salamanca. J.S.

Ángel Lozano. Profesor y escritor

Los salarios de los salmantinos sufrieron en 2012 la mayor caída de los últimos años. Más de 7.000 empleados perdieron su trabajo el año pasado en Salamanca, dejando la cifra de parados en 37.000. Estos son datos oficiales de la Agencia Tributaria y del INE, terribles cifras, que en el 2013 vamos camino de superarlas.

Las falsas promesas electorales de Rajoy son gran una decepción para las miles de familias salmantinas, incluso para las que votaron al PP. En dos años han aumentado los niveles de pobreza en Salamanca y provincia a cifras preocupantes, y las ONGs, Cáritas y Cruz Roja, no dan a basto para ayudar a tantos necesitados.

Aquí, en Salamanca, no es pura ficción, es realidad: mucha gente pasa hambre y frío, ahora en invierno. Según informes de la propia Junta de C y L, más de la mitad de los hogares de la región sufren dificultades para llegar a fin de mes. Siendo el nivel de pobreza de los castellano-leoneses por encima del 19.5 %.

La Cumbre Social de Salamanca cifra, actualmente, en 20.000 el número de parados sin ingresos, con lo que implica de que más de 9.000 familias salmantinas no reciben ninguna ayuda mensual. Y según estos mismos datos de la AT, 5 de cada 10 salmantinos cobran menos de 1.000 euros al mes, volviéndose a confirmar que Salamanca es una provincia que no llega ni a mileurista.

Salamanca, población ya envejecida por naturaleza, será más vieja aún en el futuro inmediato, pues la proyección demográfica y laboral de la provincia es muy pesimista: a partir de 2017 habrá más muertes que nacimientos. Con ello peligra el sistema de pensiones, que se verán muy mermadas económicamente con la nueva ley del Gobierno de Rajoy.

Además, dentro de 10 años -según INE (Instituto Nacional Estadística)- Salamanca perderá más de 26.000 personas. La atención a los mayores y a los dependientes deja mucho que desear por mediación de la Junta de Castilla y León.

No hay trabajo para nuestros jóvenes. Los escasos trabajos que existen son empleos en precario, empleos basura, o a media jornada, sin futuro. Corregir estas desigualdades debe ser la gran prioridad que tengan en sus agendas los políticos salmantinos, especialmente los del PP, y se lo comuniquen al Presidente Rajoy, si es que quieren salvar algo de esta ciudad provinciana venida a menos.

Y sin embargo, la capital salmantina y su provincia, legislatura tras legislatura, dan mayorías absolutas a las políticas del PP. ¿Seremos masoquistas? Una cosa es el conservadurismo de los bienes patrimoniales, de las tradiciones, costumbres y cultura, etc., y otra es el conservadurismo en las ideas, en lo político y en lo social.

Hoy día el PP salmantino ofrece bien poco a los ciudadanos, que ya están hartos de soportar los inútiles recortes rajonianos. Vale ya de engaños con fines electorales, y vale ya de “comernos el coco” con falsas promesas de que esto está cambiando a mejor.

La capa industrial salmantina es irrisoria, apenas existe. Y los autónomos están continuamente cerrando sus negocios por la crisis. Hay calles de Salamanca que en este sentido son una enorme desolación empresarial.

La Universidad, una de las grandes fuentes de ingresos, es ninguneada muchas veces por la Junta de Castilla y León, y por el Gobierno de Rajoy, sobre todo respecto a la financiación del sistema universitario, a la celebración del VIII centenario de la universidad, o para apoyos a nuestros centros de investigación de prestigio y ayudas/becas para alumnos.

Estaremos en el buen camino según dice Rajoy, sí, pero esta claro que aún no se crea trabajo ni riqueza en Salamanca. Y esta ilusión de mejora no se ve reflejada en la economía real, en la vida doméstica. Vamos, que nosotros –los salmantinos de a pie- no nos enteramos. Solo unas cuantas personas –banqueros y grandes empresarios y grandes fortunas- se favorecerán de esa riqueza que pespunta ahora en España. El dinero no llegará a todos, ni mucho menos. Pasará como con la famosa rebaja del IRPF de la Comunidad de Madrid: solo favorecerá a las rentas más altas, o sea, dicho en román paladino, a los más ricos.

Las asociaciones de empresas familiares afirman que apenas existe consumo, y la inversión pública ha desaparecido (que era uno de los motores del crecimiento). Los recortes, las inútiles reformas laborales, no han servido para nada; solo para generar más pobreza y sufrimiento. Los recortes de Rajoy son una frivolidad porque no son medidas, ni a corto y medio plazo, que busquen solucionar los problemas económicos de todos los españoles/salmantinos.

Esta euforia bobalicona no arregla el desbarajuste que han provocado los chicos de Rajoy y Fátima Báñez votando a favor de la reforma de las pensiones, sin consenso. Ser bobamente optimistas con Montoro y cía nos va a llevar a un recorte “in aeternum” del poder adquisitivo de las actuales pensiones. El PP salmantino navega por una provincia que no reconoce; solo hace falta visitar algunas calles de nuestra ciudad y algunos pueblos, y ver cómo viven muchos salmantinos. O que algunos ministros peperos (de la Junta y del Gobierno) se den una vuelta, de vez en cuando, por la zona trastormesina de los barrios de San José y Buenos Aires, en vez de recorrer tanta ruta gastronómica, la Plaza Mayor y las catedrales.

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