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Astra y Grandland GSe: los nuevos GSi de Opel son ahora híbridos enchufables

El Astra GSe de carrocería de cinco puertas

Pedro Urteaga

Uno de los efectos de la electrificación creciente del mercado es que, cada vez con más frecuencia, las versiones más potentes de muchos vehículos están pasando a ser híbridas y, más frecuentemente, híbridas enchufables (PHEV). Este el caso justamente de los Opel Astra y Grandland, que disponen a partir de ahora de unas nuevas variantes GSe que se colocan en lo más alto de sus respectivas gamas en lo que a dinamismo y prestaciones se refiere.

Más de uno recordará las siglas GSE (con e mayúscula) asociadas a coches emblemáticos como los Opel Commodore GS/E y el Monza GSE. La nueva era eléctrica del automóvil trae consigo un significado distinto para esas tres letras, porque lo que antes era la abreviatura de Grand Sport Inyection ahora lo es de Grand Sport electric.

Más conocidos aun que los GSE de Opel fueron sus modelos GSi, sinónimos de alto rendimiento y diversión al volante en los años 80 y 90. Varias décadas más tarde, los Kadett, Manta, Astra y Corsa GSi (entre otros) se reencarnan en los nuevos Astra, Astra Sports Tourer y Grandland GSe, en los que el motor de combustión -sin duda menos excitante que en aquellos- se alía con otro pequeño propulsor eléctrico y una batería para poder recorrer unas decenas de kilómetros sin generar consumo de combustible ni emisiones.

Comencemos analizando el sistema de impulsión del Astra, que en sus dos variantes de carrocería -hatchback y familiar- cuenta con un motor de gasolina de cuatro cilindros y 1,6 litros que entrega 180 CV y otro eléctrico de 81,2 kW que, sumados, rinden 225 CV. La batería, de 12,4 kWh, permite hacer 64 km sin emisiones locales, y llegar a 73 en uso solo urbano. El modelo de cinco puertas acelera hasta 100 km/h en 7,5 segundos y puede alcanzar, allá donde sea posible y legal, los 235 km/h, así como los 135 km/h en modo eléctrico.

Esta versión GSe se sitúa por encima de la híbrida enchufable de 180 CV ya disponible en el Astra, que monta una variante del mismo motor de combustión rebajada a 150 CV y dispone por tanto de una potencia conjunta menor.

Con el fin de ser más ágil y preciso en la conducción, el Astra GSe incorpora un chasis 10 milímetros más bajo. Además, la dirección, la suspensión y los frenos responden más directamente a cualquier orden del conductor. La tecnología Koni FSD (Frequency Selective Damping, o Amortiguación de Frecuencia Selectiva) habilita diferentes características de amortiguación para un manejo preciso y un elevado confort en función de la situación.

En el caso del Grandland GSe, el nivel de prestaciones va incluso un paso más allá al combinar un motor turbo de gasolina de 200 CV y dos motores eléctricos, uno en cada eje, el primero de los cuales proporciona 81,2 kW y el segundo, 83 kW. El resultado es una potencia de 300 CV con un sistema de tracción total eléctrica permanente.

Aquí, el paso de 0 a 100 km/h se consuma en solo 6,1 segundos, siendo las velocidades máximas las mismas que en el Astra. La batería de iones de litio, de 14,6 kWh, hace posible recorrer 63 kilómetros en modo eléctrico, y hasta 81 si la conducción se realiza exclusivamente en ciudad.

En la gama Grandland, la variante GSe se coloca un escalón por encima de la híbrida enchufable normal, que en su caso tiene 225 CV, como la más potente del Astra.

La recarga completa de la batería, a 7,4 kW de potencia, lleva 1 hora y 55 minutos en los Astra GSe y 2 horas aproximadamente en el Grandland.

Ornamentos deportivos

Al sistema de impulsión propio y la puesta a punto específica, de los que hemos sido testigos durante una prueba de conducción por carreteras de Málaga, los GSe suman por supuesto una serie de detalles estéticos que los identifican como modelos de vocación deportiva. Las llantas son de 18 pulgadas en el Astra y de 19 en el Grandland, inspiradas en las del Manta GSe 100% eléctrico del que te hemos hablado ya aquí, y son comunes también los característicos paragolpes delantero y difusor trasero GSe.

En el interior, los asientos son igualmente de corte deportivo, están tapizados en tejido Alcántara y ofrecen la máxima sujeción lateral del cuerpo del conductor y de su acompañante. Estas cualidades se conjugan con el elevado nivel de confort y ergonomía para la columna que certifica el sello AGR concedido por la prestigiosa asociación alemana de espalda sana.

Tanto los Astra como el Grandland GSe muestran un comportamiento admirable en carreteras de curvas que resulta especialmente llamativo en el caso del segundo por tratarse de un SUV. La puesta a punto específica de amortiguación y dirección brilla con respecto a las versiones menos deportivas de ambos modelos y permite rodar con una notable agilidad hasta en los tramos más complicados y estrechos, como los que rodean la localidad de Ronda.

Ya se conocen los precios del Astra de cinco puertas y el Grandland más deportivos: a partir de 40.900 euros y de 57.600 euros, respectivamente. Los pedidos pueden formalizarse ya, en tanto que las primeras entregas tendrán lugar durante la próxima primavera. Del Astra GSe con carrocería familiar se sabe únicamente, de momento, que costará unos 1.000 euros más que su equivalente hatchback.

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