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Joseángel Murcia, profesor y divulgador: “Las matemáticas tienen mucho más que ver con la creatividad que con el cálculo”

Joseángel Murcia, autor de 'Y me llevo una'

Elisa Reche

Murcia —

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Joseángel Murcia (Murcia, 1977) habla mucho. Por extraño que suene también de matemáticas. Este divulgador de la asignatura más odiada por los alumnos empezó a escribir en su blog Tocamates para hacer las matemáticas más accesibles. También colabora en programas de radio y es profesor en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Todo ese recorrido virtual y vital lo ha volcado en el libro 'Y me llevo una' (Nørdicalibros, Capitán Swing) con bellísimas ilustraciones de Cristina Daura.

El divulgado murciano, quien también participó recientemente en el concurso de La 1 'Vaya crack', presenta el viernes 22 de noviembre su libro en la Librería Diego Marín Expo Libro a las 19.30h.

¿Cómo se te ocurrió ser divulgador matemático tanto en redes sociales con tu blog Tocamates como en persona con los cursos que impartes por toda España?

Llevo toda la vida contando historias, a mi gente, a mis compañeros, a mis hijas. Fueron ellas, de hecho, las 'culpables' de que me interesase en la forma en la que aprenden matemáticas los pequeños. Empezar a contar estas historias al público en general, en un blog, en redes sociales, me valió para que mucha gente- más experta que yo- me mandase sus comentarios, referencias, bibliografía… sobre los temas que yo iba compartiendo. Me ha llevado a conocer a gente increíble, a aprender mucho más y mucho más rápido.

¿Parte del problema que tiene el aprendizaje de las mates se debe a cómo las aprendemos?

Hay una construcción social que nos lleva a aceptar que no seamos buenos en matemáticas. También una realidad, las matemáticas son difíciles, son abstractas, se construyen sobre conocimientos previos, que deberían estar bien asentados. Todo esto se lleva mal con la tendencia de darlo todo cuanto antes, con mucha prisa y sin profundizar. Tenemos que darle una vuelta a lo que se enseña y a cómo se enseña, sí.

Las matemáticas se perciben como algo abstracto e inútil: ¿para qué sirven?

Hemos llegado a creer que aprender matemáticas es aprender a aplicar una serie de procedimientos, fundamentalmente de cálculo, que las calculadoras hacen mucho más rápido y sin esfuerzo. En realidad las matemáticas tienen mucho más que ver con el descubrimiento, con el pensamiento, con la resolución de problemas, con la creatividad. Esa es la razón por la que los matemáticos tienen tanta demanda en las empresas, porque saben resolver problemas, no solo de matemáticas. Aprender matemáticas te ayuda a analizar, a tener un pensamiento mucho más crítico.

El libro explora tu experiencia vital como profesor de matemáticas: ¿cuáles han sido las experiencias más traumáticas y reconfortantes?

Yo siempre quería saber para qué servían las cosas que estaba aprendiendo, de dónde venían y con qué estaban relacionadas, tardé mucho en tener respuestas, y me frustaba. Fue frustrante también saber que decirle a una alumna “esto es muy fácil, lo vas a entender enseguida” no le ayudaba, fue ella la que me ayudó a entender lo que le estaba pasando, no volví a repetirlo, ahora sé que hay conceptos que cuesta entender, y que me tengo que apoyar en más ejemplos y en materiales que les faciliten el proceso.

Al final de la introducción reconoces que saber matemáticas no es suficiente para enseñar matemáticas, que has tenido que aprender mucho enseñando y para enseñar matemáticas. También hablas de que hay profesores faltos de empatía con las dificultades de sus alumnos. ¿Podrías señalar dos o tres 'rasgos de personalidad' de un buen docente de matemáticas?

Un buen profesor de matemáticas tiene que saber matemáticas, tiene que saber también de didáctica, de cómo enseñarlas, pero tiene que tener también esa empatía para escuchar a sus alumnos, para saber qué están pensando para sorprenderse y felicitarles por sus pensamientos. Es fascinante descubrir estrategias para resolver problemas que a ti no se te habían ocurrido en niños pequeños, soluciones creativas que no habías barajado.

En el libro señalas que M. Antonia Canals es uno de tus referentes y una de tus maestras. Esta maestra que aprendió de Montessori acaba de cumplir 89 años. ¿Por qué ha sido tan importante para ti?

Fue una pionera en centrarse en los niños, en escucharles, en acompañarles, en hacerles sentirse matemáticos. También fue una persona que supo romper con la ortodoxia, con lo que se creía. Por ejemplo, rompió con la tradición Montessori, con su método, ampliándolo, modificándolo, introduciendo nuevos recursos. Es una inspiración todos los días, también para romper con ella, para quedarse con lo bueno, pero ampliar su trabajo, su legado, de forma crítica, para no dejar de sorprenderse por los razonamientos de los que están aprendiendo.

Leyendo el libro, queda claro que los materiales manipulativos han jugado un papel importante en tu trayectoria como divulgador, formador, y en tu propio reaprendizaje de las matemáticas para su enseñanza. ¿Qué crees que queda por decir, o por hacer, con materiales manipulativos?

Los materiales se utilizan mucho y bastante bien en primeras etapas, pero demasiadas veces se quedan ahí, en el armario de infantil. Es muy importante que 'salgan del armario' y se utilicen convenientemente en etapas superiores, es fascinante lo mucho que pueden ayudar unas regletas de colores a entender propiedades de teoría de números que aprendí en cuarto de la licenciatura de matemáticas.

Has participado en TED Youth Murcia con la charla ‘Me gustan los problemas’ y también en el concurso de La 1 ‘Vaya crack’: ¿cómo casan la divulgación con las matemáticas con la espectacularización televisiva? ¿Y con las ilustraciones de Cristina Daura en el libro ‘Y me llevo una’?

Participar en la charla TED me valió para llegar a muchísima gente, principalmente. Estar en Vaya Crack me ha ayudado a entender lo que el gran público entiende que son las matemáticas, alguna sospecha ya tenía, cálculo y conteo, fundamentalmente. Pero también me ayudó a superar la frustración. Pierdes una prueba, vas último, tienes mucha presión, muchos fotos apuntando pero tienes que estar listo para la siguiente.

Las ilustraciones de Cristina son maravillosas, para mirar con detenimiento los detalles, de los que están repletas. Se aprende mucho a través de los ojos, pero siempre hay que utilizar la cabeza.

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