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Meritorio, aunque mejorable

Pedro Serrano Solana

El UCAM Murcia ha logrado un triunfo sobre RetaBET Bilbao Basket que, sin que sea ni mucho menos definitivo para nada, sí que merece ser subrayado y festejado. No es definitivo porque se trata ‘simplemente’ de la 9ª jornada de una de las dos competiciones en las que juega esta temporada el equipo murciano, una temporada por lo demás muy larga y en la que, lo sabemos por experiencia, aún habrá momentos de euforia alternados con otros de depresión; y tampoco es definitivo porque, aunque sucedieron cosas que hacen respirar con alivio e invitan a la esperanza, los problemas de fondo persisten. De nuevo, tras conseguir una ventaja más o menos cómoda en el marcador, el CB Murcia estuvo a punto de reincidir en la ya típica espiral de errores de los últimos minutos que le ha llevado a tirar varios partidos de manera incomprensible: Mónaco y Burgos son tristes ejemplos.

La primera cosa positiva, la más importante, es la victoria en sí frente a un Bilbao con el que Murcia viene conviviendo durante los últimos años en la zona templada de la tabla. Sin embargo, en este caso la séptima y la décima ciudad de España se enfrentaban con ciertas urgencias, con un duro transitar por sus respectivas competiciones europeas (BCL y Eurocup) y con un incómodo 3-5 en su casillero de ACB. Este contexto se notó en el juego, en la tensión y en la actitud de ambos equipos, que por momentos mostraban su ansiedad e incurrían en multitud de faltas innecesarias, protestas e interrupciones.

La segunda cosa positiva para el equipo local es el paso adelante de Ovie Soko y de Brad Oleson, dos jugadores que, por diferentes motivos, habían de ser importantes y cuya triste aportación en las últimas fechas estaba lastrando en exceso a un CB Murcia ya de por sí lastrado por las lesiones. Sus nombres fueron puestos bajo los focos, y ambos han respondido al toque de atención que se les ha dado desde el entorno del equipo -no sabemos si también desde dentro-. Un aplauso para los dos.

Y la tercera cosa positiva es el compromiso, la fe y la capacidad de esfuerzo de los jugadores de Ibón Navarro, algo que nunca se ha puesto en duda. El gran peligro de una racha mala es la descomposición de un equipo, la pérdida de confianza en el trabajo del entrenador, así como de cada uno de sus componentes en sus propias posibilidades y en las de los demás; que se llegue a un punto en el que cada jugador quiera hacer la guerra por su cuenta o se centre en mejorar sus números personales para salvarse de la quema y ‘pillar’ un contrato en otro club el año próximo. En este UCAM Murcia eso no ha pasado todavía, espero de corazón que no pase y no tiene pinta de que vaya a pasar. El problema de este equipo no está ahí, afortunadamente.

En el partido entre Murcia y Bilbao, ambos se repartieron el dominio del choque en distintas fases: los visitantes controlaron el ritmo de juego y el marcador en el primer cuarto, en el que llegaron a gozar de 11 puntos de ventaja y en el que, además, Sadiel Rojas se cargó rápidamente de personales y tuvo que sentarse en el banquillo. No pintaba bien el panorama, pero los de Ibón Navarro lograron acercarse un poco al final de dicho primer periodo, y sorprendieron a la grada con los buenos minutos que ofrecieron Alberto Martín y Ovie Soko. El madrileño dirigió, fue agresivo en ataque y generó juego, mientras que el británico mantuvo con vida a su equipo cuando renunció a los triples, parcela en la que está firmando unos números inclasificables, y se dedicó a amenazar desde la línea de fondo, siempre al acecho para lanzarse a por el rebote ofensivo o para cazar un buen pase y anotar bajo el aro.

A la buena actuación de estos dos jugadores hay que sumar la ya mencionada de Brad Oleson, que tomó el relevo de Soko en la anotación y martilleó el aro vizcaíno. Y en la resurrección murciana tampoco hay que olvidar la salida obligada del juego de Tabu, el base titular de Bilbao, con problemas en un hombro.

Con todo ello, y con un trabajo más serio en defensa en el segundo cuarto, pero también y, sobre todo, en el tercero, el CB Murcia pudo igualar el marcador al descanso y tomar ventaja después del paso por vestuarios, llegando a gozar de 11 puntos de margen. Del lado visitante, sólo Mumbrú y Pere Tomás lograban inquietar, precisamente en las posiciones en las que Murcia tiene sus mayores problemas esta temporada y aprovechando los momentos en los que el guerrero Rojas no estaba en pista. Sin embargo, destacó el buen trabajo defensivo de Delía, al que Ibón Navarro emparejó durante algunos minutos con Mumbrú para evitar que el alero siguiera haciendo daño en el poste bajo.

Más cosas positivas fueron, por ejemplo, la actuación del base Kloof, que mejora día a día; la aportación de Benite, cuya inteligencia y lectura del juego son un tesoro para su equipo, esté inspirado en el tiro o no; la seguridad de Hannah desde la línea de libres, y los buenos porcentajes en dicha parcela que, en esta ocasión, sí, tuvo el CB Murcia, además en un día en el que resultó crucial, pues el equipo murciano llegó a lanzar nada menos que 34; y la defensa en general, que llevó a forzar numerosas pérdidas de balón al rival.

Por último, el gran trabajo de Delía y de Tumba en la pintura resume el espíritu que impregna a este equipo, la capacidad de sacrificio y la lucha sin cuartel, hasta el límite de sus fuerzas, en favor del colectivo. Hay que agradecer este logro a los propios jugadores por su carácter, pero también a Ibón Navarro: en estas cosas es donde se comprueba la capacidad de liderazgo de un entrenador, su éxito en la transmisión de un estilo y de una idea de juego que se lleva a cabo sin dar un paso atrás y con las herramientas de que se disponga, ya sean un arco y una flecha, ya un cañón o un tanque.

En el lado negativo estuvo el amago de reincidencia en el bloqueo mental del final, una tara que este UCAM Murcia ofrece día sí, día también: comienza los partidos mentalmente bloqueado y acaba los partidos mentalmente bloqueado; tarda cinco minutos en arrancar y se detiene cinco minutos antes de que se acabe el choque. Sin embargo, esta vez hubo acierto, hubo también algo más de paciencia y claridad de ideas, y se pudo cerrar el marcador con cierta comodidad antes del fatídico último minuto.

Por todo lo dicho, y aprovechando el pequeño paréntesis de las ‘ventanas FIBA’ en mitad de la vorágine competitiva, se puede resumir esta primera fase de la temporada del UCAM Murcia calificándola de meritoria, pero mejorable. Ya he comentado en más de una ocasión que la configuración de la plantilla, además de la novedad de no contar con extracomunitarios, arrastra desequilibrios evidentes: unos vienen dados por el asunto de los cupos, un hecho que impone la elección del club de disputar la BCL, y otros por la desafortunada lesión de Antelo. Sin embargo, hay dos situaciones que me dejan descolocado y que, creo, deben hacer reflexionar la dirección deportiva del club:

-La primera es el fichaje de Faverani, una incorporación que aplaudí en su día porque se trata de un jugador de primer nivel, de una pieza que fue clave en la gran temporada que firmó el equipo hace dos años. Aquí he de reconocer que me falta información, ya que no sé si la dirección deportiva conocía realmente el estado físico del jugador y los plazos que iba a requerir su lesión para poder sumar al equipo. Por esa falta de información, debo especular, y creo que sí, que se sabía de la gravedad de la lesión. Se sabía que su fichaje iba a venir bien para cumplir con la inscripción de cupos, pero no se esperaba que Faverani resultara decisivo. De ahí que se renovara a los dos ‘cincos’ que acabaron el año pasado, Tumba y Delía.

-La segunda es el tremendo agujero dejado en el puesto de ala-pívot por Radovic, un jugador al que había que hacer lo posible y lo imposible por retener. Y claro, en esto también nos falta información. Siempre habrá versiones que circulen (y cuya fuente quizá sea interesada) afirmando que no era posible su renovación o que el jugador no quería renovar, pero el hecho real, palpable como una piedra -casi diría que como una bofetada-, es que Radovic se ha ido a reforzar a un rival directo, y que su hueco no ha sido cubierto con un jugador de garantías. Quizá Lukovic pueda tener futuro en la ACB, pero es evidente que tiene que trabajar mucho para dar el nivel y que, a día de hoy, sintiéndolo por él, pero sobre todo por el equipo, no lo da.

Sin embargo, el propio Ibón Navarro ha dejado claro que no se va a fichar porque no hay dinero, así que habrá que estar a tope con el entrenador, con Lukovic y con todos los demás. Habrá que seguir valorando el esfuerzo de este grupo, incluyendo el del serbio, y, por qué no, disfrutando de ese esfuerzo, porque a cualquier aficionado debe llenarle de orgullo que haya jugadores dejándose todo lo que tienen por defender los colores de su equipo. Y si eso da para llegar lejos en la BCL y en la ACB, genial. Y si da para caer eliminados en la competición europea a las primeras de cambio y para sufrir hasta el final en la liga española, para volver a esa brega y a esa agonía que tan bien conocemos -y en la que el CB Murcia suele dar la talla-, ahí estará su gente detrás para dar su aplauso y su aliento. Como siempre digo, los balances habrá que hacerlos al final, y entonces hay que mirar a quien confecciona el equipo y a quien pone el dinero, para juzgar si las cosas se han hecho todo lo bien que podrían hacerse.

Ahora mismo Murcia es 11º clasificado y comparte balance de 4-5 en ACB con otros cuatro equipos: Málaga, Andorra, Zaragoza y Tenerife (del 8º al 12º puesto de la tabla). En la liga española, los murcianos retomarán la competición jugando en Madrid contra Estudiantes el 2 de diciembre, y lo hará después de unos días en los que no podrá contar con varios de sus jugadores, llamados a participar con sus selecciones nacionales en las ventanas FIBA. Lo mejor que se puede esperar es que su desgaste sea mínimo y que no haya nuevas lesiones.

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