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Seguiremos vivos hasta que nos maten

Comissura, de Patricia Pardo. Tercera maratón de DeCorrido

Elisa Reche

Murcia —

Se trató de una ceremonia de manifestaciones en vivo durante cuatro jornadas que dejaron al público –y a los organizadores- en estado de trance. A su compás se movieron las 33 compañías de todo el país que hicieron visibles unas artes escénicas que manejan nuevos lenguajes.

Comerse a un bebé-piña, echarse un tarro de miel por encima o desplazar el cuerpo al ritmo de un pincel son algunas de las escenas maratonianas que dejaron huella en este festival de agitación escénica desde el pasado 14 al 18 de octubre en Murcia. “La mayoría de estas compañías están bajo tierra. En muchos casos hay una calidad tan buena como los pocos que pueden vivir de este lenguaje no tradicional. Puede que aquí haya habido alguna Angélica Lidell, pero que se tenga que ir de este país, aunque no en sus mismas condiciones, claro”, reflexionó Joaquín en su evaluación final del festival.

Primera maratón: No puedo ver ninguna de las piezas de mis compañeros murcianos porque yo misma actúo en Azul Kieslowski con la compañía Sabotage Performance. Es la primera vez que subo a escena desde que en el colegio hiciera de osito dormilón. Tejo una bufanda azul, mis compañeros José e Isa danzan, un dinosaurio de plástico que compramos en la feria pone huevos de colores sobre la mesa. Se incorporan al escenario las antiguas trabajadoras de fábricas de conservas que han participado en los vídeos de la obra y me da un subidón. El teatro –me- emociona.

En el camerino de El Quirófano, Ricardo Arqueros muestra su preocupación cuando la maquilladora alcanza sus glúteos para cubrirlos con la pintura blanca que le recubre todo el cuerpo. Despido al colega de Esfera Teatro con su carrito de cartón antes de entrar a escena. Miro por el resquicio de la puerta a la otra sala el espectáculo de Teatro Pequeño mientras empiezo a ponerme muy nerviosa.

El equipo que puso en marcha la tercera edición de DeCorrido, alrededor de unas quince personas, no cobró nada. Las compañías y los espacios prácticamente tampoco. Los artistas de fuera de la región recibieron una pequeña ayuda para el transporte y fueron acogidos en las casas de los artistas locales. Una defensa casi heroica de las artes escénicas en Murcia con poquísimo apoyo institucional.

Miguel Aparicio, artista visual y sonoro, que mostró sus Sonografías en la primera maratón, lo resumió de este modo: “Un artista plástico decidió hacerse montador de sus propias obras en el Círculo de Bellas Artes en Madrid para poder cobrar algo por su exposición”. Es un círculo en el que el pez de mostrar tu trabajo artístico se muerde la cola del dinero que deberías cobrar. Ese mismo debate se vive dentro del festival. Como indicó Joaquín: “Las dudas éticas vienen porque no queremos hacer de la necesidad un festival”.

Segunda maratón: Cogen carrerilla las compañías de fuera en La Madriguera. Danza y humor. Con RE[Teatro] redescubrimos una cocina, unos electrodomésticos, un espejo con humor y hamor. Le Corps d´Ulan nos rodea de una belleza ritual y férrea en El Círculo de la Vergüenza, pero no terminan de conquistar el tema de Europa en una pieza visualmente apabullante. La compañía murciana Zoo Cabaret arranca las carcajadas con sus dos piezas de micro que muestran un amor absurdo con unos intérpretes magníficos. Mientras que Alba Vergne consigue envolvernos con sus reflexiones neuróticas sobre el cuerpo y la identidad en Parole Parole Parole, el desencuentro de Inmarcesibles en Oppossés no conmueve. Los Improstores suplen con su improvisación la ausencia de la compañía cubana La Oveja Negra. Raúl Castro parece no sentir plena confianza en que sus compatriotas lo puedan abandonar ahora que empiezan a abrir la mano.

María pidió vacaciones en el Antic Teatre de Barcelona para hacerse cargo de la regiduría de DeCorrido. Controla el lugar y la hora con una calma y felicidad a pesar del caos maratoniano que reina a su alrededor. “El festival reivindica las ganas de dar vida a las artes escénicas y darle una posibilidad a los artistas para que se expresen. Las instituciones públicas deberían subvencionar parte de la demanda y, de este modo, poder pagar a los artistas”, considera esta joven regidora.

Tras cuatro días intensos María cogió el tren de vuelta a Barna. “Me gustaría poder volver a Murcia, pero veo difícil poder trabajar aquí”, explica entre pieza y pieza. Cuánta razón. Murcia es, por ejemplo, una de las dos regiones en España sin una Red de Teatros, como señaló el productor y distribuidor Nacho Vilar en el taller que impartió dentro del festival.

Tercera maratón: En la Chimenea Escénica retumban las risas y explotan los aplausos. Ugne Dievaityte, Antonella D´Ascenzi, Lasttwins y La Lola Boreal hacen de la danza pura poesía, pero en esta ocasión las palabras se las cedo al blog de Patricia Pardo, la clown destroyer valenciana que se comió el festival de una sentada. “Nosotrxs actuamos en teatros con palcos en dorado y en polígonos donde la cena se hace en la acera. En festivales que ponen fruta en los camerinos y en camerinos sin un váter donde mear o agua caliente para ducharte aunque te tires 10 litros de miel en la última escena […] Y los organizadores o los ministerios que sueltan los ceros en los cheques cubren los números rojos de los otros. Así va la cosa. No se extrañen, compañerxs, nuestro oficio es el de cagar todos los caminos.”

En esta tercera edición el aforo de los cuatro espacios prácticamente se llenó. “Uf, no vamos a estar en números rojos”, murmuró Pilar Sola, actriz y coorganizadora del festival. Con el flequillo a media frente, un vestido pizpireto, la voz ronca y mucho trabajo a sus espaldas Pilar señaló: “El público no es consciente de toda la formación académica, física y las ideas que hay detrás de cada pieza escénica. El arte es necesario. Hay que inventar fórmulas.”

Entre el público, el a su vez dramaturgo, José Bote no pareció acusar el cansancio: “Me recuerda a los espectáculos de los corrales de comedias o las fiestas dionisiacas donde surgió el teatro griego: varios días seguidos de representaciones sin parar”. Otro espectador, Rolando Vázquez, afirmó con rotundidad: “DeCorrido es un oasis”.

Cuarta Maratón: Y el oasis se encuentra entre cañizos y limoneros de Los Pájaros Ateneo Huertano. Bajó un árbol baila Julia Crespo su Azul Crujiente, Tabló Vivant reflexiona sobre la firmeza de las posturas éticas entre Shakespeare y textos desgarradores, nos sentimos bien con Beatriz Cervera y su particular conferencia sobre la osteopatía, Pablo Guillén y Rigoberta Pianotocco hacen de la magia y el clown un juego divertido y tierno. Con el Improvable Chow de los Improstores y con música jazz y flow se acaba la liturgia, la ceremonia de manifestaciones vivas. Seguiremos vivos hasta que nos maten.

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