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“Sentirse orgulloso de haber ido a la EGB no significa echar por tierra la infancia actual”

Javier Ikaz y Jorge Díaz, autores de `Yo fui a EGB´

José Miguel Vilar-Bou

Todo comenzó con una frase: “Yo fui a EGB”. Con ella, Javier Ikaz y Jorge Díaz, abrieron una página de Facebook de éxito fulminante que en la actualidad tiene más de 1.750.000 seguidores. A esto le siguió un premiadísimo blog y la publicación del primer volumen de `Yo fui a EGB´ (Plaza&Janés, 2013), que se convirtió en el libro más vendido del año. Todo un fenómeno que ha sabido recoger la nostalgia de quienes crecieron entre 1970 y 1995, la era de la EGB, y que llega ahora a su cuarto volumen. En `Yo fui a EGB 4´ (Plaza&Janés, 2016), los autores ahondan en las costumbres de la época de manera muy visual y divertida, y declaran con humor: “No somos nostálgicos, más que nada porque no hay nostalgias como las de antes”.

¿Qué aporta a la serie este cuarto volumen de `Yo fui a EGB´?

Javier Ikaz: Aporta diez nuevos temas que, como en los otros libros, se pueden leer de manera independiente y en cualquier orden. Se trata de cosas que no habíamos abordado aún: la peseta, los videoclubes, los cumpleaños, cómo se ligaba, la figura del padre. También la comida: Hay un capítulo de recetas típicas de la época. En el primer libro hablábamos de cosas, entre comillas, más obvias: películas, dibujos animados… El cuarto se centra más en lo costumbrista. Trata de lo que hacíamos y decíamos, las expresiones que utilizábamos… las pequeñas cosas.

Jorge Díaz: Luego nos dimos cuenta de que el primer libro era azul, el segundo rojo y el tercero verde… así que nos faltaba el amarillo para completar los cuatro colores del parchís. Y como en todos los libros incluímos extras en homenaje a revistas como la teleindiscreta y la Superpop que solían traer pegatinas y regalos, esta vez hemos decidido incluir una página con adhesivos de expresiones de aquella época y un tablero de parchís en el que las fichas son los componentes del grupo musical. Esto es también un pequeño guiño al sentarse una tarde con tus amigos o tu familia a jugar a juegos de mesa.

Esa parece una costumbre en peligro de extinción.

Jorge Díaz: Sí, hoy vivimos tan deprisa que no tenemos tiempo para desconectar y hacer este tipo de cosas. Por eso nosotros pensamos que hay que recuperarlas. Nos gusta el concepto de volver a lo analógico. De olvidarnos por un momento de internet, de tablets, de lo digital y pasar un rato divertido en familia. Por eso lanzamos el juego de mesa `Yo fui a EGB´ con Educa Borrás.

Precisamente, vuestro éxito comenzó en redes sociales, luego vino el blog, los libros y hasta un disco… Pero ¿cuál fue el germen de todo?

Javier Ikaz: Todo empezó de manera muy sencilla y lúdica, con una frase que nos gustó: “Yo fui a EGB”.

Jorge Díaz: Los dos tenemos muy buena memoria, recordamos muchas pequeñas cosas, anécdotas de aquellos años. Surgían mucho en nuestras conversaciones. Siempre que nos juntábamos con amigos de infancia salía la conversación de: “¿Te acuerdas de…?”. Y se nos ocurrió que, en vez de con los amigos, podíamos compartirlo en las redes sociales… Y ahora tenemos 1.750.000 seguidores.

Javier Ikaz: Los dos éramos blogueros, llevábamos ya unos cuantos años trabajando de manera profesional en eso. Lo más obvio era empezar con una página de Facebook. No teníamos pensado nada más, pero, poco a poco, la gente nos iba animando a hacer más cosas. Y así surgió el blog, y luego Plaza & Janés nos llamó para proponernos el libro.

Y `Yo fui a EGB´ se convirtió en libro más vendido del año. Lleva 25 ediciones. ¿Vuestros lectores son todos de una generació concreta?

Javier Ikaz: Son un abanico muy amplio, porque nuestros libros no son sólo para “egberos”, sino también para gente que no vivió aquel mundo, pero que tiene interés por él. En nuestras presentaciones nos encontramos chavales muy jóvenes, hijos de “egberos”. Y compran el libro para ellos, no para sus padres. Y también hay personase mayores que no hicieron la EGB, pero que son los padres de los que sí la hicieron. Nuestros lectores son casi como aquello de los juegos de Educa: de 0 a 99 años.

Jorge Díaz: A los niños les gustan mucho también nuestros libros, porque son a todo color, y lo que están viendo son juguetes, dibujos animados, golosinas… es su universo. Y de alguna manera están viendo a sus padres cuando eran niños: Ven que también ellos jugaban, que también veían dibujos en la tele, y es un acercamiento muy bonito entre padres e hijos.

Desde hace unos años la nostalgia de los ochenta está de moda. Lo vemos en el éxito de películas como `Super 8´ o de series como `Stranger Things´. También en el de vuestros libros. ¿De dónde viene esa añoranza?

Javier Ikaz: Es que es la época en la que fuimos niños. Para los que estamos entre los treinta y tantos y los cincuenta, volver a esos años es volver a cuando éramos pequeños. A cuando todo era nuevo. Cada película que íbamos a ver al cine, cada serie de televisión o de dibujos que se estrenaba, cada pastelito nuevo en la tienda, eran todo un acontecimiento. Ahora, como hay tanto oferta de todo, ya no se vive la novedad con esa intensidad. Lo que hoy es nuevo mañana ya está pasado. Yo creo que volver a esa época es volver a disfrutar de la vida como hace mucho que no la disfrutamos. Claro, somos más mayores y la sociedad ha cambiado.

¿Añoráis aquellos años?

Javier Ikaz: No. Puedo echar de menos el sorprenderme más en el día a día. El ver el mundo con los ojos del niño. Echo más eso de menos que la época. Precisamente, ahora soy más feliz que nunca, por ser padre, por vivir este éxito. Pero creo que la nostalgia real viene de ahí: De esa parte que hemos perdido y que no vamos a recuperar.

Jorge Díaz: Yo tampoco lo echo de menos. Aquellos años no fueron ni mejores ni peores. Tenían cosas buenas y malas, como la época actual. Simplemente es lo que nos tocó vivir y lo recordamos con cariño.

A menudo habéis hablado del insólito programa infantil `Planeta imaginario´(1983-1986). ¿Sería posible un espacio así en la televisión actual?

Javier Ikaz: Lo veo bastante complicado. Yo lo tengo de foto de cabecera de mi Facebook. Creo que era uno de los programas más alucinantes. Es como una película de David Lynch: No entiendes nada, pero te fascina. Y lo ves ahora, tantos años después, y te sigue fascinando. Pero también pienso que los niños de entonces no podíamos comprender esas referencias culturales, a Magritte por ejemplo. Aquellas eran una televisión y una sociedad muy diferentes, en un contexto muy aperturista. De todas maneras tampoco opino que la programación infantil actual sea tan mala. Los dibujos, tanto a nivel de guión como visual, tienen detrás un trabajo mucho mayor en lo didáctico, en lo psicológico. Se están haciendo cosas muy interesantes.

Jorge Díaz: Yo creo que lo que nos fascinaba era el hecho de ver la televisión en sí. Daba igual lo que nos dieran y acabábamos los niños viendo programas como `Con las manos en la masa´ o `Más vale prevenir´ que no eran infantiles pero que nos gustaban. Y `Planeta imaginario´ nos fascinaba aunque no lo entendíamos. Incluso de `La bola de cristal´ me atrevería a decir que no entendíamos ni la mitad de su contenido. Nos colaban el marxismo y todo, a lo tonto.

Y sólo había dos cadenas.

Jorge Díaz: Eso implicaba que todo el mundo veía lo mismo. Si el viernes por la noche daban el `Un, Dos, Tres´, el país entero se paralizaba. Y estábamos delante del televisor desde la abuela hasta el niño pequeño. Los sábados por la mañana todos los niños sabíamos cuando nos levantábamos que echaban `La bola de cristal´, y todos la veíamos. Al día siguiente esos programas eran “trending topic” y estábamos todos hablando de ellos. Si un humorista decía una frase o una coletilla graciosa, luego la repetíamos todos en la calle. Lo mismo pasaba con los especiales de nochevieja de `Martes y Trece´: Aquellos chistes y expresiones los seguimos usando a día de hoy.

Dentro de treinta años alguien escribirá un `Yo fui a la ESO´.

Jorge Díaz: Seguro que sí, aunque será más complicado porque ahora la sociedad es tan heterogénea, hay tanta variedad y las cosas se pasan tan rápido que resultará arduo juntar a todos los iconos generacionales. Necesitarán cuarenta volúmenes en vez de cuatro.

Javier Ikaz: Tenemos mucha manía de comparar la ESO y la EGB, decir que una es mejor que la otra. Sentirse orgulloso por haber ido a EGB no significa echar por tierra la infancia actual.

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