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'Leer el presente' es un espacio que dedicamos a libros desde eldiario.es/murcia. Del mundo a la página y viceversa. Coordina José Daniel Espejo.

La humanidad herida: reseña de 'Dicen los síntomas' de Bárbara Blasco

La autora Bárbara Blasco

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La decepción tiene muchos cuerpos y una sola cara: la de la frustración, ese gotero que inyecta de líquido espiritual tu interior por los costos de la vida que acaban corporeizándose siempre en forma de crisis y/o desencanto. Esto es, justamente, lo que le sucede a la protagonista de la novela (Virginia), que franquea un trance que es parábola de la crisis de toda una generación, esa que ha entrado ya en los cuarenta y que, por si fuera poco, vive en un hoy que roza lo distópico o lo insospechado, pero que, además, sucede con una verosimilitud que escuece y lastima.

Así, 'Dicen los síntomas' es un diálogo hermosísimo (y muy áspero también) entre ficción y realidad como arma para construir literatura gigante que analiza el presente con la delicadeza de un orfebre. En esa protagonista están figuradas con una voz en primera persona (sarcástica, mordaz y decepcionada) las ilusiones rotas, los sueños incumplidos o los embustes de la palabra familia que todos aguantamos en mayor o menor medida; aunque, también, y sin que haya contradicción, Virginia es insignia de los anhelos que colocamos en las posibilidades de nuestras perseverancias disfrazadas de atrevimiento. Por esto, la novela es un torrente de humanidad que termina explotando en/entre/desde todas sus esquinas. 

La narración está construida en torno a la enfermedad (aquí está, además de su protagonista, el otro gran atractivo de la novela) y las páginas se llenan de callosidades, pero también de afecto, aunque vengan estos desde el lado de las tinieblas, desde el dolor, desde las entrañas y desde la incógnita que es todo padecimiento físico. Ternura y mala hostia para construir una novela repleta de humor (que parece que no cabe aquí y que, sin embargo, acaba oxigenándola con brillo), de aristas que escuecen, de rugosidades que estriñen, de dobladillos que causan fiebre, de emociones y sentimientos que se callan y, por su culpa, se enquistan en los interiores (en forma de tumores, metafóricos y no tanto) y acaban dañándonos si no los sacamos fuera. Hay quien logra desenterrarlos (Virginia y el paciente misterioso) y hay quien no (los padres y la hermana de la protagonista). Pero ninguno de los cinco personajes está etiquetado por los prejuicios: se muestran en carne y hueso, repletos de humanidad (herida y sensible humanidad en todos ellos, que te caen mal y bien al mismo tiempo, impidiendo posicionarte porque en todos hay algo que es de todos y que punza y quema a diario en nuestros interiores).  Por eso la novela se devora: entras en ella y es imposible escaparse de sus embrujos, de lo que parece y acaba no siendo, de lo que promete y termina por regalarte, con final hermoso incluido (y que no lo parece hasta que lo interiorizas después de cerrar el libro). 

'Dicen los síntomas' es una novela que duele y cura, que lacera y alivia. Te pone un espejo delante y te obliga a mirarte en algo que nuestro ego soporta pocas veces: la sinceridad, la más objetiva de las miradas. Bárbara Blasco pone nuestro yo desnudo frente al reflejo, algo que nos pasamos la vida evitando porque se soporta más el prejuicio de los otros -que siempre puede ser impugnado o rebatido- que nuestra propia mirada incontestable; al mismo tiempo, construye una historia que tiene dentro cataratas de escritura perturbadora. Su prosa es (aparentemente) sencilla, detrás de esa sencillez ficticia se esconde un magma de temas que nos conciernen y varios retratos psicológicos tratados con sabia ironía y hermosa profundidad, dejando perforado y atravesado al lector que, inevitablemente, sale del libro vapuleado y, también -menos mal-, retribuido y recompensado. 

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