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¡Por la Absolución de los Jóvenes de las Vías! Historia de una injusticia en cuatro actos

Manifestación frente a las puertas del juzgado en favot de los tres jóvenes de las vías /CARLOS TRENOR

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Esta es una historia que no ha terminado todavía: el cuarto acto aún está pendiente de escribirse, y nunca debería comenzar, pues incluye la celebración de un juicio injusto y las posibles consecuencias del mismo: la condena a tres jóvenes inocentes.

En esta historia se ha intentado representar un guion escrito en los despachos del poder desde hace muchos años, pero el guion original ha tenido que ser modificado constantemente por la irrupción de un actor inesperado, el pueblo organizado de la ciudad de Murcia que ha luchado por sus derechos. Es difícil resumir una historia que dura muchos años en unas pocas líneas, pero aquí va un intento:

Acto primero

Desde que se construyó la primera vía férrea hasta la estación del Carmen en la ciudad de Murcia, los barrios del Sur quedaron separados por una barrera que impedía su desarrollo y la conexión fluida con el resto de la ciudad. Apenas unos pocos pasos a nivel a lo largo de más de tres kilómetros permitían la comunicación entre ambas partes. Desde hace décadas los vecinos y vecinas de estos barrios venían protestando en los pasos a nivel; una protesta tenaz, pero que no impidió a los gestores de infraestructuras del ministerio, con la complicidad de políticos municipales y regionales, y para beneficio de las grandes constructoras, diseñar la llegada del AVE a Murcia, a la misma estación de siempre y por la superficie. El AVE se vendía como la llegada de la modernidad a Murcia, cuando en realidad supone un derroche innecesario e insostenible ambiental y económicamente que, además, va a destruir el ferrocarril convencional (que tiene mucha mayor utilidad social). Pero esto no fue lo que generó rechazo en la población. La llegada del AVE en superficie supondría que la barrera que dividía a la ciudad de Murcia desde hace décadas se haría impermeable: ya no habría pasos a nivel. Apenas unas pasarelas que deben pasar a gran altura sobre la catenaria por normativas de seguridad del AVE. Esto rompería definitivamente la ciudad y aislaría para siempre los barrios del Sur. Poca gente creyó que la llegada en superficie sería provisional ¿quién lo iba a soterrar después?

La reivindicación para el soterramiento de las vías, concretada en la consigna 'AVE soterrado' fue creciendo en intensidad, reuniendo apoyos que desbordaron los barrios afectados y pronto incorporaron a buena parte de la ciudadanía de Murcia y de toda la Región. Incluso tuvo eco a nivel nacional, sobre todo cuando las concentraciones de los jueves en las vías se fueron tornando en actos masivos y las manifestaciones llegaron al centro de la ciudad congregando a decenas de miles de personas. Sin embargo, las actuaciones previstas en el guion original, redactado en los despachos del poder donde confluyen intereses políticos y económicos siguieron adelante sin ninguna modificación. Apenas se hizo algún intento para adornar el discurso, las oficinas de prensa y los tertulianos y opinólogos de los medios de comunicación se empeñaron a fondo en convencer a la población de que se estaba haciendo lo mejor para ellos. El AVE de este primer acto seguía avanzando en superficie.

Acto segundo

El acto segundo empieza con los acontecimientos del día 14 de septiembre de 2017. Las movilizaciones han llegado a un punto álgido, la población no se traga el cuento de llegada del AVE en superficie para soterrarlo después y sigue incansable con unas protestas que han sido siempre pacíficas e imaginativas. Desde la delegación de gobierno se toma una decisión: hay que reprimir duramente el movimiento. Ya no basta con la campaña de desinformación constante y anuncios grandilocuentes (acrecentados en vísperas electorales). Para ello se cuenta con el personaje adecuado, el delegado del gobierno, Sr. Bernabé, que con apoyo del gobierno central (PP) decide traer policías antidisturbios desde varias comunidades autónomas y actúa convencido de que con una brutal represión policial se entrará en una espiral violenta que generará rechazo en la población volviendo las protestas a los tiempos de la “baja intensidad”, perfectamente tolerable para los planes establecidos. Sin embargo, se equivocan, las protestas crecen aún más y en la noche del 3 de octubre de 2017 se derriban las vallas que se han levantado para cerrar el paso a nivel y se quema el cableado de unas máquinas allí aparcadas. No se identifica a nadie en el lugar. No hay detenidos.

Las protestas continúan. El Gobierno central cambia con una moción de censura y el AVE todavía no ha llegado en superficie. No hay rédito electoral al alcance de la mano. En julio de 2018 se anuncia que el AVE llegará soterrado. ¡Es una gran victoria del movimiento popular! Aquí podría acabar esta historia. Pero no, el poder no acepta que le tuerzan el brazo, y ya desde el año anterior había ido tramando su venganza: alguien va a pagar, hay que dar un escarmiento, no se puede aceptar un precedente como este.

Acto tercero

La historia no ha acabado. A comienzos de 2018 se había acusado a tres jóvenes a los que se les piden penas de ocho años de cárcel y más de 130.000 euros de multa por los acontecimientos de la noche del 3 de octubre de 2017. No hay pruebas concluyentes, las acusaciones las anuncian en rueda de prensa el propio delegado del gobierno Sr. Bernabé y el jefe superior de policía Sr. Durán (algo sin precedentes incluso en casos mucho más graves). No se ha hecho una investigación sobre el despliegue policial y la violencia ejercida en la represión, como pedían varias organizaciones de derechos humanos y colectivos anti-represión de la Región de Murcia. No, lo que se hace es acusar a tres jóvenes, elegidos a dedo de entre las miles de personas que esa noche estuvieron allí. Y sin que se conozca ninguna prueba concluyente que permita incriminarles a ellos. La preocupación de los jóvenes y sus familias es máxima, pues aunque se avanza ya de forma clara hacia la victoria del movimiento popular, inicialmente esta acusación tan injusta no genera ni la preocupación social ni el movimiento de solidaridad que cabría esperarse. El juicio se acabará fijando para cuatro años después. Es una situación complicada, pues tras el anuncio de que el AVE llegaría soterrado, en la mayoría de la población murciana, bien por desconocimiento o bien por que se quiere marcar distancias respecto a los hechos de aquella noche, se ha instalado el convencimiento de que ya se ha terminado esta lucha, de que ya se consiguió el soterramiento.

Comienza entonces un camino largo y difícil, en el que por un lado se intentará mantener viva una llama de protesta, retomando las concentraciones de los jueves en las vías y la campaña en redes sociales y algunos medios de comunicación. Y por otro lado, se contacta con todos los agentes sociales, empezando por la propia plataforma pro-soterramiento, asociaciones de vecinos, sindicatos, partidos políticos. Muchos de ellos fueron muy activos en las movilizaciones de 2017 y tras confirmarse el soterramiento, ya consideraban concluida esa etapa. Pero se les traslada un mensaje claro: esta historia no ha acabado hasta que no sean absueltos los Jóvenes de las Vías.

El esfuerzo tenaz e incansable de las familias y amigos de los jóvenes, apoyados inicialmente en un pequeño grupo de organizaciones, ha permitido diseñar una campaña exitosa, aunada en torno a la Asociación por la Absolución de los Jóvenes de las Vías, que ha ido ganando impulso y ha impedido que se olvide este drama que sigue ocurriendo en la ciudad de Murcia. Ha sido un largo camino lleno de angustia y preocupación para los jóvenes, sus familiares y amigos y para todas las personas que comparten la indignación por una acusación injusta que puede acarrear penas tan desorbitadas. Gracias a este esfuerzo, se llega ahora al juicio con un nuevo y gran impulso del movimiento popular, lo que ha permitido volver a aglutinar a numerosas organizaciones, aunadas ahora en el grito ¡Absolución Jóvenes de las Vías!

Acto cuarto

El juicio empieza la semana que viene. Nunca debería celebrarse. Esperemos que la causa sea sobrevenida nada más empezar. O que la fiscalía retire las acusaciones. Y si, lamentablemente, se llega a celebrar el juicio, esperemos que impere la razón y se absuelva a los jóvenes por falta de pruebas. Ya hay muchos precedentes judiciales en los que no basta la palabra acusatoria de un agente policial, es necesario sostener con pruebas inequívocas la acusación contra unas personas concretas por unos hechos concretos.

Este cuarto acto está por escribir, y nos afecta a todos y todas. No sólo a los jóvenes acusados. Lo que ha provocado llegar hasta aquí es un entramado de intereses políticos y económicos que se encuentran protegidos de la protesta popular gracias a una legislación represiva como la Ley Mordaza. Los desmanes del poder muchas veces pasan desapercibidos, pero otras veces no, y la gente se indigna y protesta. Y si la protesta, además, resulta victoriosa y consigue cambiar los planes del poder, entonces esto no se perdona y se ejerce la venganza.

Lo que se quiere hacer con estos jóvenes no es aplicar justicia, sino ejecutar una venganza. Una venganza sobre el movimiento popular, una venganza sobre todas las personas que han participado en esta lucha exitosa. No podemos permitir tan enorme injusticia. Por ello, hoy más que nunca, hay que seguir gritando ¡Absolución Jóvenes de las Vías!

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