Nos acercamos al momento del año en el cual la publicidad hace más esfuerzos por hacernos soñar. Y en muchos casos, se evoca la imagen de personas colmadas de felicidad, mientras regresan a lo que a todas luces es un cálido hogar. Sin embargo, no es dulce todo lo que acompaña a los turrones de estas fechas, ni todo el mundo goza de la calidez de un techo y sus comodidades.
En el polo opuesto a un estado de las cosas navideño y luminoso, nos detenemos en otras latitudes: en el contexto de la República Centroafricana. En este país cuyo Índice de Desarrollo Humano IDH, el indicador social que la ONU utiliza para clasificar el nivel de bienestar en los países) se sitúa en el puesto 185 de 187 países— no hay un retorno a casa con comodidades y sonrisas.
Desde 2012 hay un conflicto muy grave que ya en sus primeros días acabó con la vida de más de 6.000 personas, y que desde entonces ha provocado que una quinta parte de la población se encuentre desplazada. Es decir, hay unos 800.000 centroafricanos que han abandonado forzosamente sus hogares, de los cuales la mitad serían desplazados internos y los 450.000 restantes se habrían refugiado en países vecinos.
Hoy, desde Oxfam Intermón, queremos recordar que la guerra que vive este territorio tiene que ver con sus enormes riquezas naturales —casi tan grandes como sus desigualdades sociales y la corrupción presente en sus instituciones— que se agravan con la injerencia interesada de terceros países.
En este conflicto, además de esgrimir las armas clásicas para generar muerte y destrucción, se ha utilizado el agua como objeto de innumerables ataques: destrucción de infraestructuras, ataques a niñas y mujeres —tradicionalmente encargadas de ir a recoger el agua— e incluso contaminación de pozos, arrojando en ellos los cadáveres de las personas asesinadas. Los grupos armados han conseguido perpetuar el terror entre el pueblo centroafricano Estos ataques han afectado a la salud colectiva, pues no han hecho más que acentuar la desnutrición y propiciar la difusión de enfermedades como el cólera y las diarreas, que afectan especialmente a los más pequeños y vulnerables: los niños y las niñas.
Si bien es cierto que el panorama resulta desolador, se pueden abrir canales de esperanza. En este sentido, Oxfam Intermón trabaja sobre el terreno con un objetivo claro: ser capaces de hacer llegar agua potable a 150.000 personas. A través de la construcción de pozos, letrinas y otros elementos de saneamiento y distribución de aguas se pretende incidir positivamente en la salud y el bienestar de estos pueblos. El acceso a este preciado bien constituye el eje central de la campaña «Cambia su agua, salva su vida», con la cual os invitamos a reflexionar y a mirar más allá, buscando formar parte de la solución.
Gracias a la cooperación es posible hacer realidad que un gesto tan sencillo como abrir un grifo esté exento de riesgos, y permita recuperar cierta normalidad después de convivir con la guerra por obligación. No faltan motivos para contribuir a esta causa, por lo que el lema de las fiestas que se acercan vertiginosamente ha de apostar por hacer de este mundo un lugar un poco mejor. Y estamos convencidos de que ese es el mejor regalo.
Puedes ver el vídeo de la campaña aqui:
