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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

¡Viva el cambio climático!

Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de EEUU

Rafael Cordón Aranda

Cuando existe una gran preocupación en la sociedad por las consecuencias del cambio climático (el 81% de los ciudadanos en nuestros país piensan que no se hace lo suficiente para combatirlo) unos pocos, pero con muchísimo poder económico, solo ven negocio. Cuando comprobamos que las previsiones más negativas se van haciendo realidad, unos pocos, también, siguen esquilmando el territorio y aumentando sus ganancias. Y al calor del cambio climático quienes se han lucrado se postulan como los nuevos salvadores del planeta. ¡Viva el cambio climático! que nos hará seguir siendo ricos, piensan.

La reunión internacional (COP25) que se celebra en Madrid, es un momento para confrontar dos batallas: la de quienes queremos revertir este sistema productivista que nos lleva a un colapso social, económico y ecológico y quienes cegados por las ganancias a corto plazo niegan el cambio climático o solo ven en él “oportunidades de negocio”.

Los hay, sí, que a pesar de todas las evidencias de que el precipicio está cerca se revuelven contra ellas y siguen con sus empresas consumidoras de recursos como si fueran infinitos, con procesos productivos que generan residuos inasumibles; y consiguen poner a su servicio los aparatos administrativos y, si es preciso, el uso de la violencia para intentar seguir eternamente. ¿Será casualidad el golpe de Estado dirigido por EEUU en Bolivia con las recientes decisiones sobre la explotación del litio? Niegan que su modelo económico y social sea el responsable de la situación. Son negacionistas.

Un pequeñísimo número de científicos da apoyo a esos sectores económicos que temen por sus negocios; muchos de ellos contratados por la industria petrolera. Y un país, EEUU, que los abandera y que ha sido y es un freno para los tímidos cambios que los distintos Acuerdos internacionales han aprobado. Además de abandonar el Acuerdo de París, Trump explicó brevemente en un tuit su posición: “El Green New Deal —esa propuesta bienintencionada de evitar la crisis climática— llevaría a eliminar los aviones, los coches, las vacas, el petróleo, el gas y los militares”. Y en su defensa a ultranza del petróleo afirmó en abril de este año que “el ruido de los molinos eólicos causa cáncer”. De risa si no fuera porque este presidente pone en peligro con sus políticas hasta la misma vida del planeta. Y en nuestro país, los apoyos al partido republicano de Trump han venido del PP y ahora, con más entusiasmo, del partido a su derecha, que habla del “camelo climático” y de “tomadura de pelo”. Peligrosos negacionistas.

Pero el sector más amplio del mundo económico y político ante las evidencias de que los pronósticos se van haciendo realidad, hacen de la necesidad virtud y se aprestan a ocupar todos los nichos de negocio que van surgiendo para ofrecer productos con menor huella ecológica, con tecnologías verdes, economía circular… y lo que haga falta. Que algo cambie para que todo siga igual.

Que se cuestiona a las grandes multinacionales energéticas y petroleras y aparecen soluciones empresariales a pequeña escala o individuales de gente comprometida con el medio ambiente; esas oligarquías conseguirán que los gobiernos dificulten su desarrollo y monopolizarán la producción: ¡viva el cambio climático! —pensarán— que nos permitirá seguir aumentando las ganancias con solo una capa de pintura verde.

Que cada vez más gente cuestiona el modelo agroalimentario porque contamina aguas, suelos y seres vivos, empeora nuestra salud; no es problema, las empresas se harán bio, eco y orgánicas aunque exporten a la otra parte del planeta por tierra, mar o aire, aunque consigan eliminar a los pequeños productores, aunque sigan con la explotación laboral, aunque se alimenten de fondos buitre. ¡Viva el cambio climático! —dirán—que nos llenará los bolsillos con dinero blanqueado.

Que la lenta pero persistente acción del agronegocio ha llevado al Mar Menor a su agonía, ahí están sus valedores para que no decaiga su alegría. Uno de ellos, el consejero de agua, agricultura, ganadería, pesca y medio ambiente —medio ambiente a la cola, sí— Antonio Luengo, en declaraciones sobre la Cumbre del Clima, decía que gracias a la agricultura sostenible, esa que mata al Mar Menor, nuestra región es un sumidero de CO2 . ¡Qué ironía!, que contribuye como el que más a captar el exceso de ese gas en la atmósfera, y, por lo tanto, “nos permitiría canalizar un importante flujo de recursos destinados al Mar Menor, como zona especialmente sensible al cambio climático”. ¡Viva el cambio climático!

Y es que estos cazasubvenciones se han aprendido las palabras clave y el vocabulario adecuado para conseguir que la UE, apruebe proyectos con buena cuantía económica: se trata, claro, de vender bien el producto. Así que ahora toca decir que los proyectos son sostenibles, que ayudan a la descarbonización, que combaten la desertificación, que promueven el desarrollo… y ¡ya está!, conseguida una subvención de la UE para “la conservación y puesta en valor del patrimonio natural costero y marítimo del Mediterráneo”; ¿del Mar Menor? Y pagan estudios para decirnos que la agroganadería industrial frena el cambio climático; y retuercen los datos para asegurar que la superficie de los invernaderos cubiertas de plásticos también lo frenan.

¡Y que siga la fiesta! Mientras, el consumismo, la otra cara necesaria para la expansión del “crecimiento económico”, se inculca como una religión y los 'black friday' colonizan aún más las mentes y los bolsillos. Consumo para calmar la ansiedad de quienes están enganchados, consumismo alentado con desvergüenza con un envoltorio de millones de luces para que entre mejor.

Pero hay esperanza: científicos, grupos en defensa del medio ambiente, algunas organizaciones políticas y muchas personas anónimas, proponen y llevan a cabo multitud de alternativas prácticas para reducir la contaminación, para utilizar medios de locomoción colectivos o sin el consumo de energías fósiles o se asocian para crear grupos de consumo basados en la agroecología, la sostenibilidad real y no de marketing, sin explotación laboral y autogestionados. Y presionan a las instituciones para que más allá de declaraciones rimbombantes se actúe con urgencia y sin miedo a los poderes económicos.

Luchemos contra el consumismo, como hacen jóvenes de tantos países unidos en redes internacionales. Escuchemos a quienes desde el conocimiento profundo nos avisan de la urgente necesidad de actuar, incluso con la desobediencia civil. Está en juego la naturaleza y las bases de la civilización.

El día 6 de diciembre en Madrid es una buena ocasión para unirse a la Marcha por el Clima y expresar bien alto con miles de personas de todos los países que no queremos este sistema que ha generado la crisis climática. Y si puedes, hasta el día 12 participa en la Cumbre Social por el Clima para conocer, debatir y proponer acciones efectivas.

Como cantan Tremenda Jauría: ¡¡Que no cambie el clima, que cambie el sistema!!

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