Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Una denuncia de la extrema derecha lleva al límite al Gobierno de Sánchez
Crónica - El día que Sánchez se declaró humano. Por Esther Palomera
Opinión - El presidente Sánchez no puede ceder
Sobre este blog

En este espacio recogeremos rincones insólitos de la Región de Murcia en donde pasar un día entero disfrutando de su variedad gastronómica, fiestas, paisajes e historia.

La Almoloya: la Pompeya argárica

Yacimiento argárico de La Almoloya

Miguel Hernández

Quedo a las nueve y media con Eva Celdrán en la oficina de turismo. Es puntual, y descubro en apenas unos segundos a una mujer enamorada de su trabajo, igual que su compañera de trozos y excavaciones Claudia. ¿Qué hace una mujer de La Unión en un lugar como este?, le pregunto. “Trabajar y cumplir un sueño”, me dice.

Desde el minuto uno se compromete a enamorarme a través de su particular joya de la corona: La Almoloya, una excavación de un poblado argárico en Pliego (su nombre proviene del yacimiento de El Argar, en Antas – Almería), aunque con trozos de la ciudad que pertenecen al municipio de Mula.

3.100 metros cuadrados que albergaban a una población de unas doscientas cincuenta personas. La gran diferencia con el yacimiento de La Bastida es que allí, en Totana, las excavaciones representan poco más del 10 por ciento del total. Aquí, un 80 por ciento. Este hecho debería convertirla en uno de los atractivos turísticos más importantes de turismo de interior en los próximos años.

Si la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) está allí, no es solo por el empeño de un puñado de valientes en conocer un poco más este período de la historia, unos 2.200 años a.C. Los terrenos, propiedad de uno de los hermanos de la mayor empresa de la Región, El Pozo, se convirtió entre los años 2013 a 2017 en su verdadero mecenas, junto con la UAB, ante la pasividad y el ostracismo al que sometió la Administración regional a este enclave de nuestro pasado.

La aparición de su famosa 'princesa de la Almoloya' puso sobre la mesa el debate sobre cómo mejor exponer este descubrimiento. Sin duda, los que apuesten por el centralismo tienen razones para justificar que la capital debe ser la posada de la princesa. Pero se equivocarán, como lo ocurrido con la 'Venus de Bullas', donde en su presentación hace unos días, tras su tralsado al Museo Arqueológico Regional, ni siquiera fue invitada su alcaldesa. Su lugar, su puesta en valor, su referencia, debe ser la tierra que la descubrió. Si queremos luchar contra la España vaciada, la centralidad no es el mejor camino.

Entrar a La Almoloya de la mano de Eva Celdrán es un auténtico placer, ya que compruebas que el sector turístico no tiene que ser sinónimo de trabajadores de baja cualificación. Con estas profesionales no solo ves piedras, calles, cisternas y casas. Si te sientas a su lado mientras habla y brillan sus ojos, ves pulular por allí hombres y mujeres de hace más de cuatro mil años. Sus almas siguen allí, intactas, cautelosas, escondidas, convertidas en guardianas de fosas, urnas, cistas y covachas. Celdrán cuenta que se encontró en una cista (monumento funerario individual) una alabarda, por lo que se cree que perteneció a un guerrero.

Cuando uno asciende hasta este cerro, situado a unos 600 metros de altitud, lo primero que queda en tu retina son sus vistas. Desde aquí se puede contemplar el 10 por ciento del territorio de la Comunidad Autónoma. El acceso, unos diez minutos en coche desde la localidad de Pliego (tened en cuenta que los últimos quinientos metros solo es accesible en todo terreno) está configurado por una escalera natural de piedra. Esperemos que el día que sus visitas formen parte de la cotidianidad del paisaje, no solo lo arreglen, sino qué en la propia ciudad se acondicione la seguridad.

Desde aquí hasta el yacimiento de La Bastida, dirección Casas Nuevas, no hay muchos kilómetros, unos 30. El problema es que la carretera que las une no está en buenas condiciones. Pero más que un obstáculo, debería convertirse para las autoridades en un reto, y transformar este binomio (Almoloya / La Bastida) en uno de sus principales atractivos turístico y patrimonial del interior de la Región de Murcia. Aunque sería deseable que estos profesionales se acercaran hasta El Castellar en Librilla, pues de confirmarse un nuevo poblado, estaríamos ante un 'triángulo argárico mágico'.

La sala de reuniones

Un habitáculo de unos 130 metros cuadrados. Aquí apareció la 'princesa'. Es, sin duda, el principal edificio de la ciudad. Las especulaciones sobre de qué se hablaba aquí hace más de cuatro mil años está abierta, pero si te sientas en uno de sus poyetes, es fácil de imaginarlo.

Otro de los edificios emblemáticos es una cisterna que funcionaba como almacenamiento de agua. Se sitúa en la parte alta de la ciudad lo que, sin duda, marcaba quien mandaba en ella. En esto los murcianos hemos avanzado poco.

De momento en Mula se prepara una gran exposición, pero si los ayuntamientos de ambas ciudades, de la mano de la Administración regional y estatal, son capaces por una vez y para que sirva de referencia, trabajar y remar en la misma dirección, La Almoloya puede y debe convertirse en algo más que un reclamo turístico. Estamos hablando de nuestro pasado, estamos hablando de nuestra historia.

Sobre este blog

En este espacio recogeremos rincones insólitos de la Región de Murcia en donde pasar un día entero disfrutando de su variedad gastronómica, fiestas, paisajes e historia.

Etiquetas
stats