“Podemos vivir con humor hasta el último día de nuestra vida”
Dice, con acierto, la Wikipedia que la risa es una respuesta biológica producida por el organismo como respuesta a determinados estímulos, fundamentalmente al estrés. Aprender a ver la vida con humor mejora la salud, aporta beneficios físicos, mentales, emocionales y además es gratis –importante en los tiempos que corren–.
Germán Payo Losa lleva casi un cuarto de siglo dirigiendo talleres de humor y 14 años dando clases de humor para adultos. “Educa desde el humor” es la línea de trabajo que dirige desde Salamanca y que ahora presenta por todo el mundo para contribuir a contagiar la risa floja a todo el que lo desee.
Pregunta: ¿En qué consiste la filosofía de vida que se promueve desde Educahumor?
Respuesta: Consiste en tratar de potenciar el sentido del humor y la capacidad de reír que tenemos los profesores, no sólo cuando las cosas van bien, sino cuando van mal. No solo cuando tienes alumnos fabulosos, sino también cuando los tienen difíciles o muy difíciles. Los profesores con mejor sentido del humor tienen, menos estrés, mejor salud, y manejan mejor las emociones, sobre todo las negativas y además tienen en su mano una herramienta para comunicar, relacionarse y resolver conflictos y crear ambientes mucho más eficaces a la hora de trabajar. Creemos además que está al alcance de todo el mundo, no sólo de los más graciosos. La risa, el humor, la seriedad y el trabajo bien hecho, son totalmente compatibles y si tú tienes al lado un colega, una pareja, un amigo, que te pueda hacer reír en momentos difíciles conoces el valor que eso tiene.
P: Supongo que todo esto parte, sobre todo, de aprender a reírse de uno mismo.
R: Esa es la base, la base de todo, y a mi me parece que es lo mas difícil. Estamos metidos en un mundo en el cual las mujeres soportan un chaparrón de imágenes de apariencia que tienen que lograr para ser felices mientras toda la sociedad tiende a machacarnos la autoestima. Desde el humor, aprendemos a aceptarnos como somos. Tengo un amigo que comentaba que “los espejos ya no son lo que eran, antes me hacían más joven”. Una vez fui a dar una charla a Valladolid y una profesora se me acercó para guiarme hasta el aula. Por el camino, yo, por hablar de algo, le comenté: “oiga, ¿y cómo me ha reconocido?”, su respuesta fue: “es que me habían dicho que eras un viejo con barba”. El sentido del humor esta basado en eso, en reírnos de nosotros mismos.
P: ¿Y es posible darle la vuelta a una situación sin pizca de gracia?
R: Depende de cómo la veamos. Tenemos un lado del cerebro lógico y un lado creativo. En el lado creativo, yo puedo ver las cosas de un modo mucho más imaginativo y fantástico. El lado lógico nos dice que si vemos una señal de prohibido no debemos entrar por un sitio determinado, pero nuestro lado creativo, nos permite ir totalmente en contra de lo que nos imponen en esta vida. Yo vengo de Salamanca, allí llueve muy poco; hace mes y pico estaba en Santander para dar una charla, cuando me pasó algo curioso: de camino a la universidad, estaba lloviendo mucho, de tal modo que yo iba caminando con mi paraguas, intentando no mojarme. Al llegar y cerrarlo, vi que tenía tres partes del paraguas totalmente manchadas de blanco, y comenté: “vaya regalito me ha dejado una paloma” y me respondieron: “por el tamaño que tiene eso, sin duda es de gaviota”; en ese momento, lo que se me ocurrió pensar fue agradecer que estuviera lloviendo, porque de lo contrario, habría entrado completamente manchado de blanco. El humor, es como ese paraguas que nos protege de estos regalitos que nos da la vida.
P: En cualquier caso, hay gente que de por sí, tiene un sentido del humor innato, pero, ¿pueden desarrollar el sentido del humor ese tipo de personas a las que cuesta sacar una sonrisa?
R: Si preguntas a Woody Allen te dirá que no, pero yo te digo lo contrario. Cuando empezamos con este proyecto, una de las iniciativas que promovimos fue disfrazar a un grupo de personas para sacarnos unas fotos cómicas. Fuimos uno por un uno pidiéndoles que escogieran un personaje histórico para que yo les caracterizara. Todos preguntaban: “¿pero lo van a hacer todos? ¿incluso fulanito?”. De este modo, se animaron. Es cierto que si no es el ambiente adecuado, también tenemos la capacidad de estar serios y no hacer bromas, pero por lo general, yo prefiero contribuir a que los demás se rían de la vida.
P: Su proyecto sigue dos líneas de trabajo principales, una es precisamente, cómo desarrollar el sentido del humor, y la otra, cómo aplicarlo al trabajo.
R: No sólo a cualquier profesión sino a cualquier aspecto de la vida. Si uno por la mañana se fija en las arrugas o en los pelos que tienen frente al espejo se deprimirá si no se mira con humor y autoestima. Yo tenía un amigo con cáncer de garganta, un día fui a verle y al preguntarle qué tal estaba, su respuesta, casi sin voz, fue: “aquí, formando un coro”. Murió la semana siguiente, pero lo cierto es que con humor podemos vivir hasta el ultimo día de nuestra vida. Te voy a poner otro ejemplo: en Seattle, había un banco que tenía muchos atracos y para intentar poner remedio entrenaron a los dependientes para que cuando entrase un atracador le saludasen amablemente aunque les estuviese apuntando con una metralleta. Eso primero desconcierta, y por lo tanto disminuyó el numero de atracos considerablemente. Cuando una persona te sonríe, parece que te conoce, y eso creaba en el atracador, una respuesta diferente a la esperada. Una psicóloga me decía en Ponferrada que una paciente le comentaba todos los días alarmada que un extraterrestre se metía con ella en la cama a diario para hacerle el amor. Ella le preguntó: “¿y qué tal?”, su respuesta fue: “pues mejor que los de aquí”. A raíz de esa aproximación con la paciente, solucionamos el problema. En fin, que existen montones de aplicaciones del humor y nos vale para cualquier cosa.
P: ¿Es cierto que nuestra capacidad de reírnos está directamente relacionada con el estrés que sufrimos o incluso con nuestra salud?
R: Cuando nosotros tenemos estrés, si vemos algo que nos irrita o indigna, es porque nuestro cerebro procesa esa idea y la adrenalina que genera nos prepara para luchar o salir huyendo. En cambio, cuando uno es capaz de reírse, nuestro cerebro pone en nuestro torrente sanguíneo endorfinas o serotonina que nos hacen relajarnos. No se puede estar estresado y enfadarse si uno se está riendo. Esto es algo que ya está probado a nivel médico y científico. Las personas que más se rían menos estrés van a tener y van a aguantar más el dolor. Cuando te ríes, tu corazón recibe un masaje cardiaco con un efecto buenísimo, tu circulación va más rápida, tienes menos enfermedades cardiovasculares, tienes mejor digestión, tu sistema inmune es más fuerte, tus pulmones ventilan más y por lo tanto la sangre viaja por tu cuerpo mejor oxigenada. Los pensamientos también influyen en el cuerpo y en nuestro estado de animo. Si tienes pensamientos positivos tu salud va a mejorar, las preocupaciones por el contrario, terminan provocando una úlcera en el estómago o fuertes dolores de cabeza.
P: ¿Puede por lo tanto el humor lograr objetivos como aumentar la productividad o ayudar a prevenir conflictos, en este caso, en el ámbito laboral?
R: Claro, en Estados Unidos había un banco con clientes hispanoparlantes y empleados que solo hablaban inglés. El ambiente era un poco complicado, así que el director de la sucursal estableció un premio de 20 dólares a la semana y una botella de vino al que atendiera al peor cliente. Al cabo de un tiempo, los empleados se peleaban por el cliente más complicado. Están por un lado estos incentivos, pero hay empresas que directamente contratan gente con sentido del humor. Yo he volado en Estados Unidos con Western Airlines y un azafato comentaba: “no se puede fumar dentro del avión, pero si alguien tiene mucha necesidad puede salir al ala. El resto veremos la película lo que el viento se llevó”. Ser positivo con uno mismo es genial, pero cuando además lo eres con los demás se forma un ambiente de trabajo muy bueno que contribuye a que haya menos absentismo o menos bajas por depresión.
