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Sanfermines, año 1 tras 'la manada'

La plaza Consistorial de Pamplona instantes después del chupinazo.

Miguel M. Ariztegi

Los Sanfermines son unas fiestas propias de machirulos sobrados de testosterona que reparten su tiempo entre el consumo de ingentes cantidades de drogas, las agresiones sexuales y el maltrato animal. Esa es la imagen que un neófito podría hacerse si consulta el inefable mundo de las redes sociales y algunos medios de comunicación que sucumben a la dictadura de las audiencias fáciles -el clicbait- y olvidan la responsabilidad a la hora de informar. Los aprovechateguis, que diría el expresidente del Gobierno. Y aunque las andanzas de la manada han sido las que han dado la puntilla a la reputación de la fiesta, los problemas vienen de lejos: masificación, nueva sensibilidad social contra la tauromaquia, excesos, pérdida de identidad… muchos elementos que confluyen a la hora de definir las fiestas sin igual como un macrobotellón de nueve días tan hostil para las mujeres como para los toros.

Pero cuando dentro de unas horas el Chupinazo haga estallar el frenesí, los Sanfermines volverán a reivindicarse como el modelo por antonomasia de la fiesta popular, construida de abajo hacia arriba y no al revés, por lo que cada año se reinventan. Son muchos los colectivos que trabajan a lo largo del año para hacer posible que cientos de miles de personas de más de 60 nacionalidades participen entre el 6 y el 14 de julio de la esencia que cautivó a Hemingway. Nueve días de fiesta ininterrumpida con casi 500 actos previstos en el programa, entre ellos los encierros, la procesión en honor a San Fermín, los fuegos artificiales, las salidas de la comparsa de gigantes y cabezudos, actuaciones musicales y otras actividades para todos los públicos.

La campaña Por unas fiestas libres de agresiones sexistas – Eraso sexistarik gabeko jaien alde ha logrado que el pin de la mano roja sea para la mayoría un elemento más de la vestimenta festiva: blanco impoluto -al menos en un principio-, faja y pañuelo rojos y el pin. Y no, pese a la campaña impulsada desde las redes sociales, parece que la mitad de la fiesta -las mujeres- no vestirán con camisetas negras.

Como novedad este año, el Ayuntamiento de Pamplona ha desarrollado la aplicación gratuita para móvil 'AgreStop/EraStop', un sistema de alertas que permitirá geolocalizar a la persona que denuncie cualquier tipo de agresión, pero especialmente sexistas, y activar de forma inmediata los recursos de Policía Municipal. La aplicación, que tiene vocación de continuidad durante todo el año, cuenta con tres botones: Estoy sufriendo una agresión, Denuncia una agresión y Acompáñame. El primero de ellos enviará una señal inmediata a Policía Municipal, que geolocalizará a la persona que haya pulsado la alarma y enviará a los agentes más cercanos a su ubicación.

La parlamentaria foral y representante de Andrea y Lunes Lilas Tere Sáez pide que las mujeres no “abandonen” las fiestas de San Fermín y ha animado a la ciudadanía a vestirse “como se ha vestido siempre” pero con el símbolo de la mano roja.

“Nos ha costado muchísimos años conseguir que la calle, la noche y la fiesta podamos disfrutarlas, y por lo tanto no queremos abandonarlas, queremos estar en las fiestas de San Fermín, queremos estar divirtiéndonos y siendo libres”, afirma sobre las propuestas, descartadas por los movimientos feministas locales. También ha pedido que la fachada del Ayuntamiento se ilumine de color lila en recuerdo a Nagore Laffage el 7 de julio..

Pero la frustración social que siguió a la sentencia de la manada desbordó cualquier previsión, y las llamadas al boicot por una suerte de conexión entre Pamplona y la manada difícil de explicar racionalmente no se hicieron esperar. La escritora Lucía Etxebarria se ha mostrado especialmente crítica con Pamplona y sus fiestas. Baste como ejemplo su artículo en El Periódico titulado Pamplona es la nueva Texas, en el que utiliza la escena de Thelma y Louise en la que la segunda es violada y teme que nadie le crea porque haya ocurrido en Texas. Tras la decisión judicial de no condenar a la manada por violación, animó a todas las mujeres al boicot para “protestar contra la sentencia” bajo el hashtag #SanFerminSinMujeres.

Poco después, personas poco informadas de la órbita del movimiento feminista secundaban la llamada y añadían como argumento un vídeo publicado en el perfil de Facebook de PlayGround Magazine que narra el asesinato de Nagore Laffage en las fiestas de 2008. La guinda a la campaña la puso la escritora Rosa Montero, que en su perfil de Facebook abogó por derogar las fiestas mezclando los toros y las agresiones sexuales: “No quiero fiestas con animales, eso lo primero. Lo segundo, creo que además los Sanfermines se han desmadrado socialmente muchísimo, por más que haya gente estupenda”.

El cortometraje de María Cañas La cosa vuestra -exhibido en el festival Punto de Vista de Pamplona- y noticias sensacionalistas de toda condición publicadas y emitidas en los últimos años -desde reporteras asaltadas por borrachos en pleno día, exhibicionismo diurno de todo tipo e incluso el rodaje de películas pornográficas callejeras- ha terminado por acabar con la maltrecha imagen de San Fermín. De cuyas cenizas se aprovechan sin remilgos touroperadores internacionales como Stoke Travel, que utilizan en su publicidad mensajes que insinúan más o menos explícitamente que Pamplona por Sanfermín es una bacanal en la que todo vale con las chicas para conseguir un encuentro sexual.

La reacción desde abajo

Colectivos como la plataforma popular Gora Iruña trabajan para reivindicar unas fiestas “participativas, feministas y euskaldunes”, explica su portavoz, Zuriñe Altable. Reconoce que los Sanfermines se venden “como un espacio sin normas, o en el que romperlas está permitido. Si sumamos a eso el gancho de la sexualidad, tenemos un problema”.

Asegura que han denunciado ese tipo de reclamos publicitarios y muchos touroperadores los han retirado. “Las mujeres podemos hacer con nuestro cuerpo lo que queramos, porque es nuestro. El hecho de que una mujer se quite la camiseta no le da derecho a nadie a tocarle ni a meterle mano si ella no quiere. Esas imágenes que se vendían como reclamo reflejan en muchas ocasiones agresiones sexuales. Afortunadamente va cambiando poco a poco”, apunta.

Tere Sáez destaca que “Navarra, no solo Pamplona, ha conseguido unir en un mensaje al movimiento feminista, a los colectivos que hacen posible la fiesta y a las instituciones. Eso es complicado de conseguir; es una práctica ejemplar”.

No obstante, reconoce un “efecto perverso”: “Los Sanfermines son conocidos por las agresiones”. Magaly Rodríguez, presidenta de Andrea, abunda en que los colectivos están “trabajando desde hace muchos años para que la atención a las víctimas sea eficaz. Y eso se demostró el año pasado, con la manada: la víctima fue acompañada inmediatamente gracias al protocolo de agresiones y los agresores fueron detenidos en horas”.

La campaña de la mano roja, la del no es no, ha logrado una gran implantación: “Es una manifestación de tu intención. Cuando te pones ese pin lo que estás diciendo es que crees que Iruña tiene que ser una ciudad libre de agresiones”, explica Altable, que remarca que la víctima fue ayudada en un primer momento “por una pareja que pasaba por allí y se la encontró en shock”.

Reconoce también la “doble lectura” de la denuncia sin ambages de las agresiones sexistas: que las instituciones y los colectivos sociales hayan puesto el foco en ese tema “no es porque haya más agresiones en Pamplona o porque en otros sitios no las haya; es que las hemos puesto encima de la mesa y estamos trabajando”.

“Es una realidad que en las fiestas de todos los lados se dan elementos concretos, como el consumo de alcohol y otras drogas, que hacen que las agresiones sexistas aumenten. Sanfermines es una fiesta muy grande, en la que participa mucha gente y tiene mucha visibilidad internacional. Por eso lo que pasa en Sanfermines resulta tan relevante”.

74 casos de agresiones o abusos sexuales desde 2004

De acuerdo a un estudio presentado esta semana por la Universidad Pública de Navarra, en el 94,74% de los casos de agresiones o abusos sexuales ocurridos en Sanfermines entre 2004 y 2017 se identificó a los autores“. Estas cifras indican que Pamplona es la ciudad con mayor número de denuncias esclarecidas entre las cinco comparadas, que incluyen las Fallas de Valencia, la feria de Málaga, la Tomatina de Buñol, y el Pilar de Zaragoza.

También es Pamplona la ciudad con mayor número de denuncias, 74 en total, siempre en un periodo de tiempo comprendido en los 14años que abarca el estudio, entre 2004 y 2017. Pero tanto las autoras como el Ayuntamiento perciben esta cifra en positivo porque denota “sensibilidad, respaldo social sobre los delitos contra la libertad sexual, además de las políticas pioneras para abordarlos”. “Se puede atisbar una mayor cultura de la denuncia”, estiman.

De las 74 denuncias, 27 se consideraron agresión (cinco con penetración) y 42, abusos (cuatro con penetración). Los otros cinco no se incluyen “por criterios de rigurosidad/fiablidad”. Los abusos se producen en ocasiones con público, mientras que las agresiones se dan en privado. En todo caso, quedan fuera del estudio las agresiones en el ámbito de la pareja.

“Creamos espacios libres de agresiones sexistas, con información y formación para los protagonistas: desde camareros a corredores del encierro. Sobre todo son agresiones de baja intensidad: que me agobien o que me toquen el culo por ejemplo. Pero las mujeres tienen que saber que todas las personas que tienen alrededor son aliadas contra esos comportamientos”, remarca Altable.

Y subraya: “La respuesta no puede ser que las mujeres no podamos andar solas por la calle, disfrutar de los Sanfermines o de las fiestas o que no podamos volver solas a casa. No me atrevo a decir todavía que los Sanfermines son seguros para las mujeres porque hay muchos elementos incontrolables, pero sí son mucho más seguros que hace 5 años. Sobre todo por la concienciación de la ciudadanía. Ha aumentado la conciencia social y nos damos cuenta de que es responsabilidad de todas y de todos”.

Tere Sáez también hace hincapié en la idea de “poner en valor lo que se ha trabajado”: “Hemos conseguido que quienes viven una situación de agresión sexual sientan que tienen el apoyo de la gente. Tanto para denunciar como para simplemente ayudar. Esto es un cambio, porque antes no era así, y en otros sitios sigue sin ser así”. Y añade: “Puede haber muchos intereses, el tema de la manada puede usarse y se usa para desprestigiar los Sanfermines y, todavía peor, para recortar derechos de las mujeres. Iruña es una ciudad amable para las mujeres. Cada vez gozamos de más libertad”.

La parlamentaria remarca que “la violencia sexual existe en todos los lados. La diferencia es que aquí se ponen los recursos y el apoyo, y por eso pudo continuar con la denuncia. La víctima de una agresión muy parecida en Valencia -varios agresores, una chica muy joven- no contó con ese apoyo y tuvo que retirar la denuncia con la amenaza de que fuera considerada falsa”.

En su opinión, “lo importante es que se ha producido una transformación del pensamiento social. Hemos dado el paso de entender que las mujeres tenemos derechos, en todos los terrenos. El pensamiento machista del sistema patriarcal sigue ahí. Por eso todavía hay que recalcar que el pensamiento feminista persigue la igualdad entre mujeres y hombres, no los privilegios ni de unos ni de otras”.

Con Nagore empezó todo

Zuriñe Altable recuerda que el asesinato de Nagore Laffage el 7 de julio de 2008 “no tuvo para nada la respuesta social que tenemos desde 2015. Es triste, pero creo que cierto. Supuso un antes y un después para el movimiento feminista, pero creo que a nivel social no caló hasta años más tarde. En su día pasó bastante desapercibido. Hicimos una concentración y no sé cuánta gente estaríamos, pero las que sujetábamos la pancarta y unas cuantas más”.

En su opinión, “era todavía el momento de invisibilizar lo que pasaba en Sanfermines: si no lo contamos parece que no pasa y nuestras fiestas son mejores”. Tere Sáez coincide con el argumento: “Creemos que fue el punto de partida. El referente anterior a todo lo que ha pasado después. Ahí empezamos a dar pasos conjuntos como ciudadanía”.

En estos Sanfermines de 2018, el movimiento feminista ha pedido “un gesto” al colectivo Motxila 21, encargado de tirar el Chupinazo, que es el grupo musical de la Asociación de Síndrome de Down de Navarra, elegido para esta responsabilidad en votación popular. En concreto, los encargados de prender la mecha del cohete anunciador de las fiestas serán Ibai Ganuza y Leire Zabalza. Esperan unas fiestas repletas de guiños a la lucha por la igualdad

Los toros, un problema

Y si la agenda feminista marca cada vez más el programa de San Fermín, los toros son cada vez más discutidos. Tema tabú hace no tantos años, el debate social se ha ido intensificando, si bien la mayoría parece establecer una diferencia nítida entre el encierro y la corrida de toros propiamente dicha.

Por primera vez, este año el boicot de los grupos animalistas ha trascendido el mundo virtual y ha llegado al real. El autodenominado Frente de Liberación Animal reivindicó diversos sabotajes en los corralillos del Gas (el lugar donde los toros esperan para correr el encierro, justo al comienzo de la cuesta de Santo Domingo) y el recorrido de la carrera: a principios de junio, cuando se iniciaban los trabajos de montaje de vallado, prendieron fuego a una carretilla elevadora, realizaron pintadas antitaurinas, trataron de quemar los postes largueros y travesaños almacenados -de madera- y rellenaron con cemento y hierros algunos de los agujeros donde encajan los postes que cierran el recorrido. Además, en un comunicado subrayaron su intención de seguir con el boicot.

Aunque la acción recibió la condena unánime de partidos políticos, instituciones, e incluso de otros grupos animalistas como Iruñea Antitaurina, que acusaron a los violentos de “no contribuir a un debate necesario”, los boicoteadores aseguran tener clara su legitimidad, que explican en comunicados anónimos colgados en internet.

Hasta la fecha, las acciones de los colectivos animalistas se limitaban a las redes sociales y la ya tradicional concentración de activistas desnudos y cubiertos de pintura roja el 5 de julio. Las acciones abarcaban en el mundo virtual o de la reputación, como cartas enviadas a touroperadores internacionales en tono más o menos amenazante por “colaborar con la tortura animal”.

Pero algo está cambiando. El alcalde de la capital navarra, Joseba Asiron (Bildu), prendió una mecha anticipada al afirmar en una entrevista publicada en la revista valenciana El temps que él no ve “unos Sanfermines al cien por cien sin toros, pero sí veo, a medio plazo, unos Sanfermines sin corridas”. Se refería a que defiende la pervivencia del encierro, la popular carrera de los toros por las calles de Pamplona, que pone “una seña propia de identidad”. Pero sostiene que “de cara al futuro nadie se imagina un ocio basado en el sufrimiento animal” y se reafirmó después al asegurar que “la sociedad lo tiene cada día más claro”.

Las declaraciones causaron una inmediata reacción de los taurinos y los ganaderos, quienes llegaron a exigir una rectificación y advirtieron de que “no existe en ningún caso la posibilidad de celebrar encierros sin corridas de toros en Pamplona”.

Este jueves, las organizaciones animalistas Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) y AnimaNaturalis se han concentrado en una protesta antitaurina que ha tenido lugar en la plaza Consistorial, frente al Ayuntamiento de Pamplona.

Alrededor de cien personas vestidas de negro y rojo han participado en la concentración con caretas de toro y carteles en los que se podía leer, en distintos idiomas, 'Stop corridas de toros' y coreando ¡San Fermín, sin crueldad!

Los manifestantes han encendido unas bengalas que les han cubierto de humo rojo para simbolizar “toda la sangre que, una vez más, será derramada durante las fiestas de San Fermín”, en palabras de Aída Gascón, directora de AnimaNaturalis en España.

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Y parece que el tiempo les está dando la razón. Tere Sáez, que recuerda que el movimiento feminista llegó a organizar cursos para que más mujeres corrieran el encierro, se declara hoy antitaurina: “Cada día entiendo más el tema. Me parece un avance social, igual que otras personas llegan al feminismo. Yo he sido de ir a la plaza con las peñas, pero ya no. Creo que lo mejor sería desvincular el encierro de la corrida”. Zuriñe Altable también “entiende” las reivindicaciones animalistas.

Son los flancos débiles de San Fermín, una fiesta popular, gamberra y controvertida, en la que la libertad de expresión y la tolerancia siempre han sabido imponerse. Incluso en tiempos mucho más duros que los actuales. Se cumplen 40 años de los sucesos de San Fermín de 1978, cuando la Policía convirtió Pamplona en un campo de batalla y provocó un muerto, Germán Rodríguez, y más de 150 heridos. Pero ese es tema para otro reportaje.

Por terminar con un dato esperanzador, uno de los portales turísticos de referencia para los extranjeros acerca de nuestro país, www.spain.info, destacaba en una información reciente el trato amable que los navarros dan a los turistas internacionales y, especialmente al colectivo gay: “Reciben a sus visitantes con los brazos abiertos”, y aseguraba que “fiestas tan excitantes como el Running of the Bulls de Pamplona hacen que la pasión por la vida sea contagiosa”.

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