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El feminismo es ahora

Una mujer en la manifestación del Día Internacional de la Mujer.

Isa Serra

Hemos venido para quedarnos. Las mujeres jóvenes, los jóvenes, en todo el mundo, hemos alzado la voz y no vamos a callarnos. No nos van a callar quienes nos dicen que el cambio climático puede esperar, que el planeta puede esperar, porque sabemos que no hay otro planeta. No van a callarnos quienes nos dicen que esto del feminismo va para largo, porque sabemos que tiene que ser ahora, ahora mismo, ahora que el feminismo explota en todos los países del mundo y se ha convertido en un poder global. No vamos a callarnos las mujeres jóvenes nunca más, porque hemos sido capaces de poner en común experiencias que compartimos todas. Y de ese poner en común hemos encontrado la fuerza para salir a la calle y decir que nunca más. Ahora somos conscientes de la fuerza que tenemos cuando estamos juntas.

También hemos dado un paso al frente cuando se nos ha necesitado en política, como en este caso, en Unidas Podemos. Hemos llenado la lista de la Comunidad de Madrid de feministas y hemos hecho feminismo en el partido y fuera del mismo. No vamos a permitir que nos digan nunca más “esta chiquita”, como me dijo Toni Cantó el otro día. No vamos a permitir que nos roben la vida, porque también sabemos que el feminismo, en realidad, va de eso; de poner la vida en el centro de la política. Eso debería ser la política, eso tiene que volver a ser. Lo que decimos importa, lo que decimos es lo fundamental de la política: que todas las vidas valen lo mismo, que queremos vidas dignas y suficientes; que queremos recoger y reconocer los frutos de la lucha de nuestras madres y nuestras abuelas y eso no quiere decir sólo derechos de las mujeres, sino también aquello por lo que lucharon los trabajadores y trabajadoras antes que nosotras. No volveremos a callar ante el expolio que, durante décadas, la derecha ha llevado a cabo en esta Comunidad, contra la sanidad y la educación públicas, contra lo que es de todos y todas.

Y en todo el mundo el feminismo está reivindicando lo común, lo que es de todas y todos para poder seguir viviendo. Queremos más derechos y menos mercado. El mercado no libera, nuestras vidas no son mercancías, como gritábamos en las plazas, y el feminismo recogió ese grito y lo hizo global. Es el momento de reivindicar la posibilidad de construir vidas en las que quepa un proyecto personal no supeditado ni al mercado ni a los intereses de otros. Un proyecto personal vinculado al mismo tiempo al proyecto común, porque eso también es el feminismo, saber, reconocer y proclamar, que estamos interconectados, que somos vulnerables, que todos y todas dependemos unas de otras. La política va de recuperar lo robado y protegerlo, y pensar, imaginar vidas protegidas frente a la enfermedad con una sanidad y educación públicas entendidas como un derecho irrenunciable y de pensar que la sociedad no nos dejará abandonadas frente a la dependencia y la vejez, frente a la extrema vulnerabilidad, en definitiva, a la que todos llegaremos o llegamos en algún momento. Sabemos que el mercado no es un buen organizador social y que hay derechos que no pueden convertirse en ningún caso en mercancías, como estos días vemos que muchos defienden. Defendemos la vida de la voracidad del mercado, que sólo beneficia a unos pocos.

Frente a la vulnerabilidad proponemos una sociedad que cuida y protege, ese es el feminismo que defendemos. No el que se preocupa del número de mujeres que hay en los Consejos de Administración, sino el que se preocupa de las pensiones que cobran las viudas o de cómo de buena es la atención que reciben las ancianas en las residencias. No el que parece preocuparse más de romper el techo de cristal que de quién limpia luego los pedazos de ese cristal roto por algunas. Ha sido una campaña dura, porque a las mujeres, y más a las mujeres jóvenes nos cuesta que nos escuchen, que nos tomen en serio, que nuestras palabras pesen lo mismo que las palabras pronunciadas por señores que llevan toda la vida en esto y que repiten palabras aprendidas desde hace décadas para ser repetidas en las instituciones. Pero esta ha sido la campaña de las mujeres y del feminismo, le pese a quien le pese. Y el domingo, vota por todas las jóvenes que miran al frente y no ven futuro, por las que quieren ser madres y no pueden, por quienes saben que el futuro hay que construirlo desde ya o no habrá futuro, por quienes lucharon y nos dejaron su legado. Vota por nuestras vidas y las vidas de todos y todas, porque tenemos un proyecto para construir una sociedad mejor.

“Necesitamos el feminismo porque la historia no ha terminado”, decía ayer la reciente premio Princesa de Asturias de las Letras. La historia la estamos escribiendo y reescribiendo a cada momento todas nosotras y nosotros. Y el domingo lo seguiremos haciendo con los votos a Unidas Podemos, por nosotras, por todas y todos, porque queremos que todas las vidas sean buenas, dignas de ser vividas, libres e iguales. Hemos venido para quedarnos.

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