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La incoherencia de un macroparking en un hospital infantil

Entrada de urgencias del Hospital Niño Jesús de Madrid

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Un barrio con elevados índices de contaminación, un hospital infantil, un edificio que forma parte del ámbito declarado Patrimonio Mundial de la Unesco y en medio de todo ello, un macroparking innecesario, contaminante, desproporcionado y nocivo para el entorno, los vecinos y los pacientes del hospital. Cualquier gobernante preocupado por avanzar hacia la sostenibilidad y por cuidar de la salud y el medio ambiente no habría siquiera contemplado la posibilidad de construir un macroaparcamiento de 800 plazas en un centro sanitario. 

El macroparking proyectado por el Gobierno de la Comunidad de Madrid choca frontalmente con la inclusión del ámbito del Retiro y Paseo del Prado en la lista del  Patrimonio Mundial de la UNESCO. La contaminación y los accesos de los parkings fueron precisamente uno de los principales escollos para que se declarara la zona Patrimonio de la Humanidad. 

Salud y contaminación son incompatibles. Sin embargo tanto la presidenta Ayuso como el alcalde Almeida siguen defendiendo la política de atraer coches y más coches al centro de Madrid, en vez de defender la salud de las personas y el patrimonio natural, histórico y cultural. En coherencia con su política de cero inversión pública en sanidad, Ayuso quiere financiar la necesaria obra de ampliación del Hospital Niño Jesús mediante la construcción de este parking absolutamente desproporcionado. Pero no podemos pasar por alto que este plan tiene un coste muy alto para nuestra salud y la de las niñas y niños que acuden al hospital.

Ante semejante despropósito, Almeida, que como alcalde debería no solo defender la salud y el patrimonio de los Madrileños (y en este caso de la humanidad), permanece en silencio a pesar de que Madrid es la ciudad europea con más muertes por contaminación, a pesar de las llamadas de atención de la Comisión Europea ante el Tribunal de Justicia Europeo por su ineficaz e insuficiente estrategia fake 360, y a pesar de las advertencias de la Unesco para rebajar la contaminación en el ámbito protegido… Sumisión y complicidad del alcalde que pagaremos caras.

Resulta incomprensible que dos de las instituciones promotoras de la candidatura de la Unesco se empeñen en perpetrar la agresión de construir un macroparking en el Hospital Infantil Niño Jesús, para financiar con fondos privados la ampliación del hospital en una operación que, por lo demás, presenta serias lagunas en lo que se refiere a su viabilidad económica, dada la ausencia de demanda de parking privado en la zona. A pesar de la cesión de 40 años de la gestión del parking,  es probable que la empresa que finalmente se hiciera cargo de la obra no obtuviera la anunciada rentabilidad, razón por la cual el concurso podría quedar desierto.

La licitación, iniciada en 2020, contó ya con numerosas irregularidades: con tres informes negativos de la propia Intervención de la Comunidad, que señalaban desfases presupuestarios al alza por 1,6 millones de euros, sin autorización de Patrimonio para poder realizar este proyecto (el hospital es un bien protegido desde 1995) e incumpliendo la Ley de Contratos del Sector Público. Nada más y nada menos. El contrato fue declarado desierto en diciembre de 2020 tras comprobar que la única empresa licitadora no cumplía con los requisitos establecidos. La declaración de la zona como patrimonio mundial de la Unesco no hizo reconsiderar a la presidenta Ayuso su decisión de seguir adelante con este atentado contra el patrimonio y la salud y ha vuelto a licitar el contrato. 

Tampoco son necesarias las plazas de aparcamiento, ya que el Niño Jesús cuenta con muy buenos accesos (cinco líneas de la EMT y dos paradas de metro) y para quienes necesiten llegar en coche, en la cercana calle Doce de Octubre hay un aparcamiento que no se llena ni los fines de semana. Y más de 8.000 plazas de rotación en el entorno. No hay una demanda cierta. Para colmo, el precio del nuevo aparcamiento sería un 41% superior al de los aparcamientos municipales. 

No será más que un atractor de tráfico privado y, por tanto, de contaminación en una de las zonas más saturadas y contaminadas de la ciudad. La estación de medición de la contaminación de Escuelas Aguirre, próxima al hospital, es una de las que registra mayores índices de dióxido de nitrógeno de Madrid. Ubicar un aparcamiento de tales dimensiones bajo un hospital infantil es una irresponsabilidad, más aún en un hospital que tiene una unidad de ingresos de niños con patologías respiratorias. Según un estudio basado en los datos de seis años de altas en el Hospital Niño Jesús, la salud de los niños es un reflejo casi exacto de la contaminación ambiental, ya que los picos de polución se corresponden, de forma lineal, con un aumento de los ingresos hospitalarios. 

La contaminación generada por el uso del macroparking también afectaría a las niñas y niños del colegio Escuelas Aguirre, cuyo patio linda con la zona afectada, a la Casa Ronald McDonald, que aloja a familias que vienen a la capital para que sus hijas e hijos reciban tratamiento en el hospital infantil y al centro de mayores Pío Baroja. Todo ello sin contar con las numerosas afecciones que les producirá una obra que se prolongará durante meses. 

Esperamos que Ayuso y Almeida entren en razón antes de que la UNESCO tenga que pronunciarse e intervenir para parar un aparcamiento tan impactante e innecesario nada más estrenar nuestro primer bien Patrimonio de la Humanidad. Mientras tanto, desde Más Madrid seguiremos trabajando para respaldar a las vecinas y vecinos de Retiro que muy razonable quieren impedirlo y para proteger la salud de las niñas y niños del hospital.

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