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Brujas malvadas y mujeres rotas

Barbijaputa

Gwyneth Paltrow fue entrevistada este verano en el programa Hard Talk de la BBC. Allí explicó cómo se sentía respecto a haber encabezado en 2003 la lista de personas famosas más odiadas del mundo.

La lista en cuestión la encabezan, cómo no, tres mujeres: Paltrow, Kristen Stewart y Jennifer López (no, no es una lista de mujeres famosas, sino de personas famosas). Los porqués de ser las más odiadas deben de ser bastante peregrinos, sobre todo si tenemos en cuenta que no encontramos a Chris Brown en esa lista (recordemos que, entre otras cosas, fue condenado por darle una paliza a su novia de entonces, Rihanna) hasta llegar al número 20.

En esa misma lista (y en otras de otros años) también tiene el dudoso honor de encontrarse Angelina Jolie. ¿Cómo puede ser tan odiada una mujer que el único ruido que da es como defensora de Derechos Humanos? Más allá de tener sus defectos como otras cualesquiera, las que encabezan este tipo de lista sólo tienen una cosa en común: su género. 

Una mujer que no aparece en esta lista pero que no tardará en aparecer es Marion Cotillard. ¿El motivo? Un rumor apunta a que ella es la “causante” de que Brangelina se hayan convertido de nuevo en Brad y Angelina. Da igual que ella haya negado ninguna relación con Pitt, da igual que esté casada con su pareja y esté embarazada de su segundo hijo, la oleada de insultos en sus redes sociales no se ha hecho esperar. Y aún sigue, acabo de comprobar su Instagram y lo último que he visto es a alguien animándola a que se suicide. Poco ha durado la conmoción de que una chica italiana se suicidara hace unos días a causa justo de esto, del acoso.

Ni Brad Pitt ni cualquier hombre en esta situación tiene nada que temer, jamás será insultado o acosado de ninguna manera. Haya sido infiel a su pareja o sólo se rumoree que lo ha hecho, eso es lo de menos, porque las consecuencias sociales serán obviamente las mismas: ninguna. 

En su día, y tras los rumores de que Jolie podría ser entonces la “causante” de la separación de Brad Pitt y Jennifer Aniston, la insultada y acosada en aquel momento fue ella. Siempre hay que encontrar a una o varias mujeres en la ecuación a la(s) que culpar de algo, aunque ese algo no exista. 

Toda esa furia contra Cotillard ahora y Jolie entonces, no es sólo obra de la misoginia en la que vivimos. También tiene un componente importante: el mito del amor romántico. Nadie espera amor o fidelidad eterna de un hombre (y ya no hablamos de Pitt, sino de cualquiera), mucho menos si encaja a la perfección en los cánones de belleza heteropatriarcales. Pero sí se espera de nosotras. Porque el mito del amor romántico nos atañe únicamente a nosotras. Las películas, libros y canciones con esos mensajes de amor tóxico se hacen para nosotras, por lo que nadie puede esperar que les calen a ellos. Nosotras somos las que tenemos que buscar entre la multitud a nuestra alma gemela y explotar de felicidad eterna al encontrarla; cuando nos enamoramos, tenemos que dar gracias y ser conscientes de la suerte que hemos tenido al encontrarlo, amarlo eternamente y serle fiel para siempre. Y también somos nosotras las que tenemos que poner todo nuestro esfuerzo en conseguir que no se vayan de nuestro lado, porque nuestro cometido en la vida era ése: ÉL.

Y por eso Jennifer Aniston vuelve a la palestra tras 12 años de su ruptura con Pitt: el mundo entero cree que aún llora la pérdida, porque tuvo la suerte de encontrarle a ÉL pero una malvada bruja se lo arrebató, dejándola rota para siempre.

Si te sales del papel que la sociedad te ha asignado, prepárate para ser culpada por todos y hasta por ti misma. Porque si después de compartir parte de tu vida con ÉL te enamoras de otro, o si simplemente te desenamoras, o si estás mejor soltera, o si te enamoras de una mujer o si, aún peor, nunca llegaste a encontrarte con ÉL y fuiste de uno en otro como te vino en gana, ya eres paria. Ni hablamos si encima no tienes descendencia, ahí ya nadie puede salvarte aunque convivas felizmente con el mismo señor toda la vida, porque eres una mujer incompleta, no sacrificaste todo lo sacrificable, te faltó el útero: imperdonable.

El mito del amor romántico está obviamente unido al machismo. Nunca podría haberse creado y extendido de esta manera un concepto del amor tan dañino en un mundo feminista, en una sociedad donde fuera inconcebible asignarle un papel a nadie dependiendo de su género. Una definición del amor tan irreal, frustrante y violenta sólo es posible cuando hay una base para ello: una sociedad misógina, machista y patriarcal como la nuestra.

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