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Ciudadanos hace la cobra

Albert Rivera

Antón Losada

Lo que acaba de hacerle la formación naranja al Partido Popular, dejándolo solo en el bloqueo a la tramitación presupuestaria y abriendo la puerta para cambiar la Ley de Estabilidad, es una cobra de libro. Justo cuando la alianza para la oposición frontal contra Pedro Sánchez, al grito de “okupa” y “golpista”, parecía estar a punto de sellarse con un beso, Albert Rivera mandó parar y dejó a Pablo Casado con el megáfono de denunciar golpes de Estado en la mano.

Ya estaba tardando alguien en la derecha en percatarse que carecía de sentido alguno correr como el viento hacia las posiciones de extrema derecha, donde apenas se concentra un 2% del electorado, y rebasar por el extremo las posiciones de centro y centro derecha, donde suele ubicarse más de un 30% del electorado según las series históricas del CIS. El movimiento era de manual: alguien tenía que empezar a correr hacia donde están los votantes.

Rivera llevaba ya semanas dejando claro que no tenía intención alguna de pelearse con Vox. Ahora, al facilitar que el debate presupuestario avance en el Parlamento, ha girado hacia dónde se habían quedado los electores moderados y fatigados por tanta crispación. De paso, ha dejado a Casado colgado en la derecha extrema, peleándose él solito con Santiago Abascal. Aunque el PP quiera girarse e ir hacia posiciones más contenidas y habitadas, Ciudadanos siempre irá por delante. Le ha ocupado el espacio. Es pura geometría electoral. Resultan curiosas las cosas que pasan a los pocos días de publicarse ese CIS que tanto critican pero, al parecer, todos atienden. El sorpasso de Cs al PP, anunciado por el Barómetro de octubre, tiene mucho ver que este inesperado movimiento naranja.

La cobra de Ciudadanos tiene una segunda implicación, especialmente peligrosa para Pedro Sánchez y su gobierno. Hasta ahora el bloqueo de la tramitación del presupuesto le había ahorrado al PSOE poner en números y partidas concretas sus acuerdos para aguantar la legislatura y sacar las cuentas adelante. Alguien en la formación naranja se habrá percatado que abrirle el paso ofrece un itinerario lleno de oportunidades para presentarse como los guardianes de la igualdad entre españoles y señalar con el dedo acusador a Sánchez por vender su alma al demonio populista, al demonio batasuno o al demonio separatista; a gusto de consumidor

Si es que Sánchez consigue sumar al final los apoyos necesarios para sacar sus cuentas, que no está claro ni está hecho. Porque otro escenario posible consiste en que, después de tanto rebumbio, no haya acuerdos suficientes para aprobar el presupuesto. Un panorama aún mejor para Ciudadanos y su exigencia de adelanto electoral. O le reclaman que convoque por vendepatrias, o que lo haga por incapaz; todo son ventajas.

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