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Desratizar

Rodrigo Rato

Jesús Cintora

Las ratas comen con avaricia, se mueven entre lo sucio, trepan hábilmente, tienen gran capacidad de intimidación y se reproducen con gran facilidad. Caerá una rata, pero erradicarlas es imposible. Pensaba en esto con la condena confirmada a Rato y compañía por las tarjetas “black”, nada más ver la película “El reino”, que les recomiendo: “Los reyes caen, los reinos continúan”, dice la cinta.

La condena de las “black” es solo la punta del iceberg de todo lo que deberíamos saldar con unos cuantos mangantes. Hundieron una entidad financiera, que debimos rescatar con más de 22 mil millones de euros. Es, al mismo tiempo, solo una parte de un rescate bancario que el Tribunal de Cuentas cifró en 122.000 millones. Se dan ya por perdidos 60.000, que es, para hacernos una idea, una cifra similar a lo sacado de la hucha de las pensiones.

Enchufados, ineptos, ladrones… De todo hubo entre los directivos con tarjeta condenados. O se daban la vidorra o no se enteraban o les daba igual, mientras Caja Madrid y Bankia se iban a pique. Rato sacó mil euros del cajero con la “black” un par de días antes del rescate de la entidad. Dice también mucho de su estilo de vida el pago por 2.276 euros en cinco días consecutivos bajo el epígrafe “Club, Salas, Fiesta, Pub, Discoteca”, entre las dos y las tres de la tarde. Peccata minuta para alguien que se puso un sueldo superior a los dos millones de euros.

Panolis, cacos o vividores. De varios partidos, de sindicatos, de la patronal… La plaga tenía el estómago agradecido, porque Rato se encargó de tenerlos contentos, cual flautista de Hamelín. No solo no quitó las “black”, sino que las amplió. También los sueldos. Algunos pasaron de cobrar entre 80.000 y 120.000 euros al año, hasta los 500.000. Pequeños roedores, porque para el gran núcleo de poder y de financiación, Rajoy eligió a Rato, igual que Aznar al fallecido Miguel Blesa.

En lo que el fiscal definió como un sistema “depredador”, Rato representa a aquellos que van de liberales, pero se han lucrado saqueando lo público. Bienvenida sea la condena de las “black”, pero diez años después del rescate financiero, los que sufren la crisis económica merecen mayor justicia. Esperamos la sentencia por la salida a bolsa de Bankia o los entramados societarios con paraísos fiscales. El llamado vicepresidente del “milagro económico” también se acogió a la amnistía fiscal de Montoro.

Las ratas devoran la comida. Arrasan con su apetito, pueden ser muy organizadas, pero también practican el canibalismo. No pueden distinguir colores, aunque se orientan perfectamente en la oscuridad. Son fuente de enfermedades, parasitarias y conviven en los bajos fondos entre la población. Desratizar por completo es imposible.

Rato estaba allí cuando las privatizaciones donde colocaron a amiguetes. Cuando la burbuja del ladrillo, que levantó muros de desigualdad. Cuando las sociedades familiares se llevaban contratos de lo que iba quedando de empresas públicas. Cuando las sociedades tapadera. Cuando era lo mejor que tenía el partido. Nuestra representación de marca España para dirigir el Fondo Monetario Internacional... Las “black” eran prácticamente el chocolate del loro, porque Rodrigo no es solo un rato, Rodrigo es una eternidad.

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