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Diez dudas sobre el feminismo liberal

Albert Rivera e Inés Arrimadas

Antón Losada

Tras leer con atención el decálogo del “feminismo liberal” que postulan desde Ciudadanos, debo confesar mi desconcierto al comprobar como una y otra vez se presenta como defensor de las mujeres ante dos amenazas que iguala sistemáticamente: el machismo y el feminismo. Traslado algunas de mis dudas por si alguien me las puede aclarar, además de algunos hechos que no acaban de encajar del todo con los diez postulados del feminismo liberal.

1. “El feminismo es una causa de todos: no es patrimonio de nadie”. No sé si era necesario empezar por aquí. Aunque todos nos alegramos de que en Cs hayan caído de esa burra, después de pasarse una década acusando a todos los demás de apropiarse del feminismo o manipular a las mujeres. Es lo bueno de los liberales. Siempre te abren los ojos y te descubren lo tonto o tonta -igualdad siempre- que puedes llegar a ser y lo fácil que resulta engañarte.

2. “Nunca habrá igualdad sin libertad”. Es de agradecer a Cs que nos recuerde algo tan importante. Especialmente cuando son ellos y Vox los únicos que dicen ver en el feminismo una amenaza para la libertad. Preguntadas las mujeres, siete de cada diez no creen que el feminismo se haya radicalizado en exceso (Encuesta 40dB para El País, 4/2/19).

3. “El feminismo es necesario en España y en Europa: queda mucho camino para la igualdad”. Una buena manera de continuar ese largo camino consistiría en no tener diputados o candidatos que defiendan, en sede parlamentaria, que se producen muchas denuncias falsas por violencia de género para sacar ventaja en los divorcios.

4. “Que ninguna mujer tenga que elegir entre su carrera y su familia”. Aquí parece que ya no estamos ante causa de todos. En el feminismo liberal solo la mujer debe elegir entre su familia y su carrera. Al parecer, no es algo que concierna a los hombres o de lo que deban corresponsabilizarse. Nada de cuotas ni intervención en el mercado. Cs ya lo dejó claro en su rechazo a la huelga feminista de 2018. El feminismo liberal no es anticapitalista; al contrario, cree que el mercado sabrá recompensar a las mujeres que sepan aprovechar las oportunidades que les vamos a dar.

5. “Feminismo no es decir portavozas, es cambiar políticas”. Es una lástima que, como buenos hombres, los defensores del feminismo liberal no puedan hacer dos cosas a la vez: cambiar políticas y usar un lenguaje inclusivo. Sólo para Cs y Vox existe, al parecer, esta contradicción insalvable.

6. “El feminismo liberal no excluye al hombre: es una batalla de toda la sociedad”. El machismo defiende la superioridad del hombre sobre la mujer y su desvalorización permanente. El feminismo lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer, no por la exclusión o la desvalorización del hombre. Machismo y feminismo no son dos caras de la misma moneda ni los dos extremos de la misma escala, como parece que se sugiere una y otra vez.

7. “El feminismo liberal pone la educación en el centro”. Una buena manera de demostrarlo sería posicionarse claramente en contra de subvencionar con dinero público a los colegios que segregan a sus alumnos por sexo.

8. “Ni un paso atrás en la lucha contra la violencia machista”.  Ni siquiera para poner en duda los datos oficiales sobre denuncias falsas por violencia de género que las reducen al 0,01% de las presentadas desde 2009 (Datos oficiales Fiscalía del Estado, 2017). Mucho menos aún para sostener que se manipulan las estadísticas para obtener ayudas europeas.

9. “Nadie habla por mí: en el siglo XXI, paternalismo NO, solidaridad entre mujeres SÍ”. Después de la amenaza de la violencia, nada parece más intencionado que recordar a las mujeres, inmediatamente a continuación, la otra gran amenaza que las acecha por igual: el feminismo radical; como si fueran lo mismo o mataran igual.

10. “Guerra de sexos es pasado, feminismo liberal es presente y futuro”. Nada más adecuado para rematar un decálogo que iguala machismo y feminismo y juega a situarse en medio que recurrir a uno de los conceptos preferidos por el patriarcado para ridiculizar la lucha feminista: la guerra de sexos. Solo las mentes muy casposas siguen hablando de la guerra de sexos, como si fuera algo que realmente existiera más allá de su caspa.

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