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Cuenta atrás en Podemos

Irene Montero en el Congreso de los Diputados

Rodolfo Irago

Los dirigentes de Podemos llevan dos semanas bordeando el abismo sin darse mucha cuenta de que se les acaba el tiempo para frenar.

La alocada carrera hacia la autodestrucción iniciada a los pocos minutos del anuncio del tique electoral de Carmena y Errejón está llevando a toda la organización al caos y al desconcierto y a todos sus seguidores a la depresión.

Muchos de ellos siguen sin entender muy bien a estas alturas el origen de esta tremenda crisis porque la voluntad de Carmena y Errejón de ir juntos el 26 de mayo era un clamor desde hace meses.

Es cierto que Errejón jugó a la política de hechos consumados, pero es evidente también que todos en Podemos sabían que su apuesta era ir bajo el paraguas del Más Madrid de la alcaldesa. Una decisión por otra parte, absolutamente lógica porque, hoy por hoy, el mayor activo de la izquierda en la capital sigue siendo Manuela Carmena como acaba de verse en las encuestas.

Los durísimos ataques personales de Echenique y Monedero a Errejón, la sorprendente dimisión de Espinar y las poco afortunadas pero reveladoras palabras de Carmena hacia el general Julio Rodríguez llevaron la tensión hasta el límite del precipicio.

Podemos se enfrenta a su peor crisis y no parece en condiciones de convertirla en una oportunidad para crecer y demostrar que sus dirigentes saben parar el reloj, retroceder todos unos metros y volver a mirarse a la cara; no por ellos, sino por sus votantes. La tregua de estos días y el cierre en falso de la crisis en la reunión del Consejo Ciudadano no son buenas señales.

De fondo, aparecen cada día más claras las desconfianzas del equipo de Iglesias que parece convencido de que la decisión de Errejón de crear un nuevo espacio fuera de Podemos está diseñada para hacer posible un gobierno con el PSOE y Ciudadanos, de momento en Madrid. Una hipótesis factible por cierto según los números de la encuesta publicada esta semana por este diario.

La dirección de Podemos debería ser consciente de que enfrentarse a campo abierto a Carmena y Errejón puede ser un suicidio; la alcaldesa tendría que recordar que no llegó sola al Palacio de Cibeles y Errejón debería ver más allá del 26 de mayo porque no se si va a haber mucho hueco en la izquierda entre el PSOE y Podemos.

Si todos asumieran con más humildad sus debilidades, tal vez serían capaces de encontrar un punto de encuentro que les haga más fuertes a todos. Si, por el contrario, les pueden las rencillas personales y la ambición de poder, Podemos corre el riesgo de estallar en mil pedazos.

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