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Huérfilos

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Montero Glez

Hace poco, la plataforma Netflix sacó una película de los Mötley Crüe, banda californiana de heavy fundada a principios de los años 80. Aunque fue una época de exceso hortera, los Mötley Crüe no acabaron enredados con los cables de los sintetizadores. Tampoco con baterías electrónicas ni memeces por el estilo. 

Al contrario que otros grupos del mismo palo, Mötley Crüe hacían música con una dureza que te rompía el martillo. Pero a lo que vamos, que dicha peli lleva por título “The dirt” y está basada en la vida real de sus miembros, desde que se conocen hasta que se separan. En resumidas cuentas, otro biopic más, palabreja guiri que viene a definir un género de cine.

Hay un momento, casi al final de la película, en que el cantante de la banda se derrumba ante la muerte de su hija. Agarrado a una botella, dice que lo que ha sucedido es lo más antinatural que puede suceder en el universo. Es cierto. Para un ser humano, cuando se trata de pérdidas, no existe dolor que rompa tanto por dentro como el de la pérdida de un hijo. Porque el vacío que deja la pérdida se va llenando de sucesivos vacíos.

Uno de tantos vacíos está en relación directa con nuestro léxico, pues, no existe palabra que defina tal estado. Nos quedamos huérfanos de padre y de madre. Nunca de hijos. El universo no contempla otra cosa. Por tal asunto se hace necesaria una palabra que determine con exactitud tal condición. Ante tal carencia, un grupo de padres y madres se reunieron con el director de la RAE hace unos meses y propusieron que fuese la palabra “huérfilo” la que ocupase tal vacío. Dicha palabra ya había sido rechazada por la RAE en otra ocasión, pero no por antojo de los que hacen el diccionario, sino por uso. Resulta que el diccionario de nuestra lengua sólo recoge las palabras que son usadas de manera cotidiana y la palabra huérfilo se utiliza poco o nada.

Tal vez la RAE tenga complejo de “notaría”, no lo sé. Pero de ser así, vamos a ayudar a que se levante acta y la palabra huérfilo figure en nuestro diccionario. Para que con su uso cotidiano, la definición de algo tan doloroso no se quede huérfana de palabra. De no ser así, cabría esperar que los de la RAE se comporten de manera excepcional y hagan una excepción, enriqueciendo nuestro léxico con palabra tan doliente.

Por decirlo de buenas, que incluyan la palabra “huérfilo” en el diccionario antes de que lo hagan con la palabra biopic que es la que nombra un género de cine en plan guiri.

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