Límite: 48 horas
Secretario general del Junts, artífice del acuerdo con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez y portavoz más que autorizado de lo que bulle por la cabeza de Carles Puigdemont. Jordi Turull es de esos políticos que hablan claro. Sin pelos en la lengua. Sin titubeos. Sin respuestas en blanco: ni sobre el verificador internacional, ni sobre el necesario apoyo de su partido a los próximos Presupuestos Generales del Estado; ni sobre los decretos que este miércoles pretende convalidar el Gobierno en el Congreso; ni sobre la reunión que tendrán, más pronto que tarde, el ex molt honorable y Pedro Sánchez… Todas las claves de por dónde y cómo transitarán los ex convergentes las ha dado este domingo en una entrevista concedida a elnacional.cat.
Por él hemos sabido, y no por el PSOE, que ya hay fijada una nueva reunión con el verificador internacional, que será secreta, que no habrá titulares al respecto y que se esperan avances. Si no los hubiera, “la legislatura se puede dar por acabada”, sentencia. No, no es fácil lo que le espera a Pedro Sánchez en 2024. Lo de este miércoles es sólo el comienzo de un tortuoso camino que él mismo ha trazado. Desde la convicción, sí, de que puede enderezar el conflicto entre Catalunya y el resto de España, pero con no pocos obstáculos. Sin votos, no hay decretos que valgan, ya sean para revalorizar las pensiones, la gratuidad de los trenes, la suspensión de los desahucios, la rebaja del IVA para alimentos básicos o la bajada de impuestos para la electricidad y el gas. El socialista Santos Cerdán apeló este lunes a la responsabilidad del PP, no con Sánchez sino con los ciudadanos, pero nada dijo de la que se debe exigir también a sus socios parlamentarios, a quienes solo advirtió de que “no es momento de cortoplacismo”
Que la derecha no apoyará las iniciativas del Gobierno se daba por descontado. Tanto como que Junts no prestará sus votos gratis. Pero lo que no se esperaba era que la falla entre socios fuera a llegar tan pronto a la Cámara Baja. A 48 horas del pleno en el Congreso para convalidar los tres primeros decretos de esta legislatura, el Gobierno está lejos de contar con los apoyos necesarios para sacarlos adelante.
Los de Puigdemont se sitúan ahora mismo en el no a los tres textos porque consideran que uno de los puntos del decreto anticrisis pone en riesgo la aplicación de la amnistía y porque creen también que los socialistas han obviado el diálogo necesario para toda negociación que pretenda llegar a buen puerto. Podemos amenaza además con votar en contra del texto sobre la reforma del subsidio por desempleo porque tras él subyacen, en su opinión, algunos recortes.
El Gobierno negocia contrarreloj con todos, pero no está abierto a cambiar los contenidos porque incluyen medidas pactadas previamente con Bruselas para recibir el siguiente tramo de los fondos europeos. Sí acepta, sin embargo, pactar a cambio otras peticiones que no tienen tanto que ver con los decretos, sino con otras reivindicaciones que se puedan poner sobre la mesa. Y aquí entran de nuevo en juego las elocuentes respuestas de Turull sobre los demandados “avances” y sobre la voluntad de su grupo de no votar “sí porque sí”. Más claro: a cambio de nada.
Con que cualquier socio de investidura del PSOE vote en contra de un real decreto o de una ley ordinaria, no habrá iniciativa que salga adelante. Y esta será la dinámica de aquí en adelante de tal forma que Junts por sí mismo puede impedir cualquier aprobación “si no hay avances” en sus demandas. ¿Cuál será la siguiente y más inminente para que el Gobierno saque adelante los decretos del miércoles? ¿La fecha de la reunión Sánchez-Puigdemont? Turull ya ha dicho que el acuerdo que se cerró no estableció que la cita entre ambos dirigentes tuviera lugar después de la aprobación de la amnistía, como trató de difundir La Moncloa, sino que tendrá que ser “cuanto antes, mejor”.
¿O será el sí a todas las comparecencias que pida Junts en las comisiones de investigación sobre las cloacas del Estado, la Operación Catalunya o los atentados del 17A? “En el acuerdo de la Mesa del Congreso, el compromiso adquirido ya fue que no se vetaría ninguna”, recuerda Turull tajante y aunque el propio Sánchez haya dicho que no apoyará las de jueces o magistrados. Como dosis de recuerdo para que no haya dudas, el secretario general de Junts apostilla: “No nos hemos presentado para salvar España de no sé qué o no sé quién. Hemos puesto nuestros votos al servicio de los ciudadanos de Catalunya y en la resolución del conflicto político”
Los decretos son sólo el principio. Después, vendrán los Presupuestos Generales del Estado, en los que se verán, Turull también dixit, “cosas que no se han visto hasta ahora, cosas de aquellas que hasta ahora decían que no podían ser de ninguna manera (...) Avances en la carpeta nacional, social y económica”. ¿La recaudación íntegra de los impuestos? ¿Salir del marco de la financiación autonómica?
Pues eso: que ya en el primer pleno del año se han tensado las costuras de la mayoría que hizo posible la investidura y quedado de manifiesto el enorme poder que tendrá Junts en todas y cada una de las votaciones que se produzcan en el Congreso. Para sacar adelante las primeras, el límite es de 48 horas. Luego, el Gobierno tendrá que interiorizar que con tan exigua mayoría no podrá gobernar a golpe de decreto y tampoco cargar la responsabilidad de su falta de apoyos sólo sobre el PP. Está atado a los votos de Junts, de ERC, del PNV, de Bildu y hasta de los de Podemos, que tampoco está dispuesto al “sí porque sí”.
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