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La mala es Europa

La justicia italiana pide procesar a Salvini por secuestro en el caso de los inmigrantes

Antón Losada

La derecha extrema lo tiene claro, los demás no. Esa es su ventaja. Reunidos en la rica y próspera Milán para aclamar a Matteo Salvini, el Duce 2.0. Su enemigo es Europa. La derecha extrema no gobierna, siempre está en marcha contra alguien o contra algo. Por eso ni rinden cuentas, ni se le pueden exigir y si se las exiges, entonces, el enemigo eres tú; aunque seas el mismísimo Papa. Matteo Salvini encarna el ejemplo perfecto. El Duce 2.0 no gobierna, corre de un lado a otro excitado señalando culpables. Para gobernar ya están los tontos útiles del Cinco Estrellas, culpables de haberse rendido a la malvada Europa aceptando un presupuesto que el vicepresidente quería escupirles en la cara pero estaba demasiado excitado corriendo a esconderse.

Ni los migrantes, ni los rojos izquierdistas, ni los musulmanes, ni las feminazis; el verdadero enemigo a batir es esta Europa que les ha abierto las puertas y les ha dejado entrar a todos. El discurso de la derecha extrema funciona porque es simple: hay que cerrar Europa para cerrar las puertas a todas esas amenazas que no existían cuando solo éramos italianos, holandeses, británicos o españoles. Ser europeos es la raíz de todos nuestros males y los males se arrancan de raíz.

En su relato, la culpa va del boyante y emprendedor Norte al dependiente y vago Sur, de ese perezoso e irresponsable Sur al primitivo y amenazante norte de África y vuelve irremisiblemente hacia el floreciente Norte a lomos de una invasión de extranjeros desconocidos y peligrosos que vienen a robarnos nuestra libertad y nuestro bienestar. La única solución consiste en volver a un pasado de felices estados-nación donde Europa solo era un continente físico, no una idea peligrosa.

No importa que ese pasado jamás haya existido. El “fake past” es un arma aún más potente que las fake news. Pregúntenselo a esos miles de votantes de Vox que añoran un franquismo que ni conocieron ni vivieron porque ni habían nacido.

Frente a ese relato claro, directo y contundente, la derecha de orden y la izquierda de gobierno apenas saben ofrecer un discurso donde la culpa se mueve en círculos. En el relato de la derecha extrema, la culpa va de norte a sur. En el relato de los partidos europeístas, la culpa va y viene de Europa. Cuando se enfrentan a un problema que no saben resolver reclaman una solución europea. Cuando la solución se propone desde Europa reclaman su soberanía para tomas sus propias decisiones.

Parece un discurso alternativo al del Duce 2.0 pero no lo es. En el fondo le da la razón: hay una amenaza que viene de fuera y Europa no sabe cómo combatirla; la mala siempre acaba siendo Europa.

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