Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

No te olvides del campo

Fotografía rural

José Luis Gallego

Hemos ido, como todos los veranos, y nos hemos vuelto, como cada año. Eso es lo que hacemos quienes nos declaramos amantes del campo y del mundo rural. Llegamos al pueblo para disfrutar de la autenticidad de la vida simple, y lo abandonamos condenándonos a la nostalgia, pensando cómo sería si un día, en un arranque de valentía, decidiéramos quedarnos.

Pero siempre está quien nos recuerda que una cosa es ir al pueblo y otra quedarse. Y dice bien. Porque en este país desleal, que reniega del medio rural porque no le gusta mirar atrás, quedarse en el pueblo es someterse a la escasez, la incomodidad y el olvido.

Porque en el pueblo queda cada vez menos gente, es decir, menos votos: por eso los gobiernos le prestan cada vez menos atención al medio rural, los planes nacionales de ayuda al campo son simple postureo y las medidas para prevenir el abandono se cuentan por fracasos.

En 1950 el equilibrio entre la población rural y urbana en nuestro país era casi simétrico: 48% y 52% respectivamente. Tan solo veinte años después, en 1970, esa proporción había dado un vuelco tremendo: solo un 34% de los españoles vivía en el medio rural. Hoy es menos del 18%. Cada vez nos sobra más país.

Según un informe de este mismo año elaborado por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), el 61% de los municipios españoles tiene menos de 1.000 habitantes. En Castilla y León, la comunidad más extensa del estado y la tercera de la UE, con una superficie mayor a la de Portugal, los datos sobre despoblación rural son todavía más alarmantes.

Así, y según el mismo informe, en la provincia de Soria el 94% de sus municipios no superan los 1.000 habitantes. En Burgos representan el 92,7%. En Ávila el 92,4%, en Zamora el 92,3% y en Salamanca el 92%.

Pero hay más. Hoy en día existen en España cerca de 1.300 municipios con menos de 100 habitantes y más de 4.000 (prácticamente la mitad del total) tienen menos de 500 habitantes, lo que los sitúa en riesgo de desaparición.

El campo se desangra demográficamente y en ese abandono esta también una de las mayores amenazas a la biodiversidad. Porque contrariamente a lo que mucha gente piensa, la extensión del bosque por lo sembrado no es una buena noticia para la naturaleza.

Los ecosistemas agrícolas, en los que se combina un variado mosaico de hábitats, son mucho más productivos que los forestales. Viñedos, olivares, dehesas, barbechos, ribazos, zonas de matorral, praderas y campos de cereal: la diversidad de especies que pueblan los labrantíos es altísima, y con su retroceso buena parte de ellas se están viendo empujadas a la extinción.

En este rincón del diario dedicado a seguir el pálpito de la vida silvestre y dar voz al medio rural venimos alertando desde hace tiempo de la alarmante situación que viven algunas de las aves más representativas de nuestros campos y pueblos. Especies antaño tan abundantes como el gorrión o la golondrina resultan cada vez más escasas. Y no digamos ya la tórtola europea o el sisón: uno de los habitantes más característicos de la estepa cerealista, elegido como ave del año por la organización conservacionista SEO/Birdlife debido a la delicada situación que atraviesa.    

Por todo ello, si tras pasar las vacaciones en el campo te invade la añoranza, recuerda que sigue ahí: solo, abandonado y olvidado. Debemos organizar un gran movimiento ciudadano en defensa del medio rural y en apoyo de quienes lo habitan.

Hay que exigir a nuestros políticos mayores y mejores ayudas al campo para evitar la despoblación rural y la desaparición de los ecosistemas agrarios. Y hay que hacerlo desde la ciudad. Por eso, si amas el campo, no te olvides del campo.  

Puedes consultar aquí el informe de la Comisión de Despoblación de la FEMP.aquí

Etiquetas
stats