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El putiferio

La presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 22 de junio de 2021

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No debemos corregir nunca dejándonos llevar por nuestros sentimientos

San Francisco de Sales

Este miércoles una diputada se llevó una bronca de la presidenta del Congreso por mi culpa y por la de unos colegas italianos. Bueno, por eso y por la falta de cintura lingüística de la presidenta del Congreso que, tal vez llevada por la imponente presencia del presidente de sus entretelas en el hemiciclo, no tuvo ni el reflejo de consultar el español urgente con un vistazo en el móvil a la RAE.

Meritxell Batet, la presidenta que ha lidiado con insultos y afrentas, con pataletas y con retiradas de palabras del acta, le ha recriminado a Míriam Nogueras, diputada de JuntsXCat, que citando a “periodistas españoles e italianos” dijera en el hemiciclo que la detención de Puigdemont había provocado un putiferio. Le sonó mal a la catalana Batet lo de putiferio y es que el castellano está muy descuidado para propios y extraños. Si se hubiera asomado al diccionario de la RAE hubiera visto no sólo que en su tercera acepción significa: “situación de desmadre” sino su etimología exacta que procede directamente del italiano: “Del it. putiferio 'alboroto, desorden” y en ese sentido ha sido dicho y en ese sentido lo mencionaba yo el domingo en 'El misterio de la detención de Puigdemont'. Fueron los colegas italianos de 'La Repubblica', uno de los diarios más prestigiosos de la península vecina, los que textualmente afirmaban: “L'Italia sì, senza interferenze politiche ma con un provvedimento di polizia che ha comunque scatenato un putiferio”.

No sé si nos reprocha también Batet a los periodistas el uso de términos inadecuados o inapropiados, pero ¡qué quiere que le diga!, a mí me pareció muy preciso y por eso lo tomé. Lo mismo le sucedió al académico Pérez Reverte en una entrevista que el año pasado le hizo Iñaki López para La Sexta Noche. Caliente el escritor con los políticos españoles, mas sin bajarse de su preciso bisturí léxico, respondió: “esto es un putiferio político en el que estamos inmersos de una manera cada vez más disparatada”.

Me va a perdonar la señora Batet pero si lo recoge el diccionario con una acepción propia y si los académicos de la lengua lo usan en medios de comunicación de masas, si el libro de estilo de este diario me permite escribirlo a mí, ¿qué le impide a un diputado pronunciarlo en el hemiciclo? Sí, en ese lugar en el que se llama terrorista al padre de un vicepresidente del Gobierno o en el que se tira cal o se llama bruja a las comparecientes, ¿qué mal les puede hacer una palabra ajustada a lo que se trata de describir? A ella le sonó mal y, la verdad, es que a mí me parece un término precioso. Tengo que colegir que al académico de las batallas navales también y que por eso, por sonoro y por definitorio, dio en usarlo en la televisión.

No es bonito que le cierre plaza al uso punzante y afilado de la lengua, presidenta. Ya tiene suficiente tarea con evitar que se den puñaladas barriobajeras o se injurien gravemente o se hagan peinetas y cortes de manga. Ya tiene bastante con evitar que se convierta el Congreso en una cámara coreana. Recuerde que el amor a la lengua ha dado de siempre grandes días de gloria. Recuerde cuando en 1977 el Senado debatía el proyecto de Constitución remitido por el Congreso y el senador y académico de la lengua, premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela se dejó acunar por morfeo. El presidente Antonio Fontán, periodista y catedrático de Latín, le afeó que estuviera durmiendo. Cela muy digno, le corrige y le responde que está durmiendo, pero no dormido. Fontán le replica: “¿Y no es lo mismo?”. Y el gallego zanja: “Pues, no. Como no es igual estar jodido que estar jodiendo”. Se non è vero, è ben trovato, por volver al italiano, del que hemos partido.

Parece ser que nadie ha sido capaz de encontrar este intercambio en el diario de sesiones y excepto un borrado mágico, de esos que le gustan a Batet, parece más bien que fuera el ingenio del propio Cela el que a posteriori lo corriera por Madrid. La anécdota parece tener su origen más bien en una intervención de Antonio Ríos Rosas, conocido por su gran oratoria, al que un colega de escaño le despertó afeándole que estuviera dormido y al que él respondió que estaba durmiendo. Es raro porque en el diario de sesiones del Senado sí consta que el senador real se dirigió al pleno diciendo: “Senador Presidente, Senatrices y Senadores”, que de eso podían tomar nota, por ejemplo, los ineducados de Vox.

Tampoco estuvo muy acertada la presidenta con su equidistancia al afear el comportamiento a todos los diputados el día anterior cuando, en realidad, los únicos que habían emprendido la gresca y se habían pasado sus indicaciones por el arco del triunfo fueron los diputados de Vox. “Es importante recordar que las decisiones de la presidencia en la dirección de los debates deben ser acatadas, tal y como establece el reglamento”. Aristóteles nos dijo que la virtud es el término medio entre dos extremos viciosos, pero entre lo vicioso y lo virtuoso no es moral colocarse en una equidistancia cobarde.

Lleva razón la presidenta del Congreso en que comienza a ser insoportable el comportamiento de muchos padres y madres de la Patria. Si fuera por mí, ya les digo que les ponía chaqué y miriñaque y sombrero de copa y les impedía usar nada que no fuera el más florido, puro, campanudo y asombroso castellano pero me temo que no van los tiros por ahí. Ya le digo, señora Batet que yo, que fui una niña que hacía los deberes teniendo de fondo los debates parlamentarios, echo mucho de menos aquellas diatribas de Sagaseta al que, por cierto, siendo abogado también tuvo que denegarle la cámara un suplicatorio que el Supremo pidió por un supuesto desacato a un tribunal con sus palabras.

Cintura, señora presidenta. No coincido para nada con el planteamiento que ha hecho Nogueras, y creo que Junts está usando la detención de Puigdemont para intentar cargarse una mesa de diálogo que yo apoyo y a ellos les empreña. Ya le señalo, para que no se moleste, que empreñar está aceptado por el DRAE como “causar molestias a alguien”, no vaya a ser que se me enfade.

La detención de Puigdemont y las diferentes versiones que la policía e Interior y el Supremo y los policías italianos y los documentos de Sirene aportan, desataron un putiferio, señora Batet. Los putiferios se combaten con transparencia y claridad, no mosqueándose con quien los invoca. No conviene tampoco confundir el léxico con la molestia que nos produzca el contenido de la alocución aunque ya sé que eso, lo de corregir dejándose llevar por los sentimientos, que decía San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, no va con usted. Eso le honra.

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