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El dinero público ha alimentado el negocio de hospitales privados de los hermanos Gallardo

Acto de presentación del grupo Vithas en 2012.

Raúl Rejón

Los hermanos Gallardo anunciaron su puesta de largo en el negocio de la sanidad privada prácticamente al mismo tiempo que regularizaban los 113 millones de euros que habían mantenido ocultos en Suiza y Panamá, según se desprende de la investigación 'Los Papeles de la Castellana' realizada de forma conjunta por eldiario.es, La Marea y Diagonal basada en documentación recibida en el buzón fíltrala.org.

En noviembre de 2012 (el mismo mes en que se acogieron a la amnistía), el grupo presentaba la marca Vithas, fruto de la compra del negocio hospitalario de Adeslas y en el que La Caixa continúa como inversor con un 20%. Entrar en el mercado sanitario en España implica acceder a una buena inyección de dinero público que las administraciones dedican a conciertos y colaboraciones con el sector privado. Nada más nacer, el grupo de los hermanos Jorge y Antonio Gallardo ya estaba ingresando unos 30 millones de euros públicos: el 15% de la facturación de 196 millones, según explicaron ellos mismos durante la presentación de su marca.  

Desde aquel anuncio, Vithas Salud ha pasado de 10 a 12 hospitales. Y su facturación ha crecido un 34%, hasta los 300 millones anuales, según las cuentas de la compañía. Varios de sus centros han ganado nuevos concursos o han firmado convenios con la sanidad pública.

Sin ir más lejos, en diciembre pasado, el hospital Vithas Virgen del Mar de Almería se llevó un contrato para “estancias médicas de enfermos pluripatológicos y paliativos” convocado por la Junta de Andalucía. Se concedió por trámite urgente y por más de un millón de euros. Un año antes, la Consejería de Salud andaluza les había adjudicado en un procedimiento negociado sin publicidad el servicio de estancias médicas por 270.000 euros.

Los conciertos sanitarios son práctica habitual en España. Al ser Vithas el primer grupo hospitalario privado del país con capital nacional, el riego de los presupuestos públicos les ha llegado a buen ritmo. Su hospital en Galicia, el vigués Nuestra Señora de Fátima, tiene un convenio firmado con el Servicio Galego de Saude para aligerar la lista de espera quirúrgica. Ha recibido unos 2.000 pacientes de media al año. Y unos cuatro millones de euros. También ha suscrito acuerdos específicos para las patologías cardíacas.

En las Islas Canarias, los centros Santa Catalina (Las Palmas de Gran Canaria) y Santa Cruz, en Tenerife, aparecen en el listado de hospitales con concierto con la Consejería de Sanidad. En la Comunidad Valenciana, el Vithas Perpetuo Socorro de Alicante mantuvo servicios concertados con Sanitat hasta, al menos, 2013: más de 400.000 euros para intervenciones de cataratas o juanetes.

La expansión de la familia Gallardo por la sanidad pública no se ha quedado ahí. Hace menos de un año, Vithas entró en el accionariado de un grupo sanitario regional de las Islas Baleares: Red Asistencial Juaneda. Se hizo mediante “una importante ampliación de capital” de Juaneda, según explicó la corporación. Sin especificar cifras. Unos meses antes, en febrero de 2015, Juaneda se había hecho con el contrato para dispensar el servicio público de radioterapia oncológica en Ibiza y Menorca: un total de 13 millones de euros y siete años.

Las mutuas de accidentes

Además de los conciertos y convenios al uso, los hospitales de Vithas han encontrado una fuente de ingresos desde la contratación pública en la asistencia sanitaria a cuenta de las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, que se alimentan de las cuotas abonadas por los trabajadores y empresarios. Los Presupuestos Generales del Estado de 2016 asignan a este apartado 1.308 millones de euros.

El grupo de los Gallardo ha recibido diversas de estas adjudicaciones de las mutuas. En noviembre de 2014, Vithas Nuestra Señora de Fátima (Vigo) se llevó el contrato de Mutua Galega para dos años. Más recientemente, en enero de 2016, Vithas Nuestra Señora de la Salud de Granada obtuvo la licitación llevada a cabo por la Mutua Universal Mugenat por 560.000 euros. Ese mismo mes, el centro de Vithas en Benalmádena (Málaga) ganó el concurso de Ibermutuamur para 24 meses y otro medio millón de euros.

El chollo de la asistencia geriátrica  

La asistencia hospitalaria pura no es el el único ámbito socio-sanitario en el que los hermanos Gallardo han encontrado nicho de negocio. La familia posee el 50% de un fondo de inversión llamado G Square Capital. Entre las sociedades que controla ese fondo se encuentra el gigante del sector geriátrico SAR Quavitae

SAR Quavitae tiene conciertos y concesiones por toda España. Según su memoria, colabora con todos los gobiernos autonómicos, más de cien ayuntamientos (Madrid y Barcelona incluidos) y tres diputaciones provinciales como “proveedor de servicios públicos”. Tiene cientos de plazas de residencias de ancianos financiadas con fondos públicos. También es contratista para la gestión completa de algunos centros propiedad de administraciones como la Comunidad de Madrid o la Diputación de Álava. La firma es adjudicataria también de servicios sociales típicos de los gobiernos locales como la teleasistencia o la asistencia a domicilio. SAR Quavitae facturó el año pasado 280 millones de euros, según los datos que ofrece la compañía, aunque sin desglosar.

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