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Cospedal pasa de tener el control total del partido a quedarse sin opciones para suceder a Rajoy

La número dos del PP, María Dolores de Cospedal.

Iñigo Aduriz

Era la candidata de los aparatos por el férreo control del partido que ha ejercido con contundencia desde su despacho de la séptima planta de la sede nacional de Génova los últimos diez años. Pero esa ventaja no le ha servido en las primarias en las que, por primera vez en la historia del PP ha tenido voz la militancia. María Dolores de Cospedal ha sido eliminada de la primera vuelta de las primarias y su derrota ha sido contundente: se ha quedado casi diez puntos por debajo de Pablo Casado y once por debajo de la ganadora Soraya Sáenz de Santamaría.

La exministra de Defensa tan solo ha resultado vencedora en tres comunidades autónomas: su feudo de Castilla-La Mancha, Galicia y Asturias. Pero más de un cuarto de los afiliados inscritos en el proceso, el 25,92%, se han decantado por su candidatura. Por eso, consciente de que su papel ahora será decisivo para decantar la balanza a favor de uno de los dos ganadores, tras conocer su derrota sí ha considerado que los candidatos tendrán que tener en cuenta los apoyos que han votado por ella.

Cospedal mantiene una enemistad conocida con la ganadora, Sáenz de Santamaría. Y ésta le ha ganado el pulso interno que han mantenido en los últimos años en el PP de Mariano Rajoy. Por eso es previsible que quienes han apoyado a Cospedal opten ahora por respaldar a Pablo Casado. Por eso será clave el papel que jueguen los compromisarios cercanos a la exiministra en el congreso de los días 20 y 21.

Este jueves Cospedal no ha aclarado si le apoyará, esperando quizá a conocer qué le ofrece el joven vicesecretario. “Es muy precipitado contestar a esa pregunta”, contestaba en la rueda de prensa que ha ofrecido en Génova, tras conocer su derrota. Según ella, se debe abrir “un periodo de reflexión de lo que debe ser mejor para el PP y para España. Debe salir un partido popular más fuerza, más unido, que tiene que tener claro los valores que debe denfeder, del centro reformista”.

En el partido que surja de las primarias la exministra de Defensa no quiere tener ningún cargo, pero sí cree que quienes le han votado debe poder tener también el poder orgánico que les corresponde. “Yo no aspiro a ninguna responsabilidad ni cargo en el PP, pero considero que hay muchas personas que han apoyado esta candidatura que tienen que estar presentes en el futuro de nuestro partido. Un 26% de los votantes no se pueden quedar fuera del futuro del partido”, ha dicho este jueves. Respecto a su futuro, aún no ha tomado una decisión, o por lo menos no ha querido contarla: “Haré lo que considere mejor para el partido. Lo que no voy a hacer es entorpecer a quien tenga que ser el futuro presidente”, ha concluido.

Las primarias pueden ser el final de su carrera política. Cospedal decidía dar el paso y entrar en la batalla por liderar el PP tras ser durante los últimos diez años la persona de más confianza del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy. Él la eligió como secretaria general en 2008. Él la puso como candidata en Castilla-La Mancha, comunidad de la que fue presidenta de 2011 a 2015. Tras perder el Gobierno regional, Rajoy la recicló al nombrarla como ministra de Defensa.

En sus diez años controlando el partido, Cospedal ha hecho frente a los principales casos de corrupción que han azotado a los populares. Precisamente ha hecho de esa batalla su principal argumento de campaña. “Me he querellado contra el señor Bárcenas, así que complejos y miedo, ninguno”, decía la semana pasada en una abarrotada sede del distrito de Salamanca del PP. “Si gano, los corruptos no tendrán cabida en el PP”, decía entonces. No no solo no ha ganado, sino que se ha quedado fuera de juego.

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