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Feijóo se afianza como candidato de unidad para liderar el PP mientras Cospedal toma ventaja interna

Feijóo, uno de los posibles candidatos para suceder a Rajoy.

Iñigo Aduriz

La incógnita sobre quién optará a suceder a Mariano Rajoy al frente del PP sigue sin despejarse 24 horas después de que el expresidente del Gobierno anunciara su marcha en una lacrimógena reunión del Comité Ejecutivo Nacional del partido. Oficialmente, ninguno de los miembros de la formación que figuran en las quinielas de los últimos días ha decidido dar el paso. No es el momento, dicen, a la espera de que el próximo lunes la Junta Directiva Nacional de los populares ponga fecha y establezca las reglas del juego del próximo congreso extraordinario que se celebrará con seguridad el mes que viene –está por determinar qué fin de semana–.

Por el momento lo único que dan por hecho dirigentes territoriales del partido es que el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, anunciará la próxima semana su intención de liderar el PP. Y también que dada la enemistad entre la todavía número dos de los populares, María Dolores de Cospedal, y la aún vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, así como entre los afines a ambas, el dirigente gallego es el único que puede garantizarse el apoyo de prácticamente todos los miembros del PP, pertenezcan a la familia que pertenezcan. 

“Les propongo que no insistan en este tipo de cuestiones”, decía este miércoles el mandatario autonómico a los periodistas que le insistían sobre su postulación a suceder a Rajoy, “primero porque estoy ejerciendo de presidente de la Xunta y segundo porque no hay ningún congreso convocado de momento”. Miembros del partido consultados por este diario aseguran, en cambio, que ya ha tomado esa decisión que, como explica La Vanguardia, ha comunicado en privado a distintos dirigentes populares. 

El riesgo del cisma interno

De él destacan que, en comparación a Cospedal y Sáenz de Santamaría, no tiene tacha en su gestión de gobierno en Galicia. Obvian, quizá, el escándalo que supuso la aparición en 2013 de unas fotografías de Feijóo con Marcial Dorado, condenado por narcotráfico. Señalan que él siempre ha ganado las elecciones y que ha podido gobernar, a diferencia de Cospedal, que a pesar de lograr que el PP fuera primera fuerza en Castilla-La Mancha dejó al partido con menos votos que en las elecciones anteriores, perdiendo así el Ejecutivo regional del que era presidenta. 

Por parte de la aún vicepresidenta, aseguran que sido muy criticada dentro de la formación conservadora por su gestión de la crisis catalana. Esta misma semana el exministro de Asuntos Exteriores, militante del PP y diputado en el Congreso, José Manuel García Margallo, definió a Sáenz de Santamaría como “la persona más poderosa de la historia de España desde Godoy” y la culpó de ser “la única responsable” de “decisiones estratégicas equivocadas”.

Lo que más preocupa en las filas del partido es que las tensiones internas rompan la unidad. Que se dé un cisma que deje al PP en una situación de debilidad en el momento en el que más debe esforzarse en vencer la lucha con Ciudadanos o Vox por la hegemonía de la derecha española, justo al inicio de un nuevo ciclo electoral. O que llegue y se refleje en la opinión pública la que fuentes que conocen los entresijos de los populares han llegado a denominar una “III Guerra Mundial” en sus filas.

“No somos el PSOE”, aseguraba el martes un dirigente regional. Salga quien salga elegido, apuntan en el PP, el partido será una piña al día siguiente, como ha sucedido hasta ahora con todos los presidentes nacionales. Pero en esta ocasión preocupa la polarización que se ha dado en los últimos años entre los apoyos de Cospedal y los de Sáenz de Santamaría y que ésta acentúe la división, las viejas rencillas y la política de cuotas a la hora de conformar los distintos órganos ejecutivos que salgan del congreso extraordinario. 

Distintas estrategias

Ambas quieren sondear primero internamente sus opciones antes de decidirse a dar el paso para liderar el PP, aunque las dos parecen mantener estrategias distintas. Cospedal ha tomado ventaja apenas un día después del anuncio de Rajoy. Aprovechando su condición de secretaria general, este miércoles era entrevistada en cuatro medios de comunicación diferentes, algo nada habitual.

En todos ellos, las mismas palabras y ninguna certeza sobre su futuro: “Es una decisión que tengo que tomar y cuando la tome la comunicaré (...), pero no estoy en un proceso de si veo o no veo quién tenga que ser candidato, sino en un proceso de cuál debe ser mi posición para conseguir que del congreso el PP salga más fuerte, más unido y reforzado, haré lo que sea mejor para mi partido, en ese proceso estoy”. 

La ventaja que ella misma reconocía en las entrevistas es que al ser la máxima dirigente orgánica solo por detrás de Rajoy –que ya ha dicho que no quiere inmiscuirse en la organización de su sucesión–, estará en buena parte en su mano la organización del congreso. Cospedal podría ser juez y parte en el proceso, al menos hasta que comunique si opta o no a la Presidencia del PP. Preguntada por esta aparente incompatibilidad, la ministra de Defensa en funciones respondía apelando al “sentido común”, como insinuando que si da el paso dejará antes la Secretaría General. 

Junto a Rivera o Ana Botín

Sáenz de Santamaría, por su parte, quiere mantener su perfil institucional mientras sondea a sus compañeros sus opciones de vencer el liderazgo del PP. Aunque este jueves dejará oficialmente el Gobierno entregando la cartera de la vicepresidencia a la socialista Carmen Calvo, dirigentes populares consideran que mantendrá su presencia en actos al margen del partido en los que pretende reafirmar su condición de “estadista” y ganar puntos para convertirse en candidata a la Moncloa en 2019, si vence la batalla interna.

El primero de ellos tendrá lugar este sábado, cuando asista en Turín a la reunión del Club Bilderberg, un exclusivo foro mundial al que también han sido invitados el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, el exconsejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, o la del Banco Santander, Ana Botín.

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